La visita de Claudia Sheinbaum a Palizada transformó una mañana común en un episodio memorable, desde las primeras horas del día, cuando la neblina estaba presente sobre los techos de lámina y la quietud típica del río seguía presente, largas filas de ciudadanos comenzaron a formarse a lo largo de las calles cercanas al punto de reunión.
La sede de la reunión de la mandataria con los paliceños fue a un costado del río Palizada, donde el murmullo de voces, los pasos sostenidos y el ir y venir de familias enteras anunciaban un ambiente distinto, un ánimo de expectativa.
A lo largo de esas calles, grupos de vecinos colaboraron en los preparativos, varias lonas de gran tamaño aparecieron sujetas entre los postes, convertidas en mensajes de bienvenida para la Presidenta, que, por primera vez, acudía personalmente para escuchar y hablar con los paliceños.
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Cada lona proyectó un mensaje claro: la población deseaba recibir a la Presidenta con orden, entusiasmo y un rostro digno de su identidad. La escena pintoresca resaltaba con los colores de las casas y edificios: azules eléctricos, amarillos intensos y marrones oscuros.
Al mismo tiempo, jóvenes, personas mayores y estudiantes sostuvieron cartulinas creadas a mano, con frases de apoyo, agradecimientos, peticiones y hasta dibujos que representaban a la Presidenta.
El sol apareció con fuerza cerca de la media mañana, y a pesar del aire húmedo, la multitud mantuvo el ánimo intacto. Una mezcla de expectativa y orgullo era evidente entre los asistentes, quienes compartían agua, improvisaban abanicos y aprovechaban el evento con heladeros y vendedores de raspado.
Cuando la comitiva presidencial ingresó por la carretera principal, el murmullo se transformó en cánticos y aplausos. La camioneta de la Presidenta apareció saludando desde la ventanilla, con movimientos pausados que generaron una oleada de emoción. La caravana avanzó con lentitud, pues la propia Claudia Sheinbaum decidió detenerse para saludar a los ciudadanos.
Cada pausa provocó que las filas se comprimieran, los brazos se elevaran y las voces alcanzaran mayor intensidad. Un abuelito le ofreció una carta escrita, una madre acercó a su hija, y un grupo de campesinos mostró una manta con el nombre de sus comunidades. Las expresiones de sorpresa y alegría fueron constantes.
Varias familias mencionaron que jamás imaginaron una movilización tan grande en Palizada, describiendo la ocasión como un momento histórico para su municipio. Durante su estancia, la Presidenta intercambió palabras breves, escuchó solicitudes y respondió con gestos de atención.
Al finalizar, un coro espontáneo surgió: “¡Presidenta, presidenta!”, extendiéndose como una ola imponente. La visita dejó la estampa de una comunidad unida, capaz de transformar una mañana ordinaria en un acontecimiento memorable para la memoria local.
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