Cultura

Algunas cosas que ya no se usan: la tinaja, jícara, piedras de moler y el lec, entre otras

Roger Aguilar Cachón

Con el desarrollo natural de nuestra sociedad y con la entrada al siglo XXI, muchas cosas han cambiado en nuestra cotidianidad, esto se debe a que cada día se están buscando estrategias para optimizar el tiempo y esto ha dado como consecuencia la adopción de nuevas cosas que agilicen nuestras vidas y por consiguiente la extinción de otras que por antiguas y obsoletas se han dejado de usar y solamente viven en la conciencia y recuerdo de algunas personas y forman parte de nuestra tradición yucateca.

Las nuevas generaciones están acostumbrados y han visto desde temprana edad la utilización del plástico en sus hogares y no han podido conocer y ver la transición entre lo natural y lo artificial. Ante esto, el de la letra ha conocido y visto la manera en que algunos objetos de uso cotidiano hace algunos años, -cuando estaba en mis mocedades- eran de uso normal en la mayoría de las casas de los familiares y amigos del rumbo. A continuación se hará una descripción de algunos objetos que se han dejado de usar y que en ocasiones solamente se pueden ver cuando hay alguna exposición de altares del hanal pixán o bien cuando se estudia de manera profunda nuestra cultura yucateca.

Uno de los objetos que se usaban y que se colocaba siempre en un rincón de la cocina o del comedor y que servía para refrescar el agua para tomar, que había sido hervida con anterioridad, era la tinaja, un recipiente elaborado de barro y que podía tener en su superficie externa algún detalle de adorno, algunas podían tener tapa pero en la mayoría de las casas donde había una, se usaba un pedazo de madera para evitar que entraran en ella algunos bichitos o bichotes que enturbiaran o echaran a perder el líquido vital. En aquellos años no era necesario ponerle al agua hielo, ya que al servirse siempre estaba fresca.

En la mayoría de los casos se servía en un pichel, siempre de plástico duro, ancestro de la jarra y que se ponía en el centro de la mesa ya sea con el jugo para acompañar las comidas o bien solamente el agua para saciar la sed. Recuérdese que un buen número de personas no tenía la posibilidad de tener en sus casas refrigeradores o alguna nevera de madera con recubierta de metal por dentro para hacer el papel de refrigerante al que se le ponía hielo. Los picheles se volvieron muy famosos y para los festejos del día de la Madre era común que los niños y adolescentes compraran para regalar a sus mamás algún pichel en diversas formas, recuerda el de la tinta haber comprado para tal efecto uno en forma de piña. Este objeto ya está en desuso, ya las familias no usan el pichel y muchos desconocen su significado, ya se usa la jarra, aún siendo de plástico.

En el mayor de los casos, el agua que se sacaba de la tinaja, se hacía usando un pote (vaso) de peltre o bien una jícara, fruto del árbol del mismo nombre que posterior a la bajada, el fruto se partía en dos y una vez terminada la labor del hervido, se procedía a pulir con una lija u otro elemento para tal fin. Las jícaras de diversos tamaños se han usado siempre y no es raro que en alguna población del interior del Estado su uso sea normal, para tomar agua, pozole, café, refresco o simplemente agua, cada uno de estos líquidos adquiere una frescura diferente a los servidos en vaso. En algunas ocasiones las jícaras de gran tamaño se han usado para bañarse, cuando esto sucede se dice que se bañó a jicarazos o bien cuando a alguna persona se le corta el cabello de manera circular se dice que se usó una jícara para tal efecto.

Las jícaras son objetos que pueden ser adquiridos durante todo el año en lugares específicos como los mercados y sus precios no son muy caros. De diferentes tamaños y seguro que algún caro o cara lectora comprará una para saber si es cierto que los líquidos adquieren un sabor diferente al tomarlos en ellas.

Antes de la llegada y adopción de la licuadora como un objeto de uso imprescindible para todo lo referente a la cocina y preparación de algunos jugos y demás, lo común era ver que para poder moler algunas de las especias que se necesitaban para la comida se usaba la piedra de moler, en otras latitudes llamadas metates, contaba para el molido de una barra de piedra grande que se llama brazo y que sirve para poner en ella la pimienta, el ajo, tomate y demás elementos para la cocina y se procedía a moler, es decir pasar el brazo de piedra de arriba hacia abajo hasta que las especias se hayan combinado y quedaran bien molidas. Se menciona que los antiguos mayas presentaban en su dentadura desgaste por el uso de este objeto ya que cuando se molían se quedaba impregnadas en esta combinación pequeñas piedritas que se comían con el guiso y hacía que los dientes se desgastaran. En algunas cocinas donde la que prepara la comida es mayor, aún se puede ver que se muelen las especias usando esta piedra de moler.

Sin lugar a dudas un objeto que antes era de uso diario en la mesa de la cocina y que ahora solamente los podemos ver en algunos restaurantes regionales de comida yucateca es el famoso y redondo, aunque puede ser también un poco oblongo, lec, objeto cuya función es la de conservar las tortillas calientes, envueltas en una servilleta de tela. Este objeto es de tamaño diverso pero siempre liso y con un color natural, no es común verlo decorado. Los lecs eran usados en la mayoría de las casas de los meridanos y yucatecos de manera normal, pero ante la llegada del plástico y su intromisión a los hogares con el nombre de tortillera, los antes conocidos lec, se han dejado de usar. Es un objeto de nuestra cultura que ya no forma parte del menaje de la cocina, pero que es uno que puede ser adquirido en la actualidad y les aseguro a mis lectores que si lo adoptan, notarán que las tortillas se mantienen calientitas y suaves.

Para finalizar este viaje al pasado, hay que mencionar un artefacto que mucho antes de la llegada de la licuadora era muy preciado en la cocina, ya que no sólo se usaba en la hora del desayuno, sino que también para la merienda y cena, me refiero al batidor, era usado para preparar el chocolate de cada día y cuando se usaba, la que lo manejaba era diestra en el uso del molinillo que cuando lo hacía girar, topaba con el anillo de la ama de casa, léase mamá, y producía un ruidito muy característico. Los batidores cuando se adquirían y previo a ser usado, tenía que ser curado con un poco de manteca para que no se rajara y pueda usarse con líquidos calientes. Un dato importante es que en los lugares donde se compraba se podía encargar con alguna decoración, nombre o apellido de la familia. Aún pueden ser conseguidos para uso ornamental, ya que es más fácil usar la licuadora que este objeto, mismo que no sólo hacía que el chocolate quedará con una espesa espuma, sino que también producía una musicalidad que identificaba de inmediato que se estaba utilizando.

No hay que olvidar también el uso del coco, tamulador o kutero para hacer chile kut con un poco de cilantro y cebollita, también se usaba el calabazo, bisabuelo o más de los termos o vasos térmicos que se usaba para llenarlo de agua para saciar la sed y que se tapaba con un pedazo de elote seco. Seguramente habrán otros que se quedan en el recuerdo, pero para muestra, un botón.