Por Luis Carlos Coto Mederos
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Filosofía africana
Casa de campo dotada
de lujo y comodidad,
donde la felicidad
se tiene como alquilada.
La familia acomodada
de don Julián el patrono,
vive allí como en un trono
de esplendor extraordinario;
porque es rico propietario,
es hacendado y colono.
Su esposa y sus hijas son
piezas de una misma hechura:
tres cuerpos de seda pura
y de piedra el corazón.
Divulgar su religión
es lo que les entretiene,
y la Biblia les mantiene
sus corazones contentos,
y de los mandamientos
cumplen lo que les conviene.
Con su pose adinerada
hoy vemos a don Julián
dándole al negro Fabián
clases de Historia Sagrada:
—Mira, negro, no me agrada
que sigas siendo un ateo;
pon atención, que deseo
verte aprender con cuidado
todo este libro sagrado
que como hermano te leo.
Entonces, con sutileza,
se acercó el viejo africano
con un sombrero en la mano
y un pañuelo en la cabeza.
—Mira, Fabián, aquí empieza
la lección interrumpida,
la que antes de la comida
repasábamos, Fabián:
pasajes de Eva y Adán,
los que nos dieron la vida.
—De Eva y Adán eres hijo
lo mismo que lo soy yo:
esa pareja pobló
el mundo que es tan prolijo.
Y no mintió el que te dijo
que nuestros padres, Fabián,
son ésos: Eva y Adán
y aunque tú eres africano,
ante Dios eres mi hermano
y ante Dios te alabarán.
Entonces movió las manos
y dijo el negro Fabián:
—Quiere decir, don Julián,
que usté y yo somos hermanos?
¿Que no hay padres africanos,
cubano, españó ni inglé?
Dígame entonces por qué é
Que usté calza buenas botas
y yo, con las carnes rotas
tengo podrío lo pie?
—Yo vivo en la choza fría
que se cala como un jibe,
y usté, que es mi hermano, vive
en casa de mampostería.
¿Dónde tá la herencia mía
de Adán cuando se fue al cielo?
Usté tá viviendo al pelo,
bien comío y abrigao,
y yo con hambre, ripiao,
y con lo pie por el suelo.
—No, Fabián la evolución
del mundo ha sido muy grande,
y no hay razón que demande
igualdad de posición.
El Dios de la creación
que hizo a nuestro padre Adán
puso su mayor afán
en que haya grandes y chicos,
unos pobres y otros ricos:
así es el mundo, Fabián.
—Bueno, tá bien, don Julián
esto usté me lo perdona:
¿el perro de la patrona
también es hijo de Adán?
Pos yo veo que le dan
bistec-filete y congrí
y si perro come así
de lo que a mí me negaron,
¡jum!, a ese hermano dejaron
mejor herencia que a mí.
Don Julián se vio cogido
por la lógica que pesa
y tiró sobre la mesa
el libro descolorido.
Fabián siguió: No he querido
señalarlo con el deo,
pero callarme no pueo,
don Julián, y le soy franco:
¡ese libro lo hizo un blanco
‘pa meterle al negro mieo!
Chanito Isidrón
Raúl Ferrer Pérez
Pedagogo y poeta cubano. Símbolo de la Campaña de Alfabetización en Cuba, en 1961, y de la educación para adultos.
Nació el 4 de mayo de 1915 en Meneses, Yaguajay, provincia de Villa Clara.
Sus primeras nociones poéticas las recibió de su abuelo Eufemio, que más tarde descubrió su profesor de literatura. La oportunidad de relacionarse con hombres de letras y la influencia de los clásicos de la literatura universal contribuyeron al enriquecimiento de su posterior trayectoria literaria.
Ferrer Pérez obtuvo el título de maestro cívico rural y en septiembre de 1937 comienza a trabajar en la escuelita del central Narcisa, donde se consolida como pedagogo aplicando métodos novedosos. Es en esta época cuando realiza una parte importante de su obra poética, a la vez que desarrolla y fortalece su actividad partidista. Esta etapa le permite, dentro de su enseñanza sui géneris, combinar la docencia con el canto a la poesía y a la vida.
Desde 1942 y hasta 1962 ocupó disímiles cargos en el movimiento sindical de los educadores del país. Asimismo, a partir de 1959 desempeñó importantes responsabilidades en el Ministerio de Educación; ocupó un papel de primer orden en la Campaña de Alfabetización y luego en la Dirección de Educación para Adultos, hasta ejercer la responsabilidad de viceministro. En 1981 fue designado consejero cultural en la embajada cubana en la URSS, y al regresar encabezó la Comisión Nacional de Promoción de la Lectura.
Fue un ferviente seguidor de las ideas de José Martí, que puso de manifiesto tanto en sus obras como en su vida cotidiana. En varios de sus poemas le rinde homenaje al Apóstol, como en Romancillo martiano, Ronda del 28 de Enero, Lo necesario y Martí.
Raúl Ferrer Pérez, a pesar de sus responsabilidades y quehaceres, nunca olvidó el terruño donde había nacido y dado inicio a su fecunda obra. En reconocimiento a su trayectoria y labor educativa fue nombrado Hijo Ilustre de Yaguajay. Murió el 12 de enero de 1993 en La Habana.