Síguenos

Última hora

Le salen caros los videos al Chicharito; FMF y Chivas lo multan por comentarios sexistas y machistas

Cultura

La orgía

Fernando Muñoz Castillo

II

Como comentábamos en La Orgía cada 30 de mes, los personajes cambian de representador, menos la vieja anfitriona que sigue representando el mismo personaje, el de la Reina.

Hay momentos en que nos recuerda la cena del final de la obra de Rafael Alberti, El adefesio, la misma que copiara Luis Buñuel para su cinta Viridiana.

Como en Divinas palabras, hay un lisiado, en este caso es un mudo, hijo de la vieja perversa y abusadora.

Todo gira al rededor del sexo, la comida, el alcohol y la representación de un príncipe ruso que viaja a Latinoamérica, Argentina para ser precisos. Su viaje por nuestro continente lo realiza en tren. La historia se comienza a representar, pero es interrumpida por el hambre, la sed y las quejas de los demás representadores.

A través de estos acontecimientos rápidos, violentos y sobre actuados, que tienen una música estridente a un volumen que desespera más al público, se muestra la realidad en este caso, de nuestros países latinoamericanos explotados y masacrados por una IP insaciable coludida con los políticos ambiciosos y corruptos.

La historia debe tener un final y Éste es la muerte de la vieja, por un disparo accidental de uno de los personajes: la enana, que en esta ocasión representa al obispo. La iglesia que traiciona al sistema político imperante.

La farsa es más que grotesca: estridente y apocalíptica, de un humor caótico y devastador, implacable, que deja al público casi en shock, impidiéndole reír por lo violento y rápido y furioso de la acción y las actuaciones.

Por el tiempo en que fue escrita, nos hace regresar a esos años cruentos en que Sudamérica cae en manos de dictadores, narcos, militares, creando una violencia y un caos del cual todavía nadie se recupera. Es también el momento en que el pueblo reacciona armando la guerra de guerrilla.

Este tiempo que muchos creen que ha quedado atrás, tristemente se repite; se vuelve a repetir de una manera cada vez más vehemente en nuestro continente, como una sombra, como un jinete apocalíptico que viene a acabar con todo lo que hasta ahora conocemos como estabilidad social.

La virulencia de la obra nos acribilla de nuevo el alma y la conciencia, nos estraga el estómago y nos aporrea sin piedad la tranquilidad, dejándonos una mueca en los labios por el asqueroso sabor en la boca.

Continuará.

Siguiente noticia

Más allá de las teorías satánicas de la canción 'Stairway to Heaven”