Juan Diego Casanova Medina
Como buenos guerreros, necesitan sus armas para combatir en cualquier tipo de superficie en donde hacen gala, en cada partido, de su técnica depurada que incluye un variado repertorio de disparos en busca de marcar el camino que los conduzca hacia el codiciado trofeo que sólo puede levantar el campeón.
Sus instrumentos de batalla son las raquetas y en cada torneo su arsenal de equipo incluye varias de ellas.
Y como cada año, el XXXII Mundial Juvenil Yucatán-FMT de Grado A, tiene implementada un área de encordadura al que recurren los tenistas para dejar en óptimas condiciones sus raquetas.
A un costado de la cancha estadio “Lorenzo Molina Casares” del Club Campestre, la sede del magno evento juvenil que reúne a las futuras estrellas del tenis mundial, se ubica un espacio dedicado al servicio de los jugadores que presentan problemas con sus raquetas, en ocasiones durante los juegos, incluso, cuando se están preparando antes de tomar su turno en la cancha asignada.
El coordinador de la zona de encordadura, Francisco Santillán, quien además es instructor de tenis en el Club Campestre, informa que cuentan con tres máquinas a cargo de José Cuá, José Rivera y Francisco Santillán Campos.
Cada uno de ellos, indica, trabaja con un promedio de 30 raquetas en los primeros días del torneo y después la cantidad disminuye y reparan entre 10 y 20 en una jornada.
La carga fuerte de trabajo, asegura, inicia desde el viernes, continua el sábado y el domingo hasta el martes y en los días subsiguientes se reduce la demanda porque hay menos partidos.
Desde el fin de semana, previo al inicio del certamen, comienza el arribo de jugadores para participar en el torneo de “quali” y algunos de los que están en “draw” principal comienzan sus entrenamientos.
Es en esa etapa, afirma, en donde se rompen más cuerdas por lo que cada jugador lleva dos o tres raquetas para encordar y la tensión varía de acuerdo a la cantidad de libras solicitado que por lo general es de 52 libras aunque en ocasiones piden el máximo de 60 libras.
A diferencia de años anteriores, explica, cuando se rompía una cuerda sólo se cambiaba la que resultó dañada pero ahora no, si hay algún daño, hay que cortar todas las cuerdas de la raqueta y realizar el trabajo de encordado completo.
Para dicha labor, abundó, se requiere entre 11 y 12 metros de cuerda, dependiendo de la raqueta y cada entrenador o tenista trae un rollo que contiene 200 metros, el más común que adquieren, aunque hay de diferentes medidas. El costo por raqueta es de 10 dólares o 180 pesos.
El también coordinador de jueces locales en el Mundial Juvenil Yucatán-FMT, menciona que antes utilizaban las eléctricas pero fallaban y ahora trabajan con las manuales, las que si acaso da una libra menos, pero de que son de batalla, sí son de batalla, certifica.
En un torneo importante como lo es el Mundial Juvenil Yucatán-FMT, no puede faltar este imprescindible servicio.
“La verdad que sí, es el arma de los jugadores; si no están listas, no están bien hechas también, los perjudicamos. Por eso tratamos de hacer el trabajo lo mejor posible, eficiente, para que los tenistas tengan la garantía de que no tendrán problema a la hora de sus partidos”, concluyó.