Campeche

'Ixtoc”: A 40 años del primer mega derrame en la Sonda de Campeche

A finales de la década de 1970, la industria petrolera en la Isla del Carmen se encontraba apenas en sus albores, con el descubrimiento del Complejo Canterell a inicio de la década y los trabajos exploratorios que durante ocho años se realizaron para lograr su producción; sin embargo, antes de concluir el decenio, uno de los peores desastres ambientales ocurriría como una advertencia de los riesgos humanos y ecológicos de la explotación petrolera sin las adecuadas medidas de seguridad, la explosión en el pozo Ixtoc I, considerado el primer mega derrame de petróleo de PEMEX así como el primero en la Sonda de Campeche, estimado a su vez como el tercer derrame más grande a nivel mundial.

Recordatorio de una tragedia que tras más de 40 años pareció olvidarse en los gobiernos neoliberales, responsables de accidentes en años recientes, ya no por la inexperiencia como en la década de 1970, sino por desidia y abandono de las instalaciones marinas.

Era el 3 de junio de 1979, cuando uno de los primeros pozos en los que se iniciaba la producción de Cantarell estalló, generando un derrame de hidrocarburo que -según relatos de la época- duró todo un año, desgracia ecológica ocurrida en el pozo Ixtoc I y del cual jubilados como don Juan José Izquierdo Molina aún recuerdan, por lo impactante de observar una columna de petróleo crudo alzándose en las aguas del Golfo de México durante varios meses.

Carmelita avecindado desde hace varios años, José Izquierdo llegó a la Isla del Carmen precisamente gracias a la industria petrolera, fue aquí donde vivió sus años de desarrollo profesional que se vieron marcados por aquel aciago día de 1979, aunque inició en PEMEX a los 18 años en 1971, hacia el 79 se encontraba laborando en las primeras plataformas.

“Llegué a trabajar a la plataforma ‘Guerrero Negro’, a la plataforma ‘Mayo’, estuve en las plataformas y ya de ahí en 1980 empecé a trabajar en herramientas especiales, entonces ahí llegaba todo el material que se enviaba a la plataforma Ixtoc, cuando llegaron los tanques llenos de plomo para echarle al pozo Ixtoc, con un embuto se le estuvo echando, pero el pozo tenía mucha presión y sacaba todo el plomo, desistieron y el pozo no lo controlaron, el pozo se apagó solo, llegó el momento en que se apagó y ya”.

Producción perdida

Se estima que el derrame duró 280 días, del 3 de junio del 79 hasta marzo de 1980, y que durante ese tiempo se derramó un volumen aproximado de 3.3 millones de barriles de crudo, unas 530 mil 300 toneladas, de esta cantidad se quemó el 50 por ciento, se evaporó el 16 por ciento, se recolectó apenas el 5.4 por ciento y se dispersó el 28 por ciento, según informes de la época, ocasionando lo dispersado daños ambientales en las costas de Ciudad del Carmen y todo el Estado de Campeche, así como Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, y reportes de Texas, en Estados Unidos.

A decir de Izquierdo Molina, el pozo no fue taponado sino que se apagó por sí solo y ya nunca más volvió a producir, “el campo Ixtoc ya no volvió a funcionar, Ixtoc Alfa quedó nada más como plataforma satélite y de comunicaciones, satélite porque ahí llegaban los helicópteros a cargar combustible, era como una base que llegaban cargaban y se iban, ya nunca funcionó de perforación, haga de cuenta que fue como una vejiga que está presionado, le meten una aguja se sale todo, se secó y se acaba”.

“El derrame duró un año, desde 1979 hasta el 80, tirando petróleo, un año exacto, por eso te digo que no se controló, solito se apagó”.

Otro aspecto impresionante en los primeros días, pero que se volvió “común” y parte del paisaje, fue la enorme flama que duró varios meses, cuyo resplandor alcanzaba a verse desde las playas carmelitas, “la llama duró muchos días, sí se veía hasta la costa de Carmen la flama que alumbraba, ibas a la costa y ahí se veía”.

Cacicazgo histórico

Los recuerdos de la época hacen inevitable cuestionar sobre las condiciones de trabajo en esa época en la que PEMEX apenas se instalaba en la Isla, así como la relación con una población acostumbrada en ese entonces a la bonanza del camarón, por lo que algunos no se mostraban interesados en laborar en aquella industria; pero también, por la existencia desde ese entonces de cacicazgos sindicales y cobros de cuotas que poco se diferencias a las prácticas que persisten hoy en día.

“Cuando llegamos aquí a Ciudad del Carmen, estaba gobernado por una delegación de la Sección 22, el señor Tito Torruco era el amo y señor de aquí de Ciudad del Carmen, era de la Sección 22 del STPRM -recordó el jubilado-, desde entonces ya tenían sus personas que cobraban por él, se encargaban de cobrarle a toda la gente, agarraban un helicóptero con una maleta llena de dinero y se iban para Agua Dulce, Veracruz, a entregar cuentas allá a los Ricardez, a Roberto Ricardez”, relató.

“Cacicazgo siempre se ha presentado, a nosotros no nos cobraban mucho para ese entonces, 500 pesos por 28 días aquí en tierra, yo era encargado de equipo”.

Finalmente, él sufrió la represión sindical por buscar un cambio en el STPRM, “me jubilaron en el 2002 por andar en el grupo del Frente Nacional Petrolero, jubilación a la fuerza, a la mala, porque tenía apenas 24 años de antigüedad y tenía 49 años de vida, ellos me mandaron a jubilar, ni modo, entré a trabajar a una compañía como supervisor de materiales, pero ya no fue lo mismo”.

Desgracia generó empleo

También era otro Carmen, una Isla de calma y tranquilidad, “sus calles eran de arena, la 35 era de arena, había casitas de madera, estaba bonito, Ciudad del Carmen estaba bonito, las puertas de las casas eran altísimas y podías dormir con la puerta abierta, así yo dormía porque el calor era abundante; llegabas, te quitabas la ropa, te acostabas y te dormías así, de puertas abiertas y no pasaba nada”.

Sin embargo, don Juan José Izquierdo precisa que el derrame también tuvo un aspecto positivo, y fue la inclusión de la mano de obra laboral local, aunque algunos rechazaron el empleo por tener mejores ingresos, de entonces data el mito de que se “regalaban las fichas”.

“No se regalaba la ficha, no se regalaba el trabajo, se dio trabajo y luego obtuvieron la ficha las personas que cuando se derramó el pozo Ixtoc pues no había quien quisiera recoger el petróleo que llegaba a las playas, y ahí entraron algunos que luego ya se quedaron en PEMEX”.

“Entonces nos mandaron que ‘consíguete un trabajador’ y ya íbamos con los paleteros, los camaroneros, los pela camarón. Bueno, con decirte que los pela camarón ganaban mucho más que un petrolero; que ‘cuánto pagan’, te preguntaban, pues 500 pesos a la semana, ‘no, hombre, yo gano 4 mil pelando camarón’, así era, no querían trabajar en PEMEX”, rememoró.

“En cambio, con los paleteros les decías: Oye, fíjate que están pagando 500 pesos, ‘¿dónde?’, y dejaban el carrito, y ya de ahí fueron obreros con PEMEX, quedaron con ficha, trabajaron en los talleres porque eran personas con bajo nivel académico, muchos venían de otros estados, algunos muy pobres, y fueron los que aprovecharon y se contrataron y ahí quedaron hasta que ahí se jubilaron muchos”, concluyó.

(Texto: Carlos Valdemar /

Fotos: C. Valdemar / Especial)