
La cocina no es simplemente un lugar para preparar alimentos; según los principios del Feng Shui, representa uno de los centros energéticos más importantes del hogar, directamente vinculado con la salud, la nutrición y el bienestar familiar. Esta antigua filosofía china, con más de 3,000 años de antigüedad, sostiene que la elección de colores en este espacio puede influir significativamente en el flujo de energía o "chi" que afecta a todos los habitantes de la casa.
Especialistas en esta disciplina enfatizan que, más allá de las tendencias decorativas, la paleta cromática de nuestra cocina puede contribuir a crear un ambiente de armonía y equilibrio, o por el contrario, generar tensión y desbalance energético. A continuación, exploramos en profundidad los colores que, según el Feng Shui, favorecen el bienestar en este espacio vital.
La paleta cromática que favorece el equilibrio en la cocina
De acuerdo con los principios de esta milenaria filosofía, ciertos colores potencian particularmente la energía positiva en el espacio culinario. Estos tonos están asociados con elementos específicos que contrarrestan o complementan la naturaleza ígnea inherente a la cocina:
Verde suave: El color de la vitalidad y renovación
El verde en tonalidades suaves está vinculado al elemento madera dentro del ciclo de los cinco elementos del Feng Shui. Su presencia en la cocina aporta cualidades específicas:
- Simboliza el crecimiento, la renovación y la salud, aspectos fundamentalmente ligados a la alimentación.
- Actúa como equilibrador natural del elemento fuego (presente en cocinas a través de hornos y quemadores).
- Crea una atmósfera de frescura y calma, contrarrestando el estrés que a veces se genera durante la preparación de alimentos.
Los expertos recomiendan aplicarlo en paredes, muebles de cocina o incluso a través de plantas naturales, que además de aportar el color, mejoran la calidad del aire.
Blanco o marfil: Claridad y pureza energética
El blanco y los tonos marfil representan el elemento metal en la filosofía oriental, aportando cualidades muy beneficiosas para el espacio culinario:
- Promueven la pureza, claridad mental y organización, aspectos cruciales en un espacio dedicado a la preparación de alimentos.
- Crean una sensación de limpieza y luminosidad que amplifica la percepción espacial.
- Resultan particularmente recomendables para cocinas de dimensiones reducidas o con escasa iluminación natural, ya que maximizan la reflexión de la luz.
Su neutralidad los convierte en excelentes bases para combinaciones con otros colores o materiales naturales como la madera o la piedra.
Azul claro o celeste: Serenidad fluida
El azul en sus tonalidades más claras está asociado con el elemento agua y aporta cualidades específicas al entorno de la cocina:
- Introduce una sensación de serenidad y frescura que contrarresta la intensidad y el movimiento habitual de este espacio.
- Actúa como perfecto contrapeso energético del fuego, ayudando a evitar el exceso de este elemento que puede manifestarse como impaciencia o irritabilidad durante la cocción.
- Crea un ambiente calmado y relajante que favorece tanto la preparación pausada de alimentos como las reuniones familiares alrededor de la mesa.
Este color resulta particularmente beneficioso en cocinas donde se genera mucho calor o en hogares donde se busca fomentar la comunicación tranquila durante las comidas.

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Tonos tierra: El ancla de la estabilidad
Los tonos tierra como el beige, arena o terracota suave representan el elemento tierra y aportan cualidades fundamentales:
- Promueven la estabilidad, el equilibrio y la nutrición, aspectos intrínsecamente relacionados con la función alimentaria de la cocina.
- Generan ambientes acogedores y cálidos sin resultar visualmente abrumadores.
- Facilitan la conexión con la naturaleza y sus ciclos, recordándonos la procedencia de los alimentos que consumimos.
Estos colores funcionan especialmente bien en combinación con materiales naturales y pueden aplicarse tanto en paredes como en encimeras o mobiliario.
Colores que conviene limitar según el Feng Shui
No todos los colores son igualmente beneficiosos para el espacio culinario. Los especialistas en Feng Shui advierten sobre algunos tonos que conviene utilizar con moderación o evitar:
- Rojo intenso o naranja brillante: Aunque tradicionalmente asociados con el apetito, estimulan excesivamente el elemento fuego ya presente en la cocina. Su uso debería limitarse a pequeños detalles decorativos, evitando grandes superficies.
- Negro o gris oscuro: Pueden crear un ambiente energéticamente pesado, especialmente en espacios con escasa iluminación natural. Si se incorporan, deben equilibrarse con abundante luz y colores más claros para crear contraste.
- Tonalidades metálicas excesivas: Los plateados o grises brillantes en grandes cantidades pueden hacer que la cocina se perciba como un espacio frío y poco acogedor, contrarrestando la calidez asociada con la preparación de alimentos.
Los expertos en Feng Shui subrayan que, si bien estos principios ofrecen una guía valiosa, la elección final de colores debe considerar también las preferencias personales y el estilo general del hogar. La clave está en encontrar un equilibrio que respete tanto los aspectos energéticos como las inclinaciones estéticas de quienes habitarán el espacio.
Para quienes no deseen realizar cambios drásticos, existen alternativas para incorporar estos principios de forma sutil:
- Introducir los colores recomendados a través de accesorios como paños de cocina, vajilla o pequeños electrodomésticos.
- Utilizar plantas de hojas verdes para aportar el elemento madera sin modificar la paleta cromática existente.
- Aplicar los colores más energéticos en zonas específicas, como una pared de acento o el respaldo entre encimera y muebles superiores.
Un enfoque holístico más allá del color
Es importante recordar que, según el Feng Shui, los colores son solo uno de los múltiples aspectos que influyen en la energía de un espacio. Para maximizar los beneficios de esta filosofía en la cocina, los especialistas recomiendan complementar la elección cromática con:
- Una adecuada distribución que permita el libre flujo de energía.
- La eliminación del desorden y la acumulación innecesaria de objetos.
- La incorporación de los cinco elementos (agua, madera, fuego, tierra y metal) de forma equilibrada.
- Una buena iluminación que potencie la energía vital.
La aplicación de estos principios no solo contribuye a crear un espacio visualmente armonioso, sino que puede potencialmente transformar la cocina en un verdadero centro de bienestar familiar donde la preparación de alimentos y las reuniones alrededor de la mesa se conviertan en experiencias enriquecedoras.
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