Por Ivi May Dzib
Apuntes de un escribidor
III
Para construir una cultura de la educación para la salud es importante también el trabajo de las enfermeras y enfermeros que en un principio se consideraba un trabajo artesanal, como de menor importancia en comparación con los médicos, pero al igual que se transformó el concepto de salud, también lo hicieron sus practicantes.
Cuando pensamos en atención médica, casi siempre toda la importancia recae en el doctor, aunque si bien es él quien da el tratamiento, es la enfermera la que permanece cerca del paciente durante el proceso de recuperación, aportando los cuidados pertinentes, esto se empezó a hacer empíricamente, ya que la enfermera observaba las necesidades del paciente y le proporcionaba el cuidado adecuado, desde lo más básico, proporcionarle cierto confort, también ha estado en los momentos críticos, en donde el paciente muchas veces se siente desprotegido, con la incertidumbre de lo que pasará con él y su salud. Aunque es el médico el encargado de diagnosticar, es la enfermera la que tiene la mayor interacción con la familia, viendo de cerca la parte humana, pero esta actividad tiene sus orígenes desde la conquista, cuando los españoles trajeron consigo personas que cubrían esta función. Hay que señalar que “el nombre de ‘enfermera’ (o) se denominan las actividades que mujeres y hombres realizaban en los hospitales fundados desde el siglo XVI en la Nueva España”. (Hernández)
La educación en el ámbito de la enfermería inició con la necesidad de que se formaran en una escuela las parteras, ya que la tasa de mortandad era bastante alta debido a las complicaciones que se presentaban en el parto, se puede decir que el oficio de la enfermería es parte fundamental del sistema de salud y que su profesionalización nos habla de la complejidad de esta práctica, pero no siempre fue así:
“En la mayoría de las ordenanzas aparecen en la categoría de ‘sirvientes’ porque además de atender a los enfermos se especifica su ubicación laboral: ‘enfermera lavandera’, ‘enfermera cocinera’, ‘enfermera mandadera’. En esa misma estratificación, las parteras se ubicaban dentro del personal ‘científico’ o del ‘administrativo’ y su salario era tres veces mayor que el de las enfermeras”. (Ibíd.)
Es importante saber que los médicos fueron los que se preocuparon por capacitar personal de enfermería en nuestro país, para eso contrataron enfermeras norteamericanas para que se estableciera una escuela gratuita para enfermeros, esto fue en 1898, cuando era presidente Porfirio Díaz. Pero desde siempre el sueldo de una enfermera no se compara con el de otros especialistas de la salud, por ejemplo: “A fines del siglo XIX el sueldo que recibían las enfermeras era de $8.25 mensual (ocho pesos con veinticinco centavos). Una remuneración muy limitada, comparándola con el sueldo del doctor Liceaga que era de $166.66 mensuales (ciento sesenta y seis pesos con sesenta y seis centavos) como director de la escuela”. (Ibíd.)
Se dice que la enfermería moderna nace en México en 1944 con la fundación del IMSS, porque era tanta la demanda de las escuelas que en 1947 se fundó la Escuela de Enfermería del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), cuya preparación incluía la mística de los preceptos de la Seguridad Social. Podemos señalar también fechas importantes para la enfermería mexicana, por ejemplo:
“En 1976 se crea el Sistema de Universidad Abierta (SUA), logrando llevar a la ENEO a las instalaciones ex profeso para la enseñanza de la enfermería. De 1994 al 2003, la ENEO se convierte en Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS); se inician estudios de posgrado entre los años de 1997 a 2002 con el Plan Único de las Especialidades de Enfermería; en 2002 se aprueba el Plan de Estudios del Programa de Maestría en Enfermería, además de iniciarse los Programas de Alta Exigencia Académica (PAEA): PRONABES y PROBETEL; se inaugura el laboratorio de Fundación UNAM”. (Ibíd.)
Continuará
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