Las autoridades trabajan para recuperar el cuerpo del turista estadounidense John Allen Chau, asesinado en los últimos días por un grupo de aborígenes tras aventurarse en una remota isla del archipiélago de Andamán, en el Océano Índico.
Nueva Delhi, 23 de noviembre (AP).- El joven estadounidense que remaba con su kayak hacia una remota isla india del océano Índico cuyos habitantes resisten el contacto con el mundo exterior desde hace miles de años, creía que Dios lo ayudaba a evadir a las autoridades.
“Dios me cobija y me protege de la guardia costera y de la Armada”, escribió John Allen Chau antes de su muerte la semana pasada en la isla de North Sentinel. Barcos de la India vigilan las aguas alrededor de la isla para asegurarse de que nadie desembarca allí, dado que sus habitantes han dejado bien claro que no quieren ver gente de afuera.
Cuando un muchacho trató de darle un flechazo en su primer día en la isla, Chau nadó de regreso al barco pesquero que lo estaba esperando. La flecha, escribió, se clavó en su Biblia. “¿Por qué me tenía que disparar un niño?”, preguntó en sus notas, que quedaron con los pescadores cuando regresó nadando a la isla al día siguiente. “Su voz chillona todavía me retumba en la cabeza”.
La policía dijo que Chau estaba al tanto de que los sentineleses resistían todo contacto con desconocidos y que les disparan flechas y lanzas a los helicópteros y a todo el que pase por allí. Han matado a algún pescador que fue a parar a sus costas. Las notas dejan en claro que Chau sabía que corría peligro de muerte.
“NO QUIERO MORIR”, escribió Chau, quien aparentemente quería llevar el cristianismo a los isleños. “Sería sabio seguir mi camino y dejar que otro continúe. No, no lo creo”.
Las autoridades están buscando maneras de recuperar el cadáver de Chau, quien murió la semana pasada, aparentemente al recibir flechazos de los isleños, quienes lo habrían enterrado en la playa.
Las autoridades están buscando maneras de recuperar el cadáver de Chau, quien murió la semana pasada, aparentemente al recibir flechazos de los isleños, quienes lo habrían enterrado en la playa.