Síguenos

Última hora

Inicia registro a Pensión Mujeres Bienestar para mujeres de 60 a 62 años; esto debes saber

Cultura

Ecos de mi tierra

Luis Carlos Coto Mederos

Adolfo Martí Fuentes929El perro y la jicotea “Al agua no, que está fría;

mejor al fuego que humea”,

clamaba una jicotea

con flagrante hipocresía

a un perro que pretendía

suprimirla. En mala hora

echó al agua a la traidora,

pues libre dijo al sabueso:

“Eres un tonto sin seso,

porque soy gran nadadora”.

930El mulo andariego

Se encontró un mulo andariego

con un hacha en su camino

y le propuso destino

de turista veraniego.

“A mi familia te agrego

siempre que pagues”. Y el hacha,

que era un poco vivaracha,

preguntó enseguida al mulo:

“Dime, andarín, ¿con qué culo

se sienta la cucaracha?

931La jutía y el majá

Una vez cierta jutía

encontró preso a un majá,

que al verla grito: “¡Piedad,

sácame de aquí, luz mía!”

Con inocente osadía

liberó al astuto endriago

y éste, ya ausente el halago,

la atrapó veloz y dijo:

“Te voy a comer, ¡carijo!,

yo el bien con el mal lo pago”.

932Comidas

Me gusta comer congrí,

con puerco asado y chatinos;

ensalada de pepinos

y mi ración de guagüí.

Casabe, ajiaco. Otrosí:

la guaposa montería…

Y para final querría

en vez de licor o té,

mi taza de buen café

con mi vaso de agua fría.

933La bibijagua y el árbol

Estaba la bibijagua

comiendo en un naranjal,

cuando vino un vendaval

y se puso el tiempo de agua.

A corpulenta majagua

voló en busca de escondrijo;

pero como ésta le dijo

que se fuera, le responde:

“La cosa se ha puesto donde

la mona no carga al hijo”.

934Refranes “El que con niños se acuesta,

piña, mamey y zapote”,

fue el refrán que el papalote

dijo a la chiringa apuesta.

Y ésta que andaba molesta

respondióle diligente:

“Sale el sol por el oriente,

piña, plátano y boniato,

los sin narices son ñatos

y el tiburón come gente”.

935El grillo triste

Chirriaba un grillo apenado

su monótono lamento:

“¿Para qué quiero alimento

si no me cabe un bocado?

¡Para qué tan verde prado,

si el verde me emperejila?

¿Para qué ponerme en fila

si me gusta presumir?

¿Para qué quiero vivir

si la muerte me encandila?”.

936Desventuras del piojo

Llevaba el piojo un mensaje

a casa del carpintero.

Les contaré el derrotero

de su incómodo viaje:

Un sapo en fértil paraje

se comió al animalico:

la culebra en un tantico

engulló al violento sapo,

y el gavilán que era guapo

se echó la culebra al pico.

937El conejo decimista

El conejo decimista

estaba muy indignado

por no haber sido aceptado

en la grey cultiparlista.

El conejo dijo, en vista

de lo cual, a sus fraternos:

“Perdonen, bardos modernos,

indiscutibles rapsodas,

si no comparto las modas

que exhiben vuestros cuadernos”.

938Epílogo

Lector: Ha sido mi empeño

darte sin vana elocuencia,

reflexiones de prudencia,

pero en envase pequeño.

Si el intento fue halagüeño

agradezco tu bondad;

mas, como sé tú equidad

es justo que deje escrito:

Si no te gustó el librito

saluda mi brevedad.

Eliseo Diego

I

Poeta, escritor y ensayista cubano. En cierta ocasión, se autodefinió su oficio de poeta al expresar: “Soy, de oficio, poeta, es decir: un pobre diablo a quien no le queda más remedio que escribir en renglones cortos que se llaman versos. Y lo hago no por vanidad o por el deseo de brillar, o qué sé yo, sino por necesidad, porque no me queda más remedio que escribir estas cosas que se llaman poemas”.

Eliseo es considerado uno de los más grandes poetas de Latinoamérica.

El día 2 de julio de 1920 nació en la ciudad de La Habana.

Fue uno de los fundadores de la Revista Orígenes.

En 1986 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por el conjunto de su obra y recibió en 1988 y 1989, sucesivamente, el Premio de la Crítica.

Nuestra estrofa nacional aparece dentro del conjunto de su obra a modo de viñetas, pero con una absoluta e impecable factura, como el resto de su poesía.

El 1 de marzo 1994 falleció en México, a consecuencia de un infarto del miocardio vinculado a un edema pulmonar agudo. El 3 de marzo son trasladados sus restos a Cuba. Octavio Paz, escritor mexicano, Premio Nobel de Literatura, al enterarse de la triste noticia, dijo: “Sólo faltaba la muerte a Eliseo Diego para convertirse en leyenda de la Literatura Latinoamericana”.

939La taza

He olvidado la sorpresa

de las flores amarillas

en tu mantel, y las sillas

adornadas de pobreza.

Mas la porcelana espesa

de la taza que me diste,

como palabra me asiste

que de repente deslumbra

con su revés. Y me alumbra

los años su nieve triste.

Siguiente noticia

Nunca olvidar a Orrego Salas