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La celebración de la Iglesia Maya a la Santísima Cruz el día 3 de mayo

Antropólogo Jorge Franco Cáceres  

 

 

Introducción

El día 3 de mayo no se parece a otros días de celebraciones de la Iglesia Maya de Quintana Roo, como son los festejos regulares: las misas, los bautizos, las bodas, los sepelios, etc. Inclusive, esta efeméride supera en complejidad antropológica, histórica y social al proceso que ocurre a partir del austero Jedztan (compromiso de boda), que sigue con el espectacular Tsokubel (boda consagrada) y culmina con el festejo de agradecimiento de los contrayentes a la Santísima Cruz (promesa al santo). Los festejos de este día son un acontecimiento masivo de promesas y compromisos de los jefes mayas y los campesinos macehuales dentro de la Iglesia Maya.

Altares, ceremonias

y convivencias el día

de la Santísima Cruz

No solo los cinco centros

ceremoniales son espacios sagrados de las iglesias mayas de Tixcacal Guardia, Chancah Veracruz, Chumpón, Tulum Pueblo y San Antonio Nuevo II, también lo son los altares de las casas familiares, de los rumbos selváticos, de los caminos comunitarios, de las milpas macehuales, de los cenotes utilizados, de las ruinas reconocidas, etcétera.

En toda la extensión del espacio-territorio maya macehual en los municipios centrales de Quintana Roo, los altares son los ámbitos más poderosos y compasivos de la Santísima Cruz, siempre ataviada con hipiles, rebozos y rodeada de ofrendas. El altar es el punto de encuentro con Dios Padre, y en él ocurren las rogaciones, las consagraciones, las ocasiones, las bendiciones y las promesas de la Iglesia Maya. Por esta razón, uno de los momentos más representativos y participativos de las celebraciones macehuales es la preparación de los altares.

Durante las ceremonias de acción de gracias y las fiestas del 3 de mayo, los jefes de familia que aportan las comidas para las consagraciones cumpliendo sus promesas, las colocan en los altares de sus casas para que los patrones de santo, los jefes mayas, los rezadores, las vaqueras y los músicos de la Iglesia Maya vengan por ellas en las procesiones comunitarias que se denominan Jo Gracia.

Cuando las procesiones de Jo Gracia llegan a las casas familiares por las viandas y las bebidas del día 3 de mayo, estas se encuentran ya en pailas, ollas y cubetas, y se tienen listas también las jícaras nuevas, las bebidas de maíz, las botellas de ron (fuerte) y las tortillas hechas a mano envueltas en servilletas recién bordadas. La variedad de comidas festivas incluye relleno negro de carne de cerdo o pavo, chicharrón de cerdo, morcilla (chooch), relleno blanco de pavo, panuchos y salbutes, brazo de reina, etcétera.

Al llegar a las casas donde la actividad de matanza de cerdos y pavos y la preparación de comidas ha sucedido desde el amanecer, los participantes de la procesión hacen rezos de breve duración ante los altares de los jefes familiares y se recogen las viandas y las bebidas. Estas comidas son las ofrendas que se entregan directamente a los patrones de santo, los jefes mayas y los rezadores, para que dispongan los altares indispensables para cumplir las promesas a Dios por los favores recibidos de la Santísima Cruz.

Una vez dispuestas las viandas, las tortillas, las bebidas de modo tradicional en los altares, se procede a las rogaciones, las consagraciones, las ocasiones, las bendiciones y las promesas de los participantes del día festivo. Estos consisten siempre en pedir permisos a Dios, los vientos y los santos para contar con sus respaldos por obra y gracia de la Santísima Cruz en momentos cruciales de la vida diaria: elaboración de milpas, levantamiento de casas, la recuperación después de las enfermedades; sucesos extraordinarios de la vida comunitaria: festividades tradicionales, santificaciones colectivas, caminatas en los montes, etc., y en las diferentes etapas de la vida maya: bautizos, bodas, fallecimientos, etcétera.

Terminados los rituales del 3 de mayo, los creyentes mayas que cumplieron promesas proceden a la repartición de las comidas entre los asistentes (Mataan Janal), procurando entregar las bebidas y las viandas de las 13 jícaras ofrecidas a Dios en los altares sagrados a los asistentes que desean como sus compadres o padrinos en respaldo a la tradición religiosa. Cuando se desea celebrar con mayor formalidad ceremonial la entrega de las bebidas consagradas, en los centros ceremoniales y las comunidades grandes se dispone del brindis de los jefes mayas (Kan Mesa), para disfrutar colectivamente los tragos de ron.

Comentario final

Desde luego, no faltan las familias mayas que no participan de las ceremonias religiosas de la Santísima Cruz, pero se hacen presentes ese día al momento de las comidas consagradas, con trastes limpios y ollas listas para reclamar sus partes del Matan Janal y llevarlas a sus hogares, incluso, aparecen ocasionalmente visitantes foráneos reclamando que esta comida ceremonial sea dispuesta al estilo bufé de los hoteles de la Riviera Maya y que incluya tratos especiales de corte VIP para autoridades y turistas. Desde luego, nada ocurre así en el espacio-territorio maya macehual, porque no es día de ellos, sino de la Santísima Cruz de la Iglesia Maya.

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