Ivi May Dzib
Apuntes de un escribidor
Leemos las noticias todos los días y nos escandalizamos ante casos donde parecería que la violencia va ganando terreno en una ciudad que alegamos no fue siempre así, sobre todo cuando se trata de casos de abuso sexual a menores, asesinatos y feminicidios. El más reciente, el de una joven de apenas 16 años, nos da qué pensar, ya que expone varias de las problemáticas que se tendrían que atender desde la educación para generar una cultura que frene o amaine el odio que los hombres tienen hacia las mujeres y que se traduce en su cosificación.
Alexis González, otro adolescente de 17 años, es el feminicida de la joven Berenice L., cuyo cuerpo arrojó en un terreno baldío de la colonia Nueva Kukulcán de esta ciudad, su caso es una repetición, un calco de muchos otros: embaraza a la chica, tienen un hijo, se separan, ella sigue su vida y ante la posibilidad de que pueda rehacerla con otra persona, la expareja prefiere matarla. Ese dicho telenovelesco de “si no eres mía no serás de nadie” retumba en los oídos y las mentes de muchos hombres, sin importar la edad, creyendo que la mujer es de su propiedad no se tientan el corazón para quitarles la vida, ¿cómo prevenir esto?
Lo primero que se tendría que hacer es reforzar la educación sexual que se da en la escuela pública, porque hay muchas cosas que tienen que quedar claras, tanto para los maestros, los alumnos y los padres de familia. En primera, que la mujer tiene derecho a decidir con quién quiere estar y el hombre tiene que respetar esa decisión. También tendríamos que exigir que el aborto sea una posibilidad de vida, sobre todo cuando vemos relaciones entre gente muy joven, donde todavía son niños y tienen ya que hacerse cargo de otro niño, muchas de esas relaciones se mantienen a través de la presión, la amenaza, el chantaje, no hay un real consentimiento y el producto es un embarazo no deseado, y con eso el hombre cree tener ya el permiso de propiedad de una mujer, argumentando que es la madre de su hijo.
También hay que educar en casa para dejar de fomentar el machismo, porque también es de machos echarle la culpa a las abuelas o a las madres, quienes solo reproducen modelos impuestos de manera milenaria, hace falta pues una cultura del respeto, la libertad y autonomía, pero eso solo se puede lograr a través de acciones directas, de programas con una visión integral cuyo eje sea la posibilidad de formar personas con criterio, no repartiendo culpas ni revictimizando a los familiares.
Casos como el de Berenice se seguirán repitiendo, pero en vez de escandalizarnos debemos apoyar las iniciativas que pueden frenar un poquito esta problemática; si embargo, hacemos lo contrario, decimos no a la educación sexual porque pervierte, decimos no a educar con amor y libertad porque los niños se mal acostumbran y hacen lo que quieran, decimos no a legalizar el aborto porque es matar a criaturas inocentes que no tienen la culpa de la “calentura” de sus padres. Y decimos sí a los golpes, sí al abuso y a reproducir modelos de violencia sexual porque eso es lo normal y no se conoce otra alternativa, decimos sí a criar niños siendo niños, y así siempre...
A veces estamos a favor de estas iniciativas pero solo de palabra, ya que cuando llega el momento de la acción uno las reproduce. Porque puedes condenar todo tipo de violencia, pero defenderás a capa y espada la que ejerces, hay que mofarse de los que ilusamente creen que puede haber algún tipo de igualdad.
ivimayd@hotmail.com