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Cultura

Ecos de mi tierra

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El burro

El burro tocó la flauta

por un rebuzno casual,

y aquel soplo musical

no trazó ninguna pauta.

Por esa acción tan incauta

nadie lo creyó un artista;

mas reveló un panelista

que el jurado omnipotente

calificó de excelente

al burro como flautista.

José Antonio Fulgueiras

437

El servicio del Qué Bien

Cuando estuve en el Qué Bien

que funciona en Yaguajay

leí las cosas que hay

en letras: Qué Bien se ven.

Queriendo tomar el tren

que andaba en hora normal,

no pedí nada especial,

sino que sencillamente

solicité al dependiente

un refresco natural.

Y éste dijo sin demora:

Bueno, mire, compañero,

tiene que adquirir primero

el “tique” en la contadora.

Bien, detrás de una señora

que estaba en cola marqué.

Un cuarto de hora se fue

consumiendo lentamente,

hasta que, naturalmente,

por fin el “tique” compré.

De nuevo en el mostrador

me dijo el hombre: Lo siento,

debe tomar un asiento

para servirle, señor.

Mirando a mi alrededor

se desocupó la silla

que ocupaba una chiquilla,

y ya sentado y de frente

me despachó el dependiente

un refresco de vainilla.

Mire si era natural

aquel refresco, señor,

que sólo le hallé sabor

a un agua de temporal.

Y yo pensando: Qué Mal

el servicio del Qué Bien.

Lamento en un cien por cien

lo inútil de la demora,

porque en esa media hora

que perdí, se me fue el tren.

Luis Compte Cruz

438

Genio obsoleto

Un día en un basurero

una lámpara encontré,

enseguida la froté

con un paño y con esmero.

Salió un genio y dije: Quiero

que me traigas al momento

cien saquitos de cemento,

cuatro rollos de cabillas,

una caja de puntillas

y tablas pa´l cerramento.

Yo sé que vienes de lejos,

de una región muy remota,

pero añádele a la nota

varias cajas de azulejo.

Demuestra bien tus reflejos,

cumple al punto la misión,

pide prestado un camión

y con andares sencillos,

resuelve tres mil ladrillos,

arena, piedra y rajón.

Consigue, no seas remiso

ni te pongas tan huraño,

las piezas para mi baño

y baldosas para el piso.

El destino fue el que quiso

que te hallara en la basura;

busca también la pintura,

vuela por el cielo añil

y encuéntrame un albañil

que no le guste la usura.

El genio, desde un rincón,

me contempló de soslayo

y me respondió: Caballo,

tú pidiendo eres campeón;

no busques la solución

con un genio milagrero.

En esto no eres primero,

pues el que antes me tenía,

como yo no resolvía,

me botó en el vertedero.

Joaquín Andrés Castells

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