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Cultura

Del auto de fe de De Landa al fascismo de los gobiernos panistas en el siglo XXI

Por Edgar Rodríguez Cimé

La historia de la sociedad maya yucateca

El obispo Diego de Landa se distingue por ser el destructor de altares, imágenes, estelas, códices y manuscritos en una hoguera de la Santa Inquisición en 1562, pero siendo honestos no ha sido el único en la historia de la sociedad maya yucateca colonial y “moderna”, porque en pleno siglo XXI se siguen expresando nuevos “autos de fe”, como la censura al mural Cenote de Sueños, de Juana Alicia, destacada artista del muralismo chicano, en la Escuela Superior de Artes de Yucatán, por criterios medievales de las autoridades panistas.

¿Qué es un auto de fe?: es un acto violento contra la cultura de otra civilización para castigar la negación de la fe hacia las creencias de quien posee el poder. Lo inauguró Landa con su tristemente célebre auto de fe en el pueblo de Maní, pero reapareció en el siglo XXI con el ascenso político del PAN a la gubernatura de Yucatán.

Entonces, como auguraba el poema Esperando a los bárbaros, del persa Omar Kayhan, llegaron los “bárbaros del siglo XXI”: gente inculta y fanática de criterios medievales, para atentar contra el patrimonio cultural de Yucatán, cual yihadistas destructores de arte: comenzaron despidiendo a los artistas de la añeja Banda de Música, continuaron con el despido laboral del Premio de Periodismo Cultural y concluyeron con la prostitución de la Secretaría de la Juventud, que usaron como plataforma política para impulsar la posterior carrera política de un cretino.

Lo rupestre y fanático de Patricio Patrón fue la rancia “cereza” que coronó el ambiente de “auto de fe” que se vivió entre la comunidad de artistas. Tal fue el desconocimiento de la gente profesional del panismo sobre el universo cultural de Yucatán, que tuvieron que echar mano de una norteamericana que les abrió los ojos en “cultura urbana contemporánea”, pues consideraban esas expresiones juveniles como “vandalismo”.

En cultura maya no desarrollaron nada pero bien que se dedicaron, mediante la contratación de dos conocidos “intelectuales orgánicos”, a administrar las migajas destinadas como “política pública asistencialista” entre las enormes necesidades de la población mayahablante de Yucatán.

Pero, de nuevo con los panistas, en 2019, no le fue nada bien a la comunidad artística que vio con tristeza el despido de todo el personal del ballet financiado con nuestros impuestos, nomás por imponer sus “pistolas” la nueva Secretaria de Cultura. Por si fuera poco, acusando a los priistas de usar la Secretaría de la Juventud como “plataforma política”, desaparecieron esta dependencia con tanto por hacer entre la juventud popular desmadroza que carece de opciones de empleo, deporte y cultura y se mal encamina con el alcohol y otras drogas ilegales.

Pero el colmo fue lo del mural. Estuvo propio de una aldea de Polinesia, si hablamos de estadios (niveles de desarrollo cultural). Ese “director de artes visuales” que “prohibió” mostrar públicamente el mural Cenote de Sueños (donde se muestra la enorme riqueza de nuestra cultura popular, maya, fauna regional y símbolos culturales, y citadina, cultura ferrocarrilera), “enseñó los dientes” del totalitarismo que distingue a los “fascistas”. Gente intolerante contra quien no va con sus creencias.

Si la comunidad artística continúa arrodillada, la próxima vez intentarán ocultar el Monumento a la Patria (por neomaya) o ponerle otro nombre al teatro Peón Contreras: “Olegario Molina”.

edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

Colectivo cultural Felipa Poot Tzuc

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