Por Marina Menéndez(Especial para Por Esto!)
Ese es el ABC para la economía cubana en 2019, según lo dio a conocer el ministro del sector / Debaten diputados cubanos nueva versión de reforma constitucional, enriquecida por los planteamientos ciudadanos
LA HABANA, Cuba, 21 dde diciembre.- La economía cubana crece este año 1,2% y se propone hacerlo en 1,5% en 2019, un propósito que debe lograr al tiempo que aporta al desarrollo del país y sin generar nuevos endeudamientos, lo que significa también, entre otros, el reto de aumentar las exportaciones y las inversiones, y reducir lo que se importa.
Tal fue el enfoque que ofreció el ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular en el Segundo Período Ordinario de Sesiones de su 9ª. Legislatura: una plenaria sustanciosa que también analizaba, al cierre de esta edición, los cambios efectuados al proyecto de reforma constitucional de Cuba, en atención a las propuestas de la ciudadanía en debates abiertos en comunidades, y centros de estudio y laborales.
En su intervención durante la jornada matutina, Gil Fernández detalló que en el año que culmina, el plan era que el PIB creciera un dos por ciento. No se alcanzó. Sin embargo, a la cifra lograda se llega con el avance de planes y actividades de alto impacto social, sentando las bases para el crecimiento previsto de 1,5 en 2019, y ajustados a nuestras posibilidades financieras, resaltó, al tiempo que recordó el importante costo que sigue teniendo el bloqueo de Estados Unidos para nuestra economía.
No obstante, podemos hacer más, aseveró.
Los datos ofrecidos un día antes por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), recordados por el Ministro, refrendan que, pese a todo, los índices de la economía cubana no difieren mucho del contexto regional. Según el organismo, este año la región tendrá un PIB de 1,2%, y se espera 1,7% para 2019.
Ajustar cinturones
El titular destacó la importancia de que los cubanos ajustemos los gastos, y aseguremos un proceso inversionista eficiente que cubra los financiamientos otorgados y, además, respalde los programas nacionales de desarrollo.
Hay que garantizar que la inversión, rinda, puntualizó.
Detalló que para 2019 se planifica crecer en el sector primario de la economía cubana: agricultura, ganadería, citricultura, industria azucarera, construcción, comercio, transporte y comunicaciones, los que calificó de esferas clave y estratégicas para Cuba.
Dichos derroteros deberán alcanzarse mientras el presupuesto nacional, aprobado también por el Parlamento este viernes, continúa priorizando la educación y la salud, áreas que consumirán más de 55 millones de pesos del presupuesto cada día en 2019, de modo que representan más del 50% del total presupuestado.
Un aspecto novedoso pues responde a la nueva concepción constitucional de los municipios como entidades más autónomas para atender las necesidades locales, son los 879 millones de pesos que se espera recaudar en 2019 por concepto de impuestos y que se destinarán a esos territorios, donde debe desarrollarse proyectos productivos que generan puestos de trabajo y apoyen la economía, sin desatender lo social.
La nueva carta magna
Como una nueva Constitución, debido a la cantidad de cambios que contempla, puede considerarse el texto que emerge del proceso de reforma constitucional que ha enrolado a toda la ciudadanía durante los últimos meses.
Un total de 760 cambios se realizaron a la primera versión del proyecto, en atención a los planteamientos realizados por la ciudadanía, y del que emergió la versión presentada ante los legisladores por Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado.
Según explicó, ello conllevó a que de los 224 artículos aprobados en julio por la Asamblea, 134 sufrieran modificaciones. “Estamos hablando del 60 por ciento con cambios”, dijó.
Entre ellos se cuentan el artículo que reconoce que solo en el socialismo y en el comunismo (la mención de este último sistema socio-político fue la adición) garantizan la dignidad plena del hombre, o el reconocimiento del carácter laico del Estado cubano.
No obstante la profusión de ideas, todas las cuales fueron atendidas, y muchas reflejadas, como lo demostró la detallada intervención de Homero Acosta, el tema que provocó la mayor cantidad de propuestas fue el artículo 68, referido al matrimonio, con 192 408 opiniones diversas.
Por la unidad
Entre esos criterios se encontraba el deseo de mantener el planteo de la Constitución actual, que identifica a esa figura legal como la unión entre un hombre y una mujer, y no la propuesta del proyecto de considerar el matrimonio como la unión consensuada entre dos personas, lo que abría las puertas para la aprobación del matrimonio gay, una demanda de la comunidad LGTBI y también de los amplios sectores poblacionales que se pronuncian contra cualquier tipo de discriminación y la validez del nexo homosexual.
Hay una diversidad y hay que respetar todas las opiniones, explicó Homero Acosta al llegar a ese punto. La voluntad de la Comisión redactora y lo que aprobó esta Asamblea fue la nueva concepción, recordó. Pero se ha buscado el equilibrio necesario.
Pensemos en la unidad de Cuba y en lo que significa la Carta Magna, exhortó.
Debate trasladado
La decisión, entonces, ha sido no identificar a los sujetos que forman parte del matrimonio, y dejar esto para el Código de Familia que se renovará con base en la opinión del pueblo, dentro de dos años. Lo que corresponde es trasladar esa discusión para ese momento, aseveró. Y llevarlo a una votación democrática.
De tal modo, la nueva propuesta constitucional sobre ese aspecto identifica al matrimonio como una institución social y jurídica, y una de las formas de organización de las familias, que se funda en el libre consentimiento y la igualdad de derechos y obligaciones de los cónyuges. El nuevo artículo afirma que la ley (el Código de Familia) determina la forma en que se constituye, y sus efectos.
El que ha ganado es el pueblo y la Constitución, dijo al respecto Acosta, quien proseguía la presentación del nuevo texto a la hora de redactar estas líneas.
La duración del mandato presidencial, la posibilidad de reelección, requerida en muchos planteamientos, y el establecimiento o no de una edad para asumir la presidencia fueron otros de los aspectos que más opiniones generaron, así como la preocupación por que el trabajo no sea solo un derecho sino también una obligación, y los límites que se pudieran o no fijar para evitar la concentración de la propiedad y de la riqueza.