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Cultura

El eterno femenino de Alberto Bojórquez

Por Fernando Muñoz Castillo

I

En 2003, al calor de la alegría en que nos encontrábamos por la reciente exposición de Gabriel Ramírez en la Galería Pecanins, comencé una conversación con Alberto Bojórquez (1 de enero de 1941 Motul, Yucatán. México, D. F. - 2003) con la idea de realizar un libro sobre él, su trabajo, su música y sus filias…de esta conversación interrumpida, rescato este fragmento:

“Ya estoy en una etapa en que no se me antoja hablar como lo hacía antes de las mujeres del cine de Alberto Bojórquez, porque antes yo trataba de justificar mi actitud de una manera demasiado teórica y demasiado visible: citar a Simone de Beauvoir a todas estas feministas que escribieron estos primeros libros sobre la situación de la mujer en la sociedad actual. Yo leí mucho sobre esto que siempre me interesó.

Siempre el mundo de la mujer y yo. Trataba de justificar esta simpatía por este mundo hablando de todas estas mujeres teóricas y geniales como es el caso de Simone de Beauvoir.

”Ahora después de pensarlo, de no pensarlo mucho, sino de una manera disfrutable, descubrí que realmente lo que sucede es que mis novelistas predilectos son también retratistas de mujeres, Sthendal es un...parece que era un misógino, traía anécdotas muy tristes con las mujeres, pero fue un gran retratista femenino. En Rojo y Negro está Matilde, Madame de Renal. Stendhal siempre en sus novelas: Rojo y negro, La Cartuja de Parma, siempre retrata dos mujeres que se contraponen mucho. Matilde y Madame de Renal en Rojo y negro son dos mujeres muy diferentes, pero con el mismo carácter estoico, insistente, solidario, etcétera...Recordemos como Madame de Renal mata a Julien Sorel y Matilde le corta la cabeza para darle un beso.

”Seguramente son estos pintores, escritores de mujeres los que más han influido sobre mí, y obviamente coincide mi vida privada con estas lecturas, mi vida privada de estar siempre enamorado de una mujer por allá. Siempre la imagen de la madre como formadora de mi personalidad, entonces seguramente eso es más valioso que todas esas teorías que en mi época de paperas cinematográficas pretendía sacar como bandera para defender a mis personajes femeninos. La cosa es mucho más sencilla, es mucho más espontánea y definitivamente… los personajes literarios como los de Balzac, además de Stendhal o el mismo Joseph Conrad en una novela genial que se llama Victoria, son los verdaderos formadores de este gusto que yo tengo por lo femenino”.

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