BRUMADINHO, Brasil, 26 de enero (EFE/AP).- La catástrofe causada por la ruptura de una represa de la minera Vale en la ciudad de Brumadinho, en el sureste de Brasil, deja ya un balance de al menos 40 muertos y entre 250 y 300 desaparecidos.
Un total de 366 personas han sido rescatadas hasta el momento, de los cuales 211 funcionarios de Vale y 145 empleados tercerizados, de acuerdo con el último boletín de los bomberos, que suspendieron las búsquedas hasta la madrugada del domingo.
Otro de los diques de la minera se encuentra en observación debido a las lluvias y ante el riesgo de un nuevo colapso que podría genera más daños en la zona.
Tras regresar del Foro Económico Mundial de Davos, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, sobrevoló este sábado la zona afectada en helicóptero y dijo que su Gobierno “hará todo lo que esté a su alcance” para “pedir justicia” y “prevenir nuevas tragedias” como esta o la ocurrida hace tres años en Mariana, de características similares y en la que murieron 19 personas.
En medio de la conmoción y un vaivén de cifras sobre desaparecidos y rescatados, los bomberos mantienen la esperanza de hallar a más personas con vida, a pesar de que el número de víctimas mortales pasó de 11 a 40 en cuestión de horas.
Huida a contrarreloj para escapar de un tsunami de lodo
“Miré para atrás y solo vi lama, no dio tiempo. Fue cuestión de segundos”. Así relata Wilson Ferreira (nombre ficticio) su huida a contrarreloj de la represa de residuos ferrosos que se rompió el viernes cerca de la ciudad de Brumadinho, en el estado brasileño de Minas Gerais (sudeste).
Ferreira, de 33 años, trabajaba tan solo hacía nueve meses en el complejo minero del gigante brasileño Vale, en el área de mecánica industrial, y aún no acredita cómo se pudo salvar de un ‘tsunami’ de un millón de metros cúbicos de agua y residuos de minerales de hierro bajando a una velocidad mortal.