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Internacional

Cuba. Progresar por cuenta propia

Jorge Gómez Barata

Uno de los defectos estructurales del modelo de sociedad instalado por el socialismo real fue que el Estado perdió capacidad para actuar como árbitro entre los diferentes actores sociales. La creación del sector no estatal de la economía cubana es un paso en la rectificación de ese fenómeno.

Además de los protagonistas quienes más se han beneficiado con el auge del trabajo por cuenta propia en Cuba son el Estado que, entre otras funciones, fue liberado de la responsabilidad de único generador de empleos y único empleador. Con el surgimiento de ese sector nadie ha sido perjudicado.

La ampliación del trabajo por cuenta propia en Cuba que en unos diez años ha generado más de medio millón de empleos a ritmos no inferiores a 50,000 por año prosperó por la urgencia de encontrar soluciones para el empleo de cientos de miles de trabajadores que el sector estatal no podía absorber, evitando el empobrecimiento de amplias masas. Entonces, como hoy, no existía un “Plan B”.

Diez años atrás el esfuerzo formó parte de una estrategia de supervivencia, circunstancia en la cual fue preciso improvisar y explica porqué entonces no se desarrolló una doctrina acerca de cómo lidiar con el sector no estatal e integrarlo a la economía nacional. Las carencias conceptuales fueron suplidas por la prédica y la gestión del presidente Raúl Castro.

Por primera vez en los últimos sesenta años se ha desplegado en Cuba un proyecto a escala social sin que el que el Estado realice inversiones o erogaciones, aporte recursos ni movilice a personas. En la conformación del sector estatal de la economía, en lugar de gastar el Estado ganó y por primera vez lucró no por hacer, sino por permitir que otros hicieran. Lejos de disgustarse, la gente fue más feliz.

Además de aportar millones de pesos, el trabajo por cuenta propia que aún está lejos de desplegar todas sus potencialidades, ha liberado al Estado de obligaciones menores y permitido el despliegue de talento empresarial de numerosos emprendedores que no han hecho otra cosa que generar empleos, brindar servicios, crear bienes y por supuesto ganar dinero.

Aguijoneados por la necesidad y movidos por la voluntad de labrarse ellos mismos su sustento y su futuro, usando la imaginación, comprometiendo sus magros recursos o usando las remesas enviadas por sus familiares, los trabajadores no estatales buscaron soluciones y con materiales de desecho o reciclados crearon vehículos de tracción animal y humana para el transporte de pasajeros, fabricaron piezas, repararon enseres, vehículos y edificaciones, habilitaron espacios de sus viviendas para restaurantes y cafeterías, criaron animales, realizaron importaciones y pusieron a producir parcelas de tierras ociosas.

Con frecuencia se asocia al trabajo por cuenta propia con el robo de gasolina y otros materiales de los almacenes, cuando en realidad quienes los sustraen o desvían son trabajadores y funcionarios estatales que los traspasan a los privados que no están libres de culpas, pero tampoco son los responsables de tales filtraciones.

Apoyar al presidente Díaz-Canel en el empeño por integrar el trabajo por cuenta propia a la estrategia de desarrollo y al modelo socialista es un cometido del momento histórico. “Revolución -dijo Fidel- es sentido del momento histórico.

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