Cultura

Los cuentos de los Hermanos Grimm

Por Fernando Muñoz CastilloII y última

Caperucita Roja fue mi primer amor. Tenía la sensación de que, si me hubiera casado con Caperucita Roja, habría conocido la felicidad completa.Charles Dickens

Los Hermanos Jacob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859) Grimm, fueron dos jóvenes que asistieron a la Universidad de Marburgo. Ahí tuvieron contacto muy cercano con su maestro Carl von Savigny, quien “explicaba que las leyes naturales derivaban de la lengua y la historia de los pueblos y no debían ser aplicadas de manera arbitraria desde arriba.”1

Esto los influyó primero a estudiar filología y luego enormemente para desarrollar su trabajo posterior de compilación de las narraciones orales de los cuentos antiguos, esos que muchas veces ellos oyeron en la casa paterna cuando niños.

Muchos biógrafos dicen que los hermanos jamás hicieron un exhaustivo trabajo de campo, sino que se limitaron a recoger las narraciones orales de las personas más cercanas y ponen como ejemplo el que Dortchen Wild, hija de un farmacéutico y una de las más importantes informantes, luego fue desposada por Wilhelm.

Resulta muy interesante saber que además de los “Kinder-und Hausmärchen” (1812), escribieron conjuntamente el primer gran diccionario del idioma alemán. A esta edición de los cuentos siguieron cinco más, siendo la definitiva la séptima, que vio la luz en 1857.

Phillip Pullman escribe:

“…su preeminencia mundial es compartida sólo con ‘Las mil y una noches’. Son las dos colecciones más importantes e influyentes de cuentos populares que hayan sido publicadas jamás.”2

El trabajo de los Grimm surge en un momento crucial no sólo para Alemania que no existía como tal, sino para todo el mundo “occidentalizado”, que rehacía fronteras geopolíticas y se preguntaba qué significaba la nacionalidad, el pertenecer a tal o cual nación. Es el nacimiento de una novela histórica como la Walter Scott y en nuestro país la que escribe Justo Sierra O’Reilly. Es como vemos, un momento de cambios en todo el mundo, cuando aparece la recopilación de los Grimm, ya que la consigna mundial es: rescatar la memoria ancestral de la raza, para crear el concepto de identidad nacional.

“Ya hemos dicho antes que el cuento popular de hadas, como algo distinto a los cuentos inventados más recientemente, es el resultado de una historia a la que han dado formas varias clases de adultos tras contarlas millones de veces a otros adultos y niños. Cada narrador, al contar la historia, le añadía sus propios elementos para que él mismo y los que le escuchaban, a quienes conocía bien, le encontraran un mayor significado”.3

Bettelheim, escribe en otro capítulo de su libro lo siguiente:

“Nosotros damos impulso a las fantasías de nuestros niños, les permitimos que dibujen lo que quieran o que inventen historias. Pero si carecen de la fantasía heredada, es decir, de los cuentos populares, no podrán por sí solo inventar historias que les ayuden a vencer los problemas que se les presentan. Todos los relatos que ellos puedan crear serán únicamente expresiones de sus propios deseos y ansiedades”.3

Una vez más, la necesidad del contacto con las leyendas y cuentos ancestrales nos siguen abriendo camino en la vida y más cuando de niños se trata.

Leer a Bettelheim, es muy importante, sobre todo cuando nos ubica en ese pensamiento infantil en donde la moral no existe como la concebimos los adultos. Pensar en que el niño imagina matar a alguien o ser un monstruo, nos estremece, sin embargo, es algo normal en los infantes menores de 5 años, y he aquí donde el cuento infantil de hadas, en su crudeza, porque tanto “Caperucita”, “Piel de Asno”, o “Jack y los frijoles mágicos” no son muy sutiles que se digan, y hablan de muerte, ancianidad, incesto, hambre…cosas muy cotidianas en la vida a la que el niño se enfrentará en un momento indicado. Y es el cuento de hadas o cuento tradicional el que ayuda a este ser humano en crecimiento a hacerlo de una manera sana, ya que la fantasía es importante para nuestra vida como adultos.

Ahora oímos decir en los medios de comunicación: hay que tener hambre para triunfar, perseguir los sueños, luchar por ellos, cosas muy elementales que se aprenden en los cuentos infantiles de ayer y que siempre es grato ir a su reencuentro.

NOTAS

1.- Phillip Pullmanp. Cuentos de los Hermanos Grimm para todas las edades. Ediciones B, S. A., Barcelona, España, 2012, p. 12.

2.- Bruno Bettelheim. Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Editorial Crítica, Grijalbo, México, 1988, p. 213

3.- Ibid., p.173