
La escasez de especies marinas como robalo, huachinango y pargo se ha intensificado en las últimas semanas debido al aumento en la temperatura del mar, advirtieron comerciantes locales del sector pesquero ribereño, como José Rodríguez Chan. Explicó que, desde el año pasado, se ha notado una baja sostenida en la producción, pero la situación actual es crítica, pues además de la veda del camarón, la escama también se ha alejado de las costas.

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Indicó que, desde el año pasado, cuando se registraron temperaturas extremas, notaron que las especies se alejan de la costa, donde el agua está más caliente. Sin embargo, en esta ocasión, la temporada de calor comenzó antes y ha sido aún más intensa, ya que mayo está por terminar sin que se haya registrado una sola lluvia.

"El agua se calienta y el pescado se va a zonas profundas. Ahorita prácticamente no hay nada. Ni escama, y como no podemos capturar el camarón porque está en veda, estamos preocupados. Nadie sale a pescar porque no hay nada aquí cerca, y para irnos más lejos, la gasolina está tan cara que lo que terminamos trayendo no cubre la inversión", señaló.
Explicó que, una de sus lanchas salió a pescar la tarde del pasado viernes y regresó la madrugada de este sábado. En todo ese tiempo, solo lograron capturar dos rayas, lo que, al venderlas, no generó ingresos suficientes para recuperar los 45 litros de combustible utilizados para llegar a la costa norte de Ciudad del Carmen, un área usualmente favorable para la pesca.
Rodríguez Chan agregó que, con la llegada de la temporada de calor, los volúmenes de captura disminuyeron drásticamente, afectando tanto a pescadores como a vendedores. "Estamos en plena temporada de producción y no hay producto. Lo poco que sale sube de precio", detalló.

El robalo, por ejemplo, que habitualmente se vendía en 140 pesos por kilo, ahora alcanza hasta 170 pesos, un aumento de más de 20%, lo que encarece la cadena de consumo y reduce las ventas, pues muchos clientes optan por comprar menos o prescinden del producto.
Los comerciantes esperan que, con la llegada de las lluvias, las aguas se enfríen y se reactive el ciclo reproductivo de las especies, lo que permitiría una mejor pesca. "La esperanza está en que llueva. Si no hay lluvias, esto se va a complicar más, porque sube el precio y no hay quien compre".
JGH