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Cultura

Unicornio Por Esto: Como si estuvieras

Obra estrenada en 2014 con los actores Mary Llama, Karina Sabido, Ximena Lira Llama y Herminio Guerrero (Q.E.P.D.).
Unicornio Por Esto: Como si estuvieras
Unicornio Por Esto: Como si estuvieras

PAULA (Niña de ocho años)

SARA

MIGUEL

MUJER

NICOLÁS

El escenario se dividirá en dos partes a las que en el libreto se referirá a lado izquierdo y lado derecho. Del lado Izquierdo, es la sala - comedor de la casa de Sara, hay una mesa, tres sillas, una televisión un pequeño sofá, muñecas en el suelo, y cuadros de familia, una puerta va  para la cocina y otra para la calle. Del lado derecho actor, un departamento pequeño, en el que vive Miguel y la mujer, una cama, un clóset con ropa para el frío, una televisión de plasma, un perchero, un espejo grande,  una puerta va hacia el baño y otra a la calle. 

Del lado izquierdo Sara está tejiendo mientras ve la televisión y Paula está jugando muñecas.

Del lado derecho, Al entrar al escenario, Miguel se quita el abrigo y lo cuelga en el perchero, se quita los zapatos y toma el teléfono. Mientras está con él, se termina de desvestir hasta quedar en ropa interior.

Del lado izquierdo se escucha un anuncio comercial de juguetes para niñas. Suena el teléfono.

Paula               (Alza el teléfono.) ¿Bueno? ¿Quién habla?

(Al teléfono.)

Miguel              ¡Hija! Hola Paulita. Soy yo, tu papá.

Paula               Hola, papi.

Miguel                 ¿Cómo estás pequeña? ¿Te gustaron las  muñecas que te mandé? ¿Y la ropa?

Paula               ¡Sí! Me gustaron mucho.

Miguel                Qué bueno, hija.  Pásame a tu mami, ¿dale? Necesito hablar con ella.

Paula               Sí.

Miguel              Te quiero mucho, Paulita.

Paula               Yo también, papi. ¿Papi?

Miguel              Dime, hija.

Paula               ¿Puedes mandarme una casita para mis muñecas de esas que anuncian en la tele?

Miguel              Sí, cuando regrese alguien, te lo mando.

Paula               Papi…

Miguel              ¿Qué pasó, hija?

Paula              Y tú, ¿cuándo vienes?

(Silencio)       

Miguel              Pronto, hija. Pásame a tu mamá.

Paula               Te habla mi papá. ¡Dijo que me va a mandar una casita para mis muñecas!

Sara                 No sé a dónde vas a poner tantos juguetes, Paulita (Al teléfono) ¿Bueno?

Miguel              Hola.

Sara                 Hola. Ya tiene más de 15 días que no llamas.

Miguel              Qué bonita forma de saludar.

Sara                 Pues es que estaba muy preocupada.

Miguel                 Perdón, amor, estaba juntando dinero para enviarles. ¿Cómo estás?

Sara                 Bien.

Miguel              ¿Y mis papás?

Sara                 Están bien, desde la última vez que llamaste no ha pasado nada nuevo.

Miguel              ¿Y en el pueblo, qué novedad?

Sara                 Fíjate que la semana pasada se embarazó la hija de don Manuel Dzul, con el que jugabas fútbol. Fue un escándalo.

Miguel              Pues me imagino, a sus 15 años…

Sara                 Nosotros no tenemos derecho a juzgarlos, te recuerdo que yo quedé embarazada de Paula a los 17.

Miguel              No los juzgo, sólo que, conociendo a la familia de Manuel, no quiero ni pensar lo que le habrán hecho a la pobre niña.

Sara                 Pues no lo tomaron tan mal como me imaginé, es más, sé que están viviendo en casa de los papás del muchacho.

Miguel              ¿Todo bien en la casa? ¿No te hace falta nada?

Sara                 Todo bien.

Miguel              ¿Segura? Ya tengo juntado dinero como para que te compres una lavadora nueva, o una tele de plasma para que veas tus novelas, ¿qué te parece?

Sara                 Creo que más bien deberías empezar a juntar dinero para regresar. Te extrañamos aquí en la casa.

Miguel              Ya hablamos de esto Sara…

Sara                 Nunca hablamos de esto, cuando te digo que regreses, me cambias el tema. ¿A qué te quedas? Ya construiste la casa de material como querías, ya la amueblaste. Deberías empezar a juntar dinero para poner un negocio para mantenernos y volver.

Miguel              La niña está chica, apenas está en la primaria. ¿Tú crees que con un pequeño negocio la vamos a sacar adelante?

Sara                 ¿Y qué piensas hacer? ¿Quedarte hasta que termine la carrera?

(Silencio).

Sara                 (A Paula). Hija, ¿Por qué no vas a jugar con Clarita? 

Paula               ¡Pero yo quiero hablar con mi papá!

Sara                 Ya hablaste con él, mira, cuando vaya a colgar te llamo y vienes a despedirte, ¿está bien?

Paula               Está bien.

Sara                 (Al teléfono.) Miguel, ¿No te das cuenta que nuestra hija te necesita? Apenas y puede recordar tu rostro, necesita escuchar a su papá, estar con él. Es muy triste para ella saber que tiene un papá y no poder verlo.

Miguel              Sara, no empieces. Sólo quiero tener el dinero suficiente como para que nuestra hija termine una carrera.

Sara                 Y yo también te necesito. Hace cuatro años que te fuiste y no sabes cuánto te extraño. 

Miguel              Yo también te necesito Sara, te extraño. Extraño tu cuerpo. Pero debemos sacrificarnos por el bien de Paula. Te prometo que vamos a estar juntos otra vez.

Sara                 ¿Cuándo? ¿Cuando sea una vieja amargada?

(Silencio).

Miguel              ¿Qué más me cuentas?

Sara                 Nada. Ya te dije que aquí todo sigue igual desde la última vez que llamaste. La única que viene a visitarme a veces es mi amiga Rubí. Aunque últimamente empezaron a venir unas señoras de aquella sociedad de hermanas.

Miguel              ¿Sociedad de hermanas?

Sara                 Son del templo que está a la vuelta de la casa.

Miguel              Ah. Seguramente están extrañadas porque dejaste de ir.

Sara                 No me siento cómoda estando allá. Prefiero ir una vez a la semana con mi mamá a la iglesia.

Miguel              Pues ve donde te sientas cómoda. Diles que no regresen a la casa.

Sara                 Es que me siento mal por ellas, me ayudaron mucho cuando recién te fuiste.

Miguel              No me fui de la casa por eso.

Sara                 ¿Por qué lo hiciste?

Miguel              Pensé que me habías perdonado.

Sara                 (Silencio) ¿Por qué lo hiciste?

Se escucha “Las simples cosas” de Chavela Vargas, al tiempo en que Sara y Miguel se quedan únicamente en ropa interior y sentados en dos sillas que se dan las espaldas unas a otras.  Sara lee un papel, mientras Miguel se quita los zapatos.

 Miguel              No encontré trabajo. Para colmo las cosas cada día están más caras. En todos lados piden estudios mínimos de prepa. ¿No se dan cuenta que gente jodida como nosotros no tuvo la oportunidad de estudiar más que la secundaria? Creo que le voy a tomar la palabra a mi hermano de irme con él a San Francisco.

(Silencio).

¿Y tú que tienes?

Sara                 ¿Qué es esto?

Miguel              ¿Qué?

Miguel              ¿Dónde lo agarraste? ¿Lo terminaste de leer?

Sara                 ¿Con quién te estás revolcando?

Miguel              Sara…

Sara                 ¡Déjame! ¡Maldito! ¡Te odio! ¡Lárgate de mi casa, vete!

Miguel              Sara tranquilízate… No ha pasado nada, estás confundida...

Sara                 ¿Cómo que estoy confundida? ¿Me vas a decir que eso no era para ti?  

Miguel              Mira, escúchame: Hace tiempo que quiero dejarla, te lo juro. Pero me amenazó con contarte si la abandonaba, pero yo no quiero que nos separemos Sara, yo te amo. Eres la mujer perfecta…

Sara.                Déjame.

(Silencio)

Miguel              Perdóname, Sara, por favor. No sé por qué lo hice…

Sara                 ¡Como no vas a saber lo que hiciste!

(Silencio)

Sara                 ¿Quién es?

Miguel              ¿Para qué lo quieres saber…?

Sara                 ¿Quién es? ¿Martha? ¿Andrea? ¿Elsa? ¿Wilma? ¿Celia?

Sara                 Debí sospecharlo.

Miguel              Pero ella me buscó.  Y yo… yo soy hombre.

Sara                 Ahora entiendo por qué en el cumpleaños de mi papá se desaparecieron como una hora.

Miguel              ¿Qué querías que hiciera si a veces quiero estar contigo y tú no tienes ganas?

Sara                 Y en mi cara.

Miguel              Tuvimos una aventura a escondidas… Yo estaba muy tomado…

Sara                 ¿Y qué le voy a decir a Paulita? ¿Qué le voy a decir a mi mamá?

Miguel              Pero yo ya no quería seguir, y ella se obsesionó.

Sara                 ¿Qué voy a hacer?

Miguel              Quería que nos divorciemos para que me vaya con ella.

Sara                 Pues deberías hacerlo.

Miguel              No estamos pensando bien, Sara, lo de nosotros era una rutina; todos los días hacíamos lo mismo, nunca hubo algo nuevo. Me dejé llevar por ella…

Sara                 Tú lo que quieres es confundirme. Quieres echarme la culpa de algo que tú y mi hermana ocasionaron.

Miguel              No, Sara. Podemos volver a intentarlo

Sara                 No…

Miguel              (Se arrodilla) Por favor Sara. Te lo suplico, perdóname. Piensa en nuestra hija.

Sara                 ¿Y ahora qué voy a hacer?

Miguel              Vamos… qué vamos a hacer.

Sara                 Deberías tomarle la palabra a tu hermano.

Miguel              ¿Quieres que me vaya?

Sara                 Así la gente va a hablar menos.

Miguel              A mí no me importa lo que diga la gente.

Sara                 A mí sí.

Miguel              La voy a dejar.

Sara                 Es que mientras estés aquí, no estoy segura de que lo vayas a hacer.

OSCURO.

Regresan a las posiciones iniciales.

Al teléfono.

Miguel              Me vine a San Francisco porque tú me lo pediste.

Sara                 Sí, pero ya necesito que vuelvas.

Miguel              No quiero que creas que fui un cobarde. Además, la situación económica que pasábamos estaba muy difícil. Nuestra hija estaba creciendo y cada vez había más gastos, en ninguna parte había trabajo. Los pocos que conseguía eran temporales, tú fuiste testigo de eso, Sara.

Sara                 Fuiste cargador, taxista, mesero, albañil, carpintero…

Miguel              Plomero, electricista, pintor, cocinero, campesino… y por último…

Sara                 Mojado. (Silencio) Tal vez ya es tiempo de que vuelvas… Ahora las cosas pueden ser mejores.    

Miguel              No es bonita la vida que llevo aquí, Sara, esta no es mi tierra. Si vieras cómo nos tratan a los latinos, si vieras cómo nos miran, en verdad, entenderías que no es fácil la vida que llevo aquí. Pero al menos ya tengo un trabajo y el dinero que gano es suficiente para ustedes.

Sara                 Si les tratan tan mal como dices, deberías volver.

Miguel              No puedo. Primero está nuestra hija

Sara                 Te extraño, Miguel, te amo.  

(Silencio)

Miguel              Yo también te amo.

(Una mujer entra del lado derecho).

Miguel              Tengo que colgar, debo volver al trabajo.

Sara                 Espera, le dije a Paulita que te vas a despedir de ella.  (A Paula) ¡Paula!

(Simultáneamente mientras Sara llama a Paula, La mujer besa a Miguel).

Miguel              No, Sara, ya no tengo tiempo, dile que la quiero mucho. ¿Sara?

Miguel cuelga el teléfono y sigue besándose con la mujer. Del lado derecho suceden acciones simultáneas.

Sara                 Tu papá ya va colgar. Quiere despedirse de ti.

Paula               ¿Papá? ¿Papi? Adiós papi. Te quiero mucho. (Abraza a la muñeca)

(Sara cuelga el teléfono. Mutis).

Mujer               ¿Qué te pasa?

Miguel              Nada.

Mujer               Siempre te pones así cuando cuelgas con tu mujer.  ¿La extrañas? Si la extrañas, ¿por qué no te regresas?

Miguel              No es eso, es mi hija. Estaba pensando en ella. Sara tiene razón, cuando me fui ella estaba muy chica. No sé si recuerde mi rostro.

Mujer               Pues lárgate con ellos. Y déjame aquí sola.

Miguel              No… No quiero dejarte.

Mujer               Pues deja de hablar de ella cuando estés conmigo.

Miguel              Está bien. ¿Cómo te fue?

Mujer               Bien, ya sabes cómo son esos malditos gringos.

Miguel              Pero al menos a ti te tienen un poco de consideración, porque eres mujer.

Mujer               Ja… consideración… lo que tienen es morbo.

Miguel              Es que, preciosa, mira también dónde trabajas. 

Mujer               Pues trabajo donde puedo, cabrón, donde me aceptan.

Miguel              Ya te dije que donde yo estoy te pueden dar trabajo.

Mujer               ¿Para ganar la miseria que tú ganas?

Miguel              Pues no gano tan mal, nos alcanza para vivir, para… ellas, y pues para uno que otro detalle… Mira que te compré.

Mujer               ¡Ay! ¡Más divino! Qué precioso, gracias amor.

Miguel              Hoy me fue muy bien con las propinas. ¿Te casas conmigo?

Mujer               ¿Cómo nos vamos a casar aquí?  

Miguel              Pues si quieres regresamos a México.

Mujer               ¿Cómo nos vamos a regresar? No, yo a ese país no regreso ni loca. Me costó llegar aquí como para que me pidas que nos regresemos.

Miguel              ¿Y entonces? No estás contenta en este país porque te miran feo, tampoco quieres regresar a tu tierra. ¿Qué hacemos entonces?

Mujer               Quedémonos como estamos, ¿Qué necesidad hay de casarnos, Miguel? ¿Para qué quieres un papel? Este país podrá ser todo lo que quieras, pero al fin estoy viviendo el sueño americano. Los centros comerciales, la ropa, los teatros, las luces de la ciudad, las calles tan limpias. Todo es tan bonito. Dime si no te gusta. Además, tú todavía estás casado. Tienes tu mujer.

Miguel              Tengo esposa, no mujer. Ella… ella sólo es la madre de mi hija.

Mujer               ¿Entonces por qué le dices cosas tan bonitas cuando hablas con ella? ¿Crees que no lo he escuchado?

Miguel              ¿Y entonces quieres que le diga que estoy viviendo con otra mujer?

Mujer               ¡Pues sí! ¿Por qué no eres sincero con ella y le dejas hacer su vida y ya? Divórciate.

Miguel              ¡Estás loca! No puedo… ¿Te imaginas cómo la haría sentir? Cuatro años sola y ahora le salgo con que tengo una amante.

Mujer               ¿Y eso es peor que dejarla ilusionada esperándote? ¿O tienes planeado regresar?

Miguel              No sé…

Mujer               Ah, muy bien…

Miguel              La única razón que me hace quedarme en este país eres tú. Con mi familia ya cumplí, les hice su casa como les prometí y… ya tengo el dinero suficiente como para al menos pagarle la prepa a mi niña, solamente es cuestión de enviarlo.  No estoy diciendo que vaya a regresar con mi mujer, pero ya no quiero estar aquí. Estoy harto, necesito mi tierra, mi gente, el calor, el pueblo, bailar salsa, cumbia, merengue.

Mujer               ¡Ay, ya cállate, Miguel, que me haces entrar en nostalgia!

Miguel              ¡Sí! ¿Entonces qué?

Mujer               ¿Qué de qué?

Miguel              Otra vez te metes esa porquería.

Mujer               ¡Ay, Miguel, ¡qué amargado! Deja de molestarme ya sabes cómo me pongo cuando me enojo.

Miguel              Es que nos pones en riesgo. ¿Te imaginas que venga la migra y nos agarre con esto? Tú sabes que ellos entran aquí sin importar nada, no les interesa los derechos de los inmigrantes. Ya ves lo que le pasó a don Rey el…

Mujer               Ya Miguel cállate y vamos a bailar. ¿Qué dices? (pone música)

Mujer               Vente, mi amor. Baila conmigo.

(La pareja baila y del lado izquierdo entra Sara con Paula, la música disminuye, pero el baile continúa. Acciones simultáneas)

Sara                 ¿Ya terminaste la tarea, hija?

Paula               Ya, ma.

Sara                 ¿Te lavaste los dientes?

Paula               Sí, ma.

Sara                 Muy bien, entonces ve a dormir.

Paula               ¡Quiero ver la novela contigo!

Sara                 ¡Nada de novelas niña! No son horas. A dormir.

Paula               Está bien mamá.

Sara                 ¡Ey! ¿Y mi beso?

Paula               (Besa a Sara) Buenas noches, mami.

Sara                 Buenas noches, hija.

(Paula se detiene a observar una fotografía)

Paula               Mami, ¿cuándo vuelve mi papá?

Sara                 No sé, hija, pronto. Ya verás.

Paula               Está bien. ¿Y me va a traer muchos juguetes cuando venga?

Sara                 Muchos, y también vestidos. Ve a dormir.

Paula               ¿Y qué está haciendo papi ahorita?

Sara                 Seguramente está trabajando, él dice que ahí donde está lo ponen a trabajar hasta bien tarde. Pero tu, niña, ya debes estar dormida. ¿está bien? A ver, dame eso.

Paula               Sí, ma.

Del lado izquierdo, Paula hace mutis.

Del lado de derecho, Miguel y la mujer hacen mutis.

Sara: Cada vez que hablas me preguntas lo mismo… siempre le doy la misma respuesta. ¿Cuándo vuelves? Es que yo igual me hago la misma pregunta, pero es como hablarle a la nada. Es tan duro estar aquí sola… No sé… a veces hablo contigo sin hablarte, como ahorita. Creo que la soledad me está dejando loca

Ya ves, no soy divorciada, ni viuda. Creo que se debería agregar un estado civil más a la lista: “casada, pero con marido lejos”. ¡Ay, Miguel! No sabes cuánto te necesito. Mi piel necesita de la tuya, y mis besos de los tuyos… cuatro años sin ti es una eternidad… y, ni siquiera sé si vas a volver. Ni siquiera sé si lo que me dices por teléfono es verdad. No me queda más que confiar en ti, creer que lo que me dices es cierto, creer que me amas, aunque no estés dispuesto a volver aún. Creer que permaneces allá por juntar dinero para nuestra hija, aunque aquí también hay oportunidades. 

No puedo hacer otra cosa más que llorar como una estúpida porque te extraño. Pero si tú haces ese sacrificio, ¿Por qué yo no? ¿Por qué la vida es tan injusta con nosotros los pobres? ¿Por qué optaste por el camino de todos los demás esposos? Irte lejos.

Dejarme sola…  casada y sola. No es lo mismo que ser viuda o divorciada… por eso pienso que el registro civil debe crear ese estado: “Mujer casada, pero con marido lejos, mujer sola” digo, al fin y al cabo sólo soy una mujer sola. Una más de la colonia. Hace tres semanas se nos unieron tres, y así cada vez se nos van uniendo más a este estado civil.  “Mujer casada, pero con marido lejos, mujer sola, resignada a creer que algún día el hombre con el que decidió compartir su vida va a regresar”.  Y nuestra hija, nuestra pequeña Paulita … ¿sabes? La he descubierto hablando contigo por teléfono. Así como yo hablo contigo ahora. Hacemos como si estuvieras, ella imagina contarte sus cosas por ese auricular que nunca le responde. Es muy inteligente. Sabe que tiene un padre, sabe que algún día vas a regresar y la vas a abrazar muy fuerte.

Sueña con jugar contigo, con llamarte papá. Y yo igual, sueño contigo, ¿por qué tenías que hacer lo que hiciste? ¿Por qué te pedí que te fueras? ¿Será que algún día vas a volver?

Tocan a la puerta.

Sara                 ¡Un momento!

Sara se arregla rápidamente.

Sara                 ¡Nicolás! ¿Qué te trae por aquí? Pasa, siéntate.

Nicolás             Disculpa la hora, Sara, es que salía de mi trabajo y pasaba por aquí, vi la luz prendida y me dije: ¿por qué no pasar a saludar un rato?

Sara                 No te preocupes, Nicolás, tú siempre eres bienvenido. Además no es tan tarde.

Nicolás             No, ¿verdad?

Sara                 ¿Quieres tomar algo? ¿Café? ¿Agua? ¿Coca?

Nicolás             Agua está bien, Sarita.

Sara                 Muy bien. Sara se dirige a la cocina.

Nicolás             ¿Y cómo has estado?

Sara                 (Desde fuera). Perfectamente, gracias a Dios. ¿Y tú?

Nicolás             Bien, con mucho trabajo, ya sabes. Es cierre de mes y como siempre las empresas dejan su contabilidad para lo último. Es un lío. Mucho trabajo.

Sara                 (Regresando). Yo a eso de los números no le entiendo nada. Soy muy mala en matemáticas.

Nicolás             No es tan difícil cuando le agarras práctica.

Sara                 Bueno, pero tú lo estudiaste, en cambio yo, me quedé en la secundaria.

Nicolás             Porque no quisiste…

Sara                 Porque no pude.

Nicolás             Ambas cosas, podrías haber seguido estudiando y tener al bebé.

Sara                 Entonces eran tiempos muy difíciles.

Nicolás             Sin embargo la secundaria fue asombrosa.

Sara                 Ha pasado mucho tiempo.

Nicolás            Y sigues siendo la misma muchacha bonita e inocente.

Sara                 Gracias…

(Silencio)

Sara                 Ya no soy tan inocente.

(Ambos ríen)

Nicolás             ¿Y cómo está Paulita?

Sara                 Bien.

Nicolás             ¿Y tú?

Sara                 Ya te dije que estoy bien.

Nicolás             ¿Segura?

Sara                 Sí.

Nicolás             Hablaste con él, ¿verdad?

Sara                 Sí.

Nicolás             ¿Y qué dijo?

Sara                 Lo mismo de siempre. No hay para cuando regrese.

Nicolás             Y tú esperanzada en él.

Sara                 No estoy esperanzada.  

Nicolás             No, solo es que llevas cuatro años sacrificando tu felicidad y la de tu hija por unos dólares.

Sara                 Es mi esposo, cuando nos casamos prometimos estar juntos en la riqueza y en la pobreza.

Nicolás             Juntos, tú lo has dicho. Además también prometieron serse fieles y él te traicionó.

Sara                 Lo perdoné. También fue mi culpa que se vaya. Yo se lo pedí.

Nicolás             Pudo quedarse a recuperar tu confianza. 

Sara                 Yo no le cumplía como mujer…

Nicolás             Pero prefirió huir.

Sara                 La situación no era favorable.

Nicolás             Y dejarte aquí sola con Paula.

Sara                 ¡Cállate, Nicolás!

(Silencio. Del lado derecho, paralelamente aparecen Miguel y la mujer durmiendo).

Nicolás             Tienes miedo de escuchar la realidad. Tú también huyes.

Sara                 La única realidad que existe es esta: Soy una mujer casada con una niña de 8 años. Sola.

Nicolás             Y con un marido que no sabemos si en este momento está durmiendo solo o acompañado.

Sara                 Nicolás, por favor.

Nicolás             ¿Qué te garantiza que está solo? Mira Sara, yo soy hombre, y te puedo asegurar que son pocos los hombres que pueden estar sin sexo más de un año. Y él ya tiene cuatro ahí.

Sara                 Nicolás…

Nicolás             Y si lo hizo estando aquí, viviendo en esta casa, ¿crees que no lo va hacer a miles de kilómetros de ti?

Sara                 ¡Deja de meterte en mi puta vida!

(Silencio.)

Sara                 Perdón, no quise…

Nicolás             No, perdóname tú, no debí haber dicho nada.

(Silencio.)

Nicolás             Bueno, creo que mejor me voy. Paso a ver mañana cómo estás.

Nicolás camina hacia la puerta. Se detiene.

Sara                 Tienes razón, no sé nada de él a excepción de lo que me dice por teléfono. Pero no es tan fácil pensar en estas cosas. No puedo exigirle que vuelva, yo le pedí que se vaya.

Nicolás.            Sara… Hay cosas que no están en nuestras manos controlar, pero también tenemos la libertad de escoger nuestros destinos.

Sara                 (En el pensamiento de Sara) Nosotras las esposas de los mojados somos muy infelices. Vivimos esperando una llamada… y convertimos esa llamada en la esperanza que nos permite seguir confiando.

Nicolás.            Yo te he ofrecido, más que mi amistad, mi corazón, un hombre que…, que te dé seguridad, que te proteja, que te haga feliz.

Sara                 Estoy casada con Miguel… y lo quiero.

Nicolás             Lo sé.

Sara                 Ya hemos hablado de esto, Nicolás.

Nicolás             Más de una vez.

Sara                 ¿Por qué sigues insistiendo?

Nicolás             Porque no me gusta verte llorar, no me gusta verte sufrir por alguien que prácticamente te abandonó.

Sara                 Las mujeres como nosotras sufrimos de una soledad eterna. No somos como las viudas que se pueden volver a casar, o como las divorciadas que ya están hartas de un hombre y por sí mismas decidieron quedarse solas. Nosotras estamos casadas con la esperanza de que nuestros maridos vuelvan.

Sara                 No puedo, Nicolás, ya te lo dije. Te quiero mucho, pero sólo eres mi amigo.

Nicolás             No creo que vuelva, Sara.

Sara                                Siempre le estaré esperando, no podría dormir si le estuviera engañando.

Nicolás Te aseguro que él sí.

Silencio

Nicolás             No fue mi intención hacerte llorar, Sara, perdón.

Sara                 Tu compañía siempre me hace bien.

Nicolás             Yo también estoy solo.

Sara                 Pero tu caso es diferente, eres hombre, viudo y sin hijos. Puedes volver a comenzar

Nicolás             Yo sólo quiero comenzar contigo.

Sara                 No.

Nicolás             ¿Por qué no?

Sara                 ¿Por qué insistes?

Nicolás             Tú sabes que nunca he luchado por lo que quiero. Uno se aferra a la resignación. Cuando  quedaste embarazada de Beto simplemente me resigné a que te perdería, no tuve el valor de decirte que yo podría ayudarte con tu hija, pero también tenías a Miguel. Ahora no quiero volverme a resignar, estoy tratando de luchar porque te quiero, porque veo algo en tus ojos que me dice que no eres feliz.

Sara                 Me agradas Nicolás, siempre lo has sabido.

Nicolás             Como amigo…

Sara                 Más allá de eso…

Nicolás             Entonces ¿por qué no…?

Sara                 Porque ya te dije que no puedo hacerle esto a Miguel.

Nicolás            (Se acerca) Pero él no tiene que saberlo… (Nicolás besa a Sara)

Nicolás             Discúlpame. Mejor me voy.

Sara                 Nicolás… quédate.

OSCURO.

2.

Del lado izquierdo, entra Paula. Luz especial.

Paula              (Al teléfono) Hola, papi, no podía dormir porque escuché a mamá llorando. No me gusta cuando mamá llora, creo que te extraña. Yo también te extraño papi. La semana pasada en la primaria organizaron una excursión… todos los niños llevaron a sus papás. Todos menos yo. No quiero regresar a esa escuela, papi, no me gustan mis amigas, me tratan mal, no juegan conmigo, me dicen cosas. Ayer me pegaron (Golpearon)… Don Nicolás ha estado viniendo mucho aquí. Ayer le pregunté a mamá si quería que él sea mi nuevo papá mientras tú vienes. Se molestó mucho, luego la escuché llorar otra vez. Últimamente llora mucho. Ya quiero que vengas, papi, aunque no me traigas juguetes, ni ropa ni nada. Yo soy feliz con esta muñeca, yo solo quiero que vengas para que me lleves a la escuela y que me cuentes cuentos. Me conformo con eso, con verte… Porque solo te conozco por foto… Quiero que vengas para abrazarte. ¿Cuándo te veré?

(Oscuro)

Escena 3

Del lado derecho entra la mujer entra desesperadamente y empieza a empacar.

Mujer              Tenemos que irnos.

Miguel            ¿Qué pasa?

Mujer              Me descubrieron

Miguel            ¿Te descubrieron? ¿Cómo que te descubrieron? ¿Pero qué te han descubierto?

Mujer              No hay tiempo para explicaciones, tenemos que salir de aquí cuanto antes.

Miguel            ¡No! No voy a ninguna parte, ¿quieres explicarme qué demonios sucede?

Mujer              ¡No puedo explicarte nada ahora! ¡Vámonos YA! (Esparce polvo e inhala)

Miguel            No me puedo ir, tengo un trabajo aquí.

Mujer              Ya encontrarás otro Miguel. Tenemos que salir del Estado… vámonos a Florida, ya tengo los boletos.

Miguel            Explícame qupepasa.

Mujer              No hay tiempo.

Miguel            ¡Con un carajo habla!

Mujer              Vendo droga, ¿sí? Hace como dos meses me metí en este negocio y me descubrieron. Me acaban de llamar para decirme que me vaya; están viniendo por mí. Tengo droga aquí.

Miguel            ¿Eres una jodida narcotraficante?

Mujer              ¡Tuve que hacerlo!

Miguel            ¡Esa no es excusa!

Mujer              El destino me orilló.

Miguel            Si todas las personas usaran ese argumento para defender sus idioteces, este mundo sería una mierda. ¡Este mundo es una mierda! ¡No puedes justificarte diciendo que el destino te orilló a vender droga! Solamente quisiste ir por el camino fácil.

Ambos personajes siguen discutiendo en silencio. Corren de un lado para otro. La mujer se sienta en la cama y se inyecta heroína.

Del lado izquierdo del escenario, entra Sara apresurada, detrás viene Nicolás.

Nicolás           ¡Sara! ¡Sara!

Sara                ¿Y ahora qué le voy a decir a Miguel? ¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Qué me va decir mi mamá?

Nicolás           Sara, ¿quieres dejar de pensar en qué le vas a decir a la gente? Fue un descuido, sí, pero al menos ahora me tienes a mí para que juntos lo afrontemos. Estamos juntos en esto Sara, tú y yo. Te dije que no te iba a abandonar.

Sara                Lo voy a abortar.

Nicolás           ¿Qué? ¿Cómo vas a abortar a nuestro hijo?

Sara                No debió pasar Nicolás, no debió pasar.

Nicolás           Tampoco debió pasar Paula, y mírale cómo la quieres.

Sara                Era diferente…

Del lado derecho

Mujer              ¡Ya! ¿Vienes conmigo o no?

Miguel            No.

Mujer              ¿Me vas a dejar sola?

Miguel            No puedo seguir andando con alguien que ni siquiera sé quién es.

Mujer              ¡Maricón de mierda!  No te puedes quedar aquí, van a venir a revisar y te van a echar toda la culpa. Eres inmigrante, para ellos no eres más que una basura.

Miguel            Regresaré a México.

Mujer              ¡Vámonos!. (Jala a Miguel a la puerta y en el forcejeo a ella le dan convulsiones)

Miguel            (Empieza a reunir algunas cosas en una maleta, y busca desesperadamente algo en el florero )¡Puta madre!

Del lado izquierdo

Nicolás           Sé que no me quieres como a tu esposo, pero…

Sara                Ya te dije que fue un error. Nunca debimos estar juntos.

Nicolás           Miguel no va regresar, Sara, nunca va a regresar. Yo siempre voy a estar aquí para ti, tengo estabilidad económica, puedo mantener a este niño que viene y a Paulita, a ti también. Por favor piénsalo.

Sara                (Silencio) No hay nada que pensar.

Nicolás           No puedes abortarlo, es mi hijo.

Sara                Lo sé. No sabía que decir. Lo voy a tener, pero no vamos a vivir juntos. En este pueblo las mujeres solas no tenemos derecho a ser felices.

Nicolás           No estás sola y lo sabes.

Sara                ¿Qué va decir mi familia?

Nicolás           Tienes el derecho, Sara…

Sara                ¿Qué va a decir la gente?

Nicolás           Que digan misa…

Sara                Ya me los imagino: ¡Esa cualquiera! ¡Mientras su esposo está en otro país trabajando, ella aquí revolcándose con otro!

Nicolás           Eso no es verdad.

Sara                Y mi mamá: ¡Eres una vergüenza! ¿Es lo que te he enseñado?

Nicolás           No le dijo lo mismo a tu hermanita.

Sara                Mi mamá no sabe que mi hermanita se metió con Miguel.

Nicolás           Pues debería.

Sara                Dos vergüenzas son muchas.

Nicolás           Tener un hijo no es una vergüenza.

Sara                No cuando se tiene de la manera correcta.

Nicolás           ¿Y cuál es la manera correcta? Sara, se la pasan esperando qué va decir la gente de ustedes mismas. Tratan de ser perfectas, decentes, rectas, esperando a un marido que tal vez no vuelva.

Sara                Muchos regresan.

Nicolás           Pero muchos no.

Sara                No se fueron por gusto.

Nicolás           No, no se fueron por gusto. Yo comprendo que hayan decidido ir a buscar una mejor vida, pero ¿lejos de su familia? ¿Lejos de su tierra?

Sara                Es fácil para ti decirlo porque no has pasado por la misma situación. Tú tienes un buen trabajo, tienes carrera. No tuviste que pasar hambre tratando de encontrar trabajo. Miguel sí, tratando de mantener esta casa buscó y buscó. Nunca encontró nada. No hay oportunidades en este país. En dos años ahí me construyó esta casa, que, aunque humilde, es nuestra.

Nicolás           ¿Y a cambio de qué? ¿De tu amargura?

Sara                (Le abofetea)

Nicolás           Miguel ya debió regresar. Se acostumbró a la vida de ahí. No te extraña… si lo hiciera te llamaría.

Del lado derecho Miguel toma una tarjeta, la raspa y marca en el teléfono, mismo que suena en el lado izquierdo. Entra Paula.

Miguel            ¿Bueno?

Paula              ¿Bueno? ¿Quién habla?

Miguel            Soy yo Paulita, papá.

Paula              ¡Es papá! ¡Mamá! ¡Es papá!

Miguel            Hija, pásame a tu mamá, necesito hablar con ella.

Paula              Pa, ¿cuándo vienes?

Miguel            Pronto.  Pásame a tu mamá.

Sara                ¿Bueno?

Miguel            Sara.

Sara                ¿Qué pasa?

Miguel            Voy a regresar.

(Silencio).

Sara                ¿Cuándo?

Miguel            En dos o tres días. Mañana salgo para allá.

Sara                ¿Y por qué no me avisaste con tiempo?

Miguel            Te la pasas preguntándome cuándo vuelvo, y ahora que lo hago me reclamas.

Sara                No es eso… hubiéramos reunido a la familia para que vayamos entre todos a buscarte

Miguel.           Que nadie vaya a buscarme. Nos vemos en la casa. No puedo seguir hablando Sara. Te quiero.

Sara                Yo… (Se percata de que ha colgado y cuelga) …igual.

Nicolás           ¿Quién era?

Sara                Miguel… viene para acá.

Nicolás           ¿Cuándo vuelve?

Sara                En dos o tres días.  ¿Qué voy a hacer?

OSCURO

3.

Miguel            Abandonamos nuestra tierra, nuestras raíces, nuestra cultura.

                        Al parecer no es nada.

                        Otros estarían emocionados de decir “¡Te fuiste a otro país!” pero no es como parece. No es el sueño americano…Ni siquiera es un sueño, es una pesadilla.  Ni siquiera sé por qué le llaman ellos “América” Son tan elitistas, tan clasistas, tan… tan dueños del mundo. “América es de los Amercanos”… escuché una vez. 

                        Pero ellos se sienten dueños de todo. “América es de los Norteamericanos” me dijo mi jefe cuando llegué, al mismo tiempo me aventó un trapeador y me gritó mientras fumaba un cigarro.

                        Para los gringos no somos ni ciudadanos, ni humanos… somos esclavos, sirvientes.  Somos los que les limpiamos el auto, Somos los que les lavamos los platos cuando han terminado de cenar en algún lugar donde le propusieron matrimonio a alguien o celebraron algún aniversario o algún negocio. Somos los que siembran, los que riegan, los que hacen crecer sus plantas en los jardines de esas grandes casas. Somos la servidumbre, la mano de obra.

                        Es horrible abandonar tu tierra e irse a un lugar donde no te quieren y te miran como a un extraño, como a alguien inferior.  Aunque no está tan mal, poco a poco uno va conociendo latinos que han pasado por lo mismo que tú y las cosas mejoran. De limpiapisos asciendes a dish washer y de dish washer a ayudante de cheff. Y ahí es cuando empiezas a ganar el billete verde… empiezas a vislumbrar el llamado “sueño americano” dinero, güeras, fiestas… colombianas. Uno pierde el piso… creo que el destino me orilló a hacerlo (…) ¡No! ¡Ningún destino te permite abandonar a tu familia de la manera en que yo lo hice! Soy un irresponsable, lo único que vine a hacer es a encontrar un buen trabajo, terminar mi casa, reunir dinero para un negocio y volver a la tierra donde todos me quieren… donde no me miran como extraño, ese lugar en donde no tengo que esconderme ni estar alerta de que venga la policía y me exija papeles que no tengo. Ahí donde no me tengo que esconder cada vez que alguien grita ¡ahí viene la migra!

                        No existe el sueño americano, es una ilusión… es como caminar en un desierto y encontrarse con un espejismo. Cuando estás más cerca, cuando crees llegar, te das cuenta de que todo es una farsa, una porquería… justo en ese momento te preguntas: ¿Qué hago aquí? ¿Por qué no estoy con mi familia? ¿Valen la pena estos billetes verdes a cambio de ver crecer a mi hija? Todo es una ilusión. Yo no sé porque le llaman sueño americano. A mí me llevo cuatro años, algunos nunca lo descubren, y cuando se dan cuenta, es demasiado tarde.  

                        Al menos me regreso a mi patria.

OSCURO.

Escena 4

Del lado derecho Miguel entra a su casa.

Nicolás           (Entrando, con Paula) Miguel... ¿Te acuerdas de mí?

Miguel            ¿Eres Nicolás, no? ¿Qué haces aquí? (A Paula) Hija, Paulita.

Paula              (Se aleja y abraza a Nicolás)

Miguel            Soy papá, Paula, ¿no me reconoces?

Paula              (Toma la foto de su papá, la mira, mira a Miguel y a Nicolás).

Nicolás           Hija, espérame afuera, ve con tu abuela. (A Miguel) Cuatro años son muchos años, especialmente cuando tu hija crece viendo una foto del que cree es su papá. La dejaste cuando solo tenía cuatro años, ahora no esperarás que te recuerde tan fácil.

Miguel            ¿Qué haces aquí?

(Silencio)

Miguel            ¿Dónde está Sara?

Nicolás           Se puso mal… ya me había prometido que no lo haría, ella no esperaba que regresaras tan pronto…

Miguel            ¿Y qué? ¿Dónde está ella?

Nicolás           No supe en qué momento se fue, seguramente en la noche… el aborto que le hicieron…

Miguel            ¿Qué aborto? ¿De qué me hablas?

Nicolás           Estaba embarazada.

(Silencio).

Nicolás           Estaba esperando un hijo mío. Ella estaba muy confundida porque regresabas y la encontrarías así. Se practicó un aborto… no salió bien… falleció…

Miguel            ¡Maldito hijo de…! ¡Te aprovechaste de ella sabiendo que estaba sola! ¡La embarazaste y sabías que estaba casada!

Nicolás           ¡Tú la dejaste sola! Ella vivió cuatro años esperando que regreses, pensando que estabas ahí trabajando, cuando tú y yo sabemos que… quien sabe cuánto tiempo pudiste aguantar si estar con otra mujer.  

Miguel            ¿Por qué no la cuidaste?

Nicolás           La cuidé más que tú.

Miguel            No puedo creerlo…

Silencio

Nicolás           Escuché las noticias. Lamento mucho lo que sucedió. Qué bueno que se aclararon las cosas.

Miguel            Yo no… hubiera estado mejor ahí…  aquí no tengo nada, mi única familia que me quedaba, mi mamá, murió mientras estuve ahí. Ni siquiera mi hija me reconoce.

Nicolás           Por ahora. Debes ganártela otra vez.

Miguel            Si es que mi suegra me deja acercarme. ¿Hace cuánto…?

Nicolás           Hace cuatro semanas. Cuando se enteró de que regresabas, se preocupó mucho. Una noche se fue, entró a una clínica. Le mal practicaron un aborto y falleció a los dos días. Nunca supo lo que dijeron las noticias de ti.

Miguel            Yo no hice nada de lo que dicen.

Nicolás           Lo sé. Te creo.

Miguel            La familia de Sara no.

Nicolás           Solo vine a buscar ropa para Paula.

Miguel            ¿Está viviendo contigo?

Nicolás           Con su abuela, pero necesita a alguien.  (Sale a la cocina, toma una mochila y regresa. Se detiene un tiempo frente a Miguel) Si quieres ver a tu hija, estaremos con tu suegra.

                        Hablaré por ti con ellos.

Miguel            Por tratar de encontrar una mejor vida, por tratar de huir de los problemas en casa, por tratar de encontrar el sueño americano, me encontré con una pesadilla.

                        Despegar las alas

                        Volar

                        Hacer como si estuvieras todos los días

                        Solucionar juntos los problemas más sencillos

                        Los más difíciles.

                        Verte llorar

                        Verte amarme…

                        Despegar las alas y volar… y volver… y no encontrarte… y encontrarme conmigo, con un mundo raro.

                        Ahora tengo que ser yo el que haga como si estuvieras.  

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