Por Pedro de la Hoz
Si un personaje, entre dos millones, encarna al habanero, si alguien, entre los mucho más de dos millones, dentro y fuera de la isla, que festejan el advenimiento del medio milenio de la ciudad, simboliza la coronación de los empeños para que la celebración sea un nuevo hito en la reanimación de la urbe, ese es Eusebio Leal Spengler.
Ha vivido y gozado cada metro de La Habana. También ha sufrido, pero fiel a su filosofía, siempre se ha levantado. En lo personal, hubo momentos recientes en que pensó no llegaría a los 499 años cumplidos de la ciudad –este viernes 16 de noviembre–, aquejado por graves dolencias que lo llevaron más de una vez al quirófano, mientras la diabetes hacía mella en su físico.
Sin embargo, allí está, a pie de obra y con el verbo encendido. Vestido con sus ropas grises de tejido basto para sus andares cotidianos –solo las abandona cuando debe acudir a un acto protocolar– y con los ojos abiertos a lo grande y lo pequeño, lo previsible y lo imponderable.
Allí está, el historiador de La Habana y principal animador de la restauración y la proyección sociocultural de la capital de la isla antillana, con su paso ligero, dándole tres vueltas a la ceiba plantada frente a El Templete, edificación de estilo grecorromano levantada en 1928 entre la Plaza de Armas y la Avenida del Puerto, donde cada 16 de noviembre los lugareños, tras circunvalar el árbol, piden a la providencia se cumplan sus deseos.
Allí está soñando con los pies en la tierra las tantas acciones coordinadas para cuando La Habana, en 2019, llegue a sus 500 años.
En el orden constructivo, queda mucho por hacer. Desde finales de 2017 se ha acometido la rehabilitación de 400 consultorios médicos, 47 policlínicas y 358 establecimientos de la red de servicios.
Grandes obras se avizoran, entre ellas: la restauración de la Estación de Ferrocarriles, del Mercado de Cuatro Caminos y el Museo Nacional de la Música.
Estos esfuerzos tienen fundamentos en un concepto que Leal defiende: “La Habana de 1519 no es solo la ceiba y la parte antigua. La Habana es hoy un todo. Histórica en todos sus barrios y espacios, desde San Miguel del Padrón hasta Diez de Octubre, el Cerro, Plaza, en la actual división territorial formada por 15 municipios. Se definen en ella regiones particulares dentro de la unidad de la ciudad”.
También alerta que “no va a ser recordada por aquel hecho pretérito de 1514 o 1519, aunque esto es importante, sino por una acumulación de valores que llegan hasta hoy. Ese rumor que nos llega del Prado, del monumento a La Habana, que es la Fuente de la India, es que la ciudad está viva y que ha llegado hasta nosotros”.
Capital de una isla bloqueada, pero también víctima de la desidia y las indisciplinas sociales de algunos de sus actuales moradores y la inoperancia de más de una entidad enclavada en ella, la ciudad se presenta como escenario donde pugnan los nuevos actos de fundación en la batalla contra los inertes e indolentes.
De ahí que un día como hoy el clamor de Eusebio, quizás el más leal de los habaneros, cobre sentido: “Luchemos por La Habana, aceptemos el desafío de luchar por nuestra ciudad. Ha llegado el momento de La Habana porque si es la capital de la Cuba, que ha resistido hasta hoy y a nada teme y todo lo espera, simple y sencillamente su capital tiene que ser su rostro, y no es posible que sea un rostro desatendido. Debemos recuperar la dignidad de la ciudad”.