Gabriel Zapata Bello
En el invierno de 1887 un grupo de estudiantes de Farragut, Chicago se entretenían en el interior del gimnasio mientras bateaban con un palo de escoba un guante de boxeo que hacía de pelota. Su maestro George Hanckok observó lo divertido que estaban sus alumnos y al día siguiente redactó las reglas que crearon un nuevo deporte, el béisbol indoor, ideal para jugarse en invierno en auditorios cerrados.
En marzo de 1920 inició sus labores como director de la Escuela Normal de Profesores el Dr. Eduardo Urzaiz1, un ameritado médico y docente quien postulaba que la cultura física era de suma importancia en la formación de los maestros y demás profesionistas, por lo que consideró que el indoor béisbol era un juego muy adecuado para las señoritas normalistas, ya que carecía de los peligros del béisbol ordinario. En 1922 el doctor Urzaiz organizó el primer campeonato de este nuevo deporte entre las alumnas del citado plantel educativo. Aunque ese deporte originalmente se concibió para patios cerrados durante el invierno por lo riguroso del clima norteamericano, en nuestro medio era jugado al aire libre y los primeros desafíos se efectuaron en los terrenos de la Escuela Modelo.
Se empezó con una pelota elaborada artesanalmente, de aproximadamente 25 cm de circunferencia (del tamaño de un melón), por lo que era fácil de atrapar y de batear para las normalistas; las distancias entre las bases se adecuaban al terreno; había aproximadamente 8 metros de distancia de home a primera y 9 metros de home a segunda. Las reglas permitían jugar con 7 u 8 jugadoras, que se distribuían en el cuadro y los jardines
Participaron en el vistoso torneo los siguientes equipos con sus respectivas jugadoras pioneras: “Segundo año Normal” con Fausta Molina, Esther Carrillo, Consuelo Galera, Aida Ojeda, Matilde Pech, Esperanza Galera, Carlota Domínguez y María Aguilar; “Tercer año Normal” con Ofelia Alvarado, Guillermina Méndez Gil, Florinda Amaro, Margarita Araujo, Elvira García, María J. Ferrer, Alina Mireya Martínez y Felipa Rivas y “Cuarto año Normal” con Graziella Peniche, Elia Trejo, Raquel Cortés, Sofía Manzano, Adelina Góngora, Josefina Lizarraga, Amelia González y Josefa Heredia.2 El torneo despertó gran simpatía y las vencedoras resultaron las alumnas del Segundo año normal, por lo que se difundió con entusiasmo el nuevo deporte.
Para 1923, el Departamento de Educación Primaria del Estado comenzó la instrucción del béisbol indoor entre las alumnas de las primarias, para lo cual organizó juegos en los terrenos de las escuelas Hidalgo, Felipe Carrillo Puerto y Morelos3. Las pequeñas alumnas de dichos colegios también sostuvieron un animado campeonato. Por su parte, las normalistas como “expertas” en el nuevo deporte eran invitadas a sostener encuentros en diversos rumbos de la ciudad, como en el caso de los terrenos de la Escuela Racionalista ubicada en la Quinta Chuminópolis calle 17 Núm. 108, en que enfrentaron al equipo de la Escuela Josefa Ortiz de Domínguez4.
De esta manera, durante varias décadas se propagó el indoor béisbol femenil - después llamado softbol (pelota suave) – y subsecuentemente fue una actividad recreativa muy practicada entre las estudiantes yucatecas así como en municipios del interior del estado.
En 1960 sería el debut de una selección de softbolistas yucatecas en una justa nacional, en ocasión de los V Juegos Deportivos Nacionales de la Juventud con las siguientes integrantes: Adda Zaldívar (entrenadora) Bertha Sánchez, Eneida Vargas, Ana Ma. Llanes, Yolanda Gala, Guadalupe Vera, Socorro Mena, Suemy Negroe, Lidia Domínguez, Elda Ham, Noemí Suárez, Leonor Rosado, Ligia Aguilar, Ma. Amada Suárez, Nelsy Quijano, Isabel Capistrán, Guadalupe Bracamontes, Guadalupe Herrera, Shirley Duarte (coach) y Locadia Sánchez de Gala (acompañante de las señoritas).5 Este equipo tuvo digna actuación, pues llegó hasta las semifinales.
1 La Prensa, 24 de marzo de 1920, p. 1.2 Boletín de la Universidad Nacional del Sureste, Nos. 3 y 4, Nov.-Dic. 1922 y marzo 1923, pp. 149 y 165.3 La Revista Deportiva, Núm. 76, 19 de noviembre de 1929, p. 18.4 La Revista de Yucatán, 4 de junio de 1923, p. 4.5 Diario del Sureste, 8 de noviembre de 1960.