BUENOS AIRES, Argentina, 21 de noviembre (EFE).- La pobreza extrema rural en América Latina y el Caribe, es decir personas sin acceso a una alimentación básica, es 3,5 veces mayor a la pobreza extrema urbana, y además tiene un “claro rostro femenino”, señaló hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“La pobreza extrema rural es 3,5 veces la pobreza extrema urbana” en la región, anunció la investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Carolina Trivelli, tras presentar el informe Panorama de la pobreza rural en América Latina y el Caribe, en el que la FAO analiza la evolución de este problema hasta 2016 y expone cinco ejes de intervención para acabar con ella.
Esta cifra pone en relieve una “sobria representación” de los 27 millones de personas que están viviendo con esta escasez (según los últimos datos, de 2017), insistió Trivelli.
La FAO entiende por el concepto de pobreza extrema la capacidad que tienen las personas para obtener con sus recursos una canasta básica alimentaria, mientras que la pobreza o pobreza total suma además unos gastos adicionales mínimos que los países consideran necesarios para vivir.
La pobreza en la región tiene “un claro rostro femenino”. Esto se debe a que las mujeres en situación de pobreza “no solo trabajan mucho, sino que además suelen enfrentar doble o triple jornada sin remuneración” y “tienden a ser el eslabón más débil dentro de la familia”.
Asimismo, el estudio refleja que la incidencia de la pobreza es mayor en 10 puntos porcentuales en las comunidades indígenas y afroamericanas que a los grupos que no tienen este tipo de ascendencia.
Y por último hizo mención a la “gran cantidad de niños y niñas” que viven en el seno de estas familias y que si no se actúa “hoy”, reproducirán esta situación de pobreza por no tener acceso a la escuela y a la salud, entre otros aspectos.
“No podemos aceptar que haya un grupo que se está quedando rezagado. El lema de los objetivos de desarrollo sostenible es que nadie se quede atrás y, claramente, aquí hay grupos que se están quedando atrás”, reconoció Trivelli.
A partir de 1990 América Latina y el Caribe experimentaron una tendencia de decrecimiento en la pobreza rural, consiguiendo el mayor ritmo en la década de los 2000.