Síguenos

Última hora

Morena denuncia a Alessandra Rojo de la Vega por retirar estatuas del Che Guevara y Fidel Castro

Cultura

Sembrar lectura posibilita la magia de cosechar literatura

Edgar Rodríguez Cimé

A Armando Dzul Ek (+), Isaac Carrillo Can (+) y Patricia Martínez Huchím (+), escritores mayas, discúlpenme por fallarles (se fueron a descansar bajo la Gran Ceiba antes de que se publicara Pensadores Mayas Contemporáneos).

Como informó POR ESTO!, amaneciendo el siglo XXI mediante un concurso del programa nacional de apoyo a los creadores obtuve financiamiento para publicar el libro Mérida sin arrebol (sin maquillaje), mismo que fue presentado, donado a las redes de bibliotecas públicas, obsequiado a camaradas, amigos, cuates y conocidos, mientras la mayoría fue vendido como “pan caliente”. Después, supongo, fue leído por los lectores y, ahí suponía, concluía el oficio literario.

Este texto habla, por primera vez, de la diversidad sexual en la blanca, racista y homofóbica Mérida, por lo cual resultó pionero en tratar con seriedad un asunto que la doble moral local esquiva y critica en corto. Por lo cual resultó una “ruptura” en el tratamiento literario de un tema espinoso pero muy vigente.

De esta forma, desfilaron por la “alfombra roja” de Mérida sin arrebol homosexuales, lesbianas, travestis y hasta uno de los primeros transexuales de estas ardientes pero mojigatas lajas, hablando de la diversidad de género. Donaciones de paquetes de libros y textos sueltos adquiridos por los lectores literalmente cubrieron de la biblioteca de Peto hasta aviesos lectores del populoso sur, oriente y poniente de Mérida.

Dieciocho años después, con el cambio de administración tricolor a panista, me encontraba “tronándome los dedos” por dos razones: la posibilidad de perder la chamba y también por la coedición pendiente del libro “Pensadores mayas contemporáneos”, propuesta por Ediciones Oblicua, de Barcelona, Cataluña, España, para tratar con la nueva directora de literatura de la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán, para lo que había solicitado cita.

“Don Edgar le avisaron de la Dirección de Cultura que puede usted pasar”, me dijo amablemente Marisa, la secretaria de nuestro departamento. Le agradecí, tomé un ejemplar de No tengo tiempo de cambiar mi vida para obsequiarle a la directora, como muestra de mi oficio, agarré también mi libretita de notas con el calendario maya (que me compró la Violeta en Playa del Carmen) y me apersoné adonde me llamaban. “Pase usted”, dijo Anita, la secre de literatura.

“Buen día, soy Edgar Rodríguez Cimé, soy escritor y…”, no me permitió continuar la directora de literatura, quien exclamó sonriendo cuando me vio entrar a su oficina: “¡Soy tu fan!”, dejándome literalmente petrificado, como en el antiguo juego infantil: “¡Engarróteseme ahí!”. “Por cual libro”, le pregunté. “Mérida sin arrebol, lo he recomendado mucho a amigos y lectores…”.

…Y entonces comprendí que la “siembra de lectura”: “creación”, talleres”, “bibliotecas”, que el oficio literario realiza con la paciencia de un monje budista de los países de Oriente, conlleva implícita la futura cosecha en forma de “lectores” o “literatura nueva o emergente”.

Con mis lectores mayas y chavos urbanos me daba por bien servido, pero jamás imaginé tener “fans” entre los leedores de clase media o alta, como me ha sucedido: investigadores de ciencias sociales, estudiantes o profesores de universidades particulares, profesionistas de la burocracia, y hasta algún reconocido “cronista del Ayuntamiento de Mérida” (¡saludos, maestro Jorge Álvarez Rendón!).

Huelga decir que como la directora de literatura conoce mi obra, esto seguramente facilitará la ¡largamente esperada! coedición de “Pensadores mayas contemporáneos”.

A los 13 participantes en “Pensadores mayas contemporáneos”: ¡Ya mero les cumplo!

edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

colectivo cultural Felipa Poot Tzuc

Siguiente noticia

Solo resta una semana para que comience el 26 Festival Internacional de Ballet de La Habana