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Cultura

El mural vacío de la ESAY, un misterioso veto

Conrado Roche Reyes

He seguido con mucho interés el caso del mural que la pintora Juana Alicia Montoya pintó en el vestíbulo de la recién inaugurada Escuela Superior de Artes Visuales de Yucatán (ESAY), esto es en el año de 2007, se puede decir que el día de la inauguración del recinto. Todo esto con bombo y platillo, calificándose en su momento como una gran empresa muralista de artista, quien es reconocida a nivel nacional e internacional como una de las máximas exponentes del muralismo contemporáneo. En su momento, absolutamente todas las autoridades gubernamentales, así como los más altos dirigentes de la cultura en Yucatán presenciaron el acto de develación. Lo aplaudieron, lo alabaron, no hubo palabras para explicar lo grandioso del mural, titulado Cenote de sueños.

Pero sucede que en el año de 2011 dicho mural fue tapizado, tapado con una especie de panel o lienzo, en realidad algo muy raro, digo, tanto este material, como el hecho de tapizar dicho mural. Era, en su momento, un agradable digamos recibimiento tanto para estudiantes como para visitantes al hermosos edificio que albergó a nuestra añeja Estación Central de Ferrocarriles.

Es realmente extraño, una labor como para Sherlock Holmes el averiguar el verdadero interés por borrar esta obra de arte. El hecho ocurrió, es decir, cubrirlo, y que en buen romance es vetarlo, en el año de 2011, cuando fungía como director de la Licenciatura de Artes Visuales de Yucatán Saúl Villa Walls. Me pregunto ¿qué pasará, qué misterio habrá?, como diría Raphael, otro divo, solo que este de Linares, España, no un al parecer misterioso personaje como el señor Villa Walls, que es hoy director de Proyectos y Evaluación de la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán. Explicó un día el señor Villa que se había tapado (censurado) dicho mural con una razón muy peregrina, no de labios purpurinos ni mejillas de arrebol, sino de higadilla, según mi entender. He aquí otra interrogante, siendo el espacio físico de la ESAY, el lobby incluido, de inmensas dimensiones, el señor Villa expresó que sobre el Cenote de sueños, en la tapia, se harían prácticas de muralismo entre los estudiantes de la institución. Esa es mi pregunta: ¿por qué precisamente allí, habiendo tanto espacio no para un mural experimental, de prácticas educativas, sino para varios paneles que sirviesen para lo mismo?

Esta razón que urdió para eliminar el mural de Juana Alicia no lo cree ni un niño de cinco años. Y ya, cuando la autora del mural hizo público aquel acto despótico, el señor Villa se niega a responder a los cuestionamientos de los reporteros. Señor, el trabajo de un periodista es indagar, preguntar, investigar para así informar a la sociedad de los hechos de interés que acaecen en la misma, y la de usted, un servidor público, el responder, dar la cara con los atributos de su sexo, no ocultarse en el hermetismo que se le irá revirtiendo. Muchas personas que ni en cuenta tenían aquello, ahora están muy interesadas en saber la realidad, y no es su deber, es su obligación exponerle a la sociedad el motivo de tal decisión, ya que está cundiendo el “sospechosismo”. Muchos nos preguntamos ¿qué habrá visto este señor en el mural para desecharlo? ¿Habrá algún mensaje subliminal erótico-político-religioso-ideológico, o simplemente animadversión? Y las preguntas más inquietantes son las que nos hacemos quienes pensamos mal (piensa mal y acertarás) que no es algo elemental, mi querido Watson, lo sucedido en la ESAY. Los malos pensamientos son: ¿Existirá el mural? ¿No será que ya fue desechado en once definitivo (asesinarlo)? ¿Será que lo destruyeron? Por esta y muchas cosas más, este personajazo que en su momento aplaudió el mural debería de dar, pero dar explicaciones y muy extensas. De estas cosas, cositas y cosotas es de lo que ya estamos hasta la madre. El presidente de la República lucha porque estas cuestiones se terminen, y ustedes no lo entienden. Les digo a quienes no quieren dar la cara: a cada cerdito le llega su capillita. He dicho.

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