Entretenimiento / Virales

Metodología de los 'por qué”

XXV

En 2016 el Centro de Estudios sobre la Mujer (CEM) de la Federación de Mujeres Cubanas y la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba realizaron la Encuesta sobre la igualdad de género. La directora del CEM, la Dra. Mayda Álvarez, acotó que “Por primera vez se obtienen datos acerca de la violencia contra la mujer mediante un estudio nacional, ya que en Cuba existen investigaciones al respecto que han brindado importante información durante muchos años, pero nunca con este alcance”.

Extraje dos resultados que justifican lo imprescindible y urgente de analizar los mensajes contenidos en las canciones populares cubanas, tanto aquellas que exaltan la violencia hacia las mujeres –que desgraciadamente son la mayoría–, como aquellas que la combaten con profundos lirismos.

El primero indica que, aunque el 81.4 % de las personas entrevistadas reconoció que en Cuba sí existe la violencia contra la mujer y las niñas, cuando les preguntaron acerca de la intensidad de este fenómeno, el 51.8 % estimó que es poca y sólo el 29.7 % estima que es mucha. Una de las razones para estas opiniones podría residir en la prevalencia del refrán “entre marido y mujer nadie se puede meter”. Llama la atención que el 39.6 % de las mujeres encuestadas y el 43 % de los hombres considera que es algo muy íntimo en lo que ni las instituciones ni las personas se deben involucrar.

Según la encuesta las personas atribuyen una menor presencia en Cuba de los actos de violencia con agresiones físicas y económicas. Entre estas últimas acusan a las mujeres de gastar el dinero destinado a los gastos del hogar, les prohíben trabajar, les niegan dinero y las privan de bienes.

El segundo resultado que extraje de esta encuesta coincide con mi insistencia en esclarecer los contenidos agresivos hacia la mujer que la población no suele percibir. El estudio reconoce que existe una contradicción entre los esfuerzos de las instituciones cubanas por combatir toda manifestación de violencia con la presencia extendida en los medios oficiales de letras de canciones y videos que la promueven. Estudios de caso de autores cubanos avizoraron esta conducta, porque mostraron que los cubanos no vislumbran los signos de maltratos de género que aparecen en expresiones cotidianas de la ideología en la que todos estamos inmersos, como son los refranes, los chistes, los mensajes que trasmiten las telenovelas, los textos de las canciones y los videos que las acompañan, las imágenes publicitarias que promueven el turismo, los souvenires que venden a los visitantes extranjeros, bebidas y los artículos de belleza. Sus contenidos suelen bombardear a cubanas y cubanos con representaciones sobre los ideales de la belleza femenina, que bien reproducen a las barbies nada cubanas o exaltan las protuberancias en los cuerpos de las mujeres negras.

Estos resultados los traje a colación para analizar ligeramente tres canciones sobre la violencia física y psicológica hacia las mujeres y otras dos baladas contemporáneas que gritan la necesidad de que reconozcamos la violencia en los golpes y las agresiones psicológicas.

Eran las tres de la tarde cuando mataron a Lola es una canción tan conocida que todavía la gente suele identificar la hora de ese hecho sangriento, trocando su sentido violento en algo que provoca sonrisas. Se atribuye al boricua Rafael Hernández allá por 1937, aunque se extendió por la radio y las vitrolas en 1944. Dice: “Eran las tres de la tarde cuando mataron a Lola / y dicen los que la vieron que agonizante decía: / Yo quiero ver a ese hombre que me ha arrancado la vida, / yo quiero verlo y besarlo para morirme tranquila”. Varios talleres dirigidos a que los participantes reconozcan los mensajes violentos que pasan inadvertidos inician sus sesiones con este estribillo para demostrar cómo un hecho de este tipo se utiliza cotidianamente sin prestar atención a su real significado feminicida.

A inicios de la década de los sesenta, el ritmo “pa’cá” de Juanito Márquez lo popularizó la orquesta Aragón con la canción Pituca la bella. A diferencia del homicidio del que fue objeto Lola años atrás, a esta mujer la acosan por su fealdad. Extraigo parte de los versos que expresan las ofensas hacia cualquier mujer que, como Pituca, no cumple los patrones de la belleza cubanos de aquellos tiempos… y de estos.

“Conozco a una chica fea que es colección de despojos. / La pobre no es más que huesos”. Sigue: “No tiene una masa / parece un mosquito. / Si sale a la calle, si va de paseo / la gente le dice: ¡Qué bicho más feo!” “Si se pone de frente no tiene balcones, / si se pone de lao (sic) no tiene melao (sic)”. “Si la miras de cerca, ¡No hay na’! / Si la miras de lejos, ¡Dónde está!” “¡Qué tiene Pituca que nadie la acurruca!” Mientras, el estribillo repite: “Pituca la bella, yo no salgo con ella, ¡qué va!” Pues, todavía se baila por su ritmo pegajoso sin prestar atención al acoso que recae sobre mujeres que no responden a los cánones voluptuosos de la beldad criolla.

Esas dos letras corresponden a momentos de la historia cubana en los que las mujeres estaban sumamente discriminadas. Pero ahora que las féminas sobrepasan a los hombres en materia de relaciones de género, que son las dos terceras partes de todos los profesionales, que tienen niveles educacionales más altos que los hombres y que poseen mayores capacidades para tomar decisiones que ellos, ¿cómo es posible que abunden letras y videos como el de Las manzanas de El Niño y la Verdad, que salió hace apenas un año. Reproduzco algunos fragmentos.

“La mujeres son malas. / Mujer de mis amores, / ¿qué ha pasado con tu vida? / Si sólo antes de ayer / me decías que me querías. /Yo no sé por qué razón / cambiaste de parecer, / si tú bien sabes / que te di todo mi querer.” Sigue: “Nunca imaginé que tú fueras tan ingrata. / Pero conmigo, ¡no! / Yo me conozco tu historia. / Y pa’que no se te olvide / te refresco la memoria.” “Yo fui quien te hizo la mujer / que hoy se entrega al mundo sin temor”. “Y tú te alejas por un mundo sin amor. / Hoy yo recuerdo a mi madre / con esa frase lejana / que las mujeres son como las manzanas: / unas salen buenas / y otras salen malas. / Cuando te quieren se entregan, / cuando se entregan, te aman. / Pero cuando no te quieren / te dan agua caliente y agua salá (sic) de madrugada”. Concluye alegando: “La hay buenas y las hay malas, / como todo en esta vida. / Por eso es que las comparo con esa fruta prohibida”.

El compositor y cantante es un hombre muy joven que replica las letras de melodías de las décadas de los 30, 40 y 50 del siglo pasado en las que los hombres ejercían un poder total sobre las mujeres que amaban hasta que los abandonaban. Como entonces, El Niño les recuerda que él las enseñó a amar como un motivo para lanzarles públicamente improperios sobre sus traiciones. En su caso, justifica estas ofensas con el dicho de su madre que comparaba a las féminas con las manzanas en los trances amorosos. Esta melodía es hoy sumamente popular y dudo que quienes la bailen infieran sus contenidos ofensivos hacia las mujeres.

Aunque las canciones como ésta son las que encabezan las listas de éxitos cubanas, desde hace unos años salieron a la luz baladas dirigidas a desenmascarar la violencia hacia las mujeres. Les presento dos de ellas.

La primera se titula Lágrimas tras cebollas de Israel Rojas del dúo Buena Fe. Dice así:

La fiera está oliendo una flor, / mirando a las estrellas, / rugiendo en tono menor, / que incluso bien le suena. / Guardada lleva su colección / de mordidas tan bellas, / de zarpazos tan limpios, / de mi sangre en cada tierra. / El verdugo advierte en su hacha / el romance metal con madera, / como si fuera orfebre se afana / como si fuera de plata le queda. / Y se le antoja saltar a la suiza. / La soga trae infantes recuerdos. / Luego retuerce el nudo de oficio / silbando las canciones de invierno. / Y un marido estampa el puño / sobre el rostro o el alma blande el puño. / Rabia vieja, maldice madre, / sin que nadie se meta, flotando en el aire. / Y aquella mujer con hematomas dirá: / Resbalé en el viento, me caí en el mar. / Vuelve a la cocina y se pondrá a ordenar / lágrimas tras cebollas. / Las mariposas marrones y amarillas / quieren libarle la luz a la bombilla. / Y a cabezazos, ya sin antenas, / lanzan pedazos de sombras tristes. / Quizás persisten, caleidoscopio / de la esperanza que un día cambie.

Por último, reproduciré la letra de Contracorriente, la canción que compuso Rochy Ameneiro y que interpreta junto a Omara Portuondo. Les recomiendo que busquen su video en internet.

Luchar, al fin, contracorriente / puede lucir poco inteligente, / pero quién salva al corazón / de caer en la tentación / de no hacerlo otra vez, / de correr la misma suerte, / si le das todo y lo que no tienes, / huyendo del desamor. / Vale la pena luchar así, a contracorriente. / Bonita máscara indiferente / no sirve a este corazón / si no vences la tentación. / ¡No lo hago otra vez! / Porque al fin soy dueña de mi suerte.