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Internacional

Trump merecía la portada de la revista Time

Se cuenta que cuando los asistentes trataron de mostrar al presidente Donald Trump el pico de la deuda que, con forma de palo de hockey, empieza a subir con lentitud para luego dispararse verticalmente, éste se percató que la peor parte llegaría después de su mandato presidencial, entonces dijo: “Sí, pero yo no estaré aquí”, según reportó el miércoles el diario The Washington Post.

Incluso, la Oficina no partidaria de Presupuesto del Congreso, luego del recorte fiscal del año 2017, pronostica que el déficit presupuestario anual alcanzará los 1,000 millones de dólares en 2020, con el estallido de la deuda nacional.

Existe una gran preocupación ante el caos político interno e internacional provocado por Trump, causando desórdenes y volatilidad que afectaron a sus propios mercados. Además, la situación por la que atraviesan algunas naciones industrializadas, de tornarse más caótica, crearía turbulencias económicas en 2019.

Mientras, enfrascado en una lucha con los demócratas por un monto de 5,000 millones de dólares para el muro fronterizo con México so riesgo de cerrar el gobierno si no aceptan el chantaje; una creciente pérdida de credibilidad; y una desbandada en la Casa Blanca; encara nuevos retos en el mapa geopolítico.

La evidente disposición de Rusia e Irán de hacer acto de presencia militar nuevamente en Sudamérica puso de nervios al Pentágono. El aterrizaje de dos bombarderos estratégicos rusos Tu-160 en Maiquetía, Venezuela, podría responder a la intención de establecer contrapesos a las amenazas y riesgosas medidas contra la nación sudamericana.

Por su parte, Teherán enviará una misión a Venezuela, que podría incluir un nuevo destructor con capacidad para lanzar misiles, evadir radares, una plataforma para el aterrizaje de helicópteros y autonomía de desplazamiento de cinco meses sin repostar.

Suele decirse que siempre tras un fondo hay otro fondo; en este caso, otros motivos serían: responder a las actuales sanciones de Estados Unidos contra los dos países; al incremento de su parafernalia bélica tanto en la región de Asia-Pacífico como en las fronteras ruso-ucranianas; así como en las aguas del Golfo Pérsico. A lo que se sumaría el retiro del Pacto Nuclear con Irán.

Muchos recuerdan que en el año 2008, el envío de bombarderos Tu-160 a Venezuela, y de un crucero cargado con misiles, causó una sensación similar en la Casa Blanca. Precisamente, ese año la IV Flota, que había sido disuelta en 1950, fue reactivada para velar por el Hemisferio Occidental; sin embargo, encargada de concentrar su atención en el Gran Caribe, donde Venezuela y Cuba son puntos de contraste e inquietud.

Mike Pompeo, el secretario de Estado norteamericano, calificó el reciente hecho como la acción de “dos gobiernos corruptos malgastando fondos públicos”. Mientras Dmitri Peskov, secretario de prensa del presidente ruso, al criticar las desagradables declaraciones afirmó que tan solo la mitad del presupuesto de Defensa de Estados Unidos bastaría para “alimentar a toda Africa”.

Trump, que consideró una locura hace pocos días que el presupuesto militar fuera de 716,000 millones de dólares; sin embargo, “cedió” ante el reclamo del secretario de Defensa, James Mattis (“Perro Rabioso”), entre otros amanuenses, y aceptó elevar la proposición al Legislativo a 750,000 millones, que sería el mayor del mundo y establecería un récord histórico para el país.

¿Qué pensar de alguien que proclama el derecho a perdonarse a sí mismo; afirma que la “leche materna es repugnante”; o que hay que tratar a las mujeres “como si fueran mierda”?

¡Que merecía la portada anual de la revista Time!

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