Cultura

Espectro de Rodrigo Sigal

Pedro de la Hoz

Los profesores, estudiantes y público en general congregados en una de las salas de la habanera Casa de las Américas para asistir a la presentación de obras de los autores convocados a dirimir el Premio de Composición que otorga la institución, quedaron atrapados ante la innovadora propuesta del mexicano Rodrigo Sigal, uno de los más interesantes protagonistas de la escena actual de la vanguardia musical del continente.

Fundador y director del Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS), Sigal ha hecho una clara apuesta por la exploración y explotación de los recursos electroacústicos, procedimientos que en Cuba han tenido un notable desarrollo desde los tempranos años 60, cuando Juan Blanco y luego Leo Brouwer concibieron las primeras obras. Blanco creó luego el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica (LNMEA), principal núcleo de esa corriente en la isla, seguido por Carlos Fariñas, quien introdujo a nivel universitario la formación en la especialidad mediante el Estudio de Música Electrónica y por Computación (EMEC) en el Instituto Superior de Arte.

Antes de que la crisis económica de los 90 relanzara la necesidad de potenciar el sector turístico cubano, Varadero, balneario natural de magníficas playas en el litoral norte insular, fue sede de encuentros internacionales llamados Primavera de Varadero, presididos por Blanco con apoyo estatal. Los festivales se trasladaron después a La Habana, pero perdieron el encanto, no así el público que fue formándose. La música electroacústica en Cuba, sin perder el sesgo experimental, se diversificó con el tiempo y nuevos autores han salido a la palestra. El LNMEA, ahora bajo la dirección de Enmanuel Blanco, planta rescatar la celebración del Festival Primavera en La Habana, mientras mantiene viva su actividad creativa y promocional a lo largo del país.

En ese contexto, durante esta semana de abril, el programa del Premio de Composición Casa de las Américas 2019 decidió habilitar un espacio para la promoción y debate de la creación electroacústica, a partir de la presencia de Sigal, junto al maestro argentino-canadiense Ricardo Dal Farra y la cubana Teresa Núñez.

Sigal se pronunció por ampliar el concepto de música de cámara mediante la combinación de instrumentos convencionales con la generación electrónica de sonidos. Para demostrar en la práctica como lo hace, hizo escuchar al público sus obras Espectro para instrumentos de percusión y computadora (2016), Magnet (2017) para violín y computadora, y Contrapulse (2018) para violonchelo y computadora.

Sigal toma en cuenta cómo “en la música que incorpora medios electroacústicos, una sola nota o sonido ya no es necesariamente la más pequeña e indivisible unidad de contenido musical; por lo tanto, el desarrollo constante del lenguaje musical y la permanente recontextualización y análisis del material musical debe confrontar, de manera simultánea, características a niveles micro y macro. Debido a esto, el compositor debe ocuparse a la vez de múltiples escalas”.

De ahí que “transformar y combinar materiales sonoros al componer no pueden ser consideradas como dos etapas independientes; constantemente se toman decisiones y al mismo tiempo crecen la conciencia del lenguaje musical y la estructura. La constante mejora y adecuación del material para los propósitos musicales en particular le abre al discurso nuevas posibilidades”.

Durante la sesión, Teresa Núñez presentó Divertimento (2000), que recrea la estética mozartiana en cinta magnetofónica procesada; Con puntos y comas (2001), para distintos objetos y cinta; y Electro mix, díptico que toma como fuente principal el sonido de un clarinete.

Con Estudio de un ataque de timbal (1982), pieza donde utiliza un sampler; Integrados (1986), y EGT (1989), que articula la ejecución guitarrística con el manejo electroacústico, Dal Farra cerró el programa, no sin antes rendir homenaje a Juan Blanco al mostrar una banda sonora que compuso junto al cubano en 1989 para la Bienal de Sao Paulo.

Más tarde fue dado a conocer el Premio de Composición Casa de las Américas 2019, que recayó en la argentina Patricia Martínez por su trabajo Barely the Breath (Apenas el aliento). De acuerdo con el jurado, la obra contribuye a una perspectiva novedosa de la composición musical mixta y multidisciplinaria. Según el dictamen “es una pieza atractiva y bien estructurada que utiliza la interpretación escénica como soporte y ayuda de manera creativa a la integración de instrumentos acústicos, voz y electroacústica”.