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Campeche

'Es necesario dar a conocer a Jesús”

DZITBALCHE, Cam., 22 de enero.– Con celebración eucarística iniciaron las novenas en honor al Niño Dios, en conocido domicilio donde acudieron decenas de feligreses para acompañar y arrullar la imagen al término de la homilía, que ofició el párroco José Luis Yeh Ehuán.

El sacerdote destacó que “hoy empezamos en ese caminar de los misioneros pero que llevan con ustedes a sus casas al Niño Dios, el misionero número uno es Jesús, su misión de Jesús vino a cumplirla entre nosotros, la misión de que conozcamos realmente nuestro Dios, porque pensamos: ‘Dios la idea que será, no la veo’.

“Entonces cuando Jesús se encarna en el vientre purísimo de la Virgen María va tomar forma y va nacer ahora un niño y ese niño va crecer y ahora cuando pensamos en Dios, ya no nos imaginamos en una nube, no sino como nosotros carne y hueso, pensamos en Dios padre y como nos imaginamos a Dios padre, como una persona adulta viejito y como nos imaginamos a Dios hijo.

“Hace dos mil años un hombre de 30 años que salió a predicar y a los 33 años fue crucificado en la Cruz y el Espíritu Santo como dice San Juan, el espíritu de paloma, así como una paloma se posó sobre Jesús el Espíritu Santo, pero la imagen de la paloma no es que el Espíritu Santo sea una paloma, nos hace entender que el espíritu se eleva, cuando una persona se muere su espíritu se eleva hacia Dios.

“La misión de Jesús es dar a conocer al padre y como dice Felipe, muestra al padre y Jesús dijo: ‘Quién me ha visto a mí, ha visto al padre’, por eso salimos de casa en casa, entra a alegrar el corazón de la familias, porque Dios tiene que ser una alegría en nuestra vidas y lo que vas a compartir lo vas a compartir de corazón y Dios te lo va multiplicar, Dios lo va recompensar”, puntualizó el prelado ante los atentos fieles.

De la misma manera refirió que “hoy celebramos a Santa Inés virgen y mártir, una mujer que a los 12 años fue sacrificada porque no se quiso enamorar de ningún hombre, sino se enamoró con Jesús y dijo entregar como una virgen y morirá virgen”.

Al término de la celebración los presentes arrullaron, cantaron y bailaron con el Niño Dios en el que la celebración se convirtió en una fiesta católica. Por último, el sacerdote rifó bonitos regalos.

(Néstor Cuevas)

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