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Internacional

'Revolución ciudadana” vive

Alfredo García

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El pueblo ecuatoriano busca su lugar. Las semillas de la “revolución ciudadana” sembrada por el entonces presidente Rafael Correa, germinan a pesar de la maniobra traicionera del presidente, Lenin Moreno, al dejar sin efecto el programa de reformas políticas y sociales que dignificaron al país.

El pasado 1 de octubre, Moreno anunció una serie de medidas económicas que provocaron una ola de protestas populares en toda la nación. La decisión ejecutiva elimina subsidios a los combustibles, libera precios de gasolinas extras y diésel a más del doble, reduce vacaciones para trabajadores públicos de 30 a 15 días y obliga a donar un salario de su sueldo mensual, entre otras condiciones exigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), para un préstamo de 4,200 millones de dólares.

Moreno inició sus actividades políticas como estudiante universitario en las filas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), fundado para insurgir contra la Junta Militar que derrocó al presidente Carlos Julio Arosemena en 1963 y gobernó con mano de hierro hasta marzo de 1966. En el 2006, Moreno fue propuesto y aceptado como vicepresidente por antiguos dirigentes del MIR al movimiento Alianza País, liderado por Rafael Correa también candidato presidencial.

En las elecciones generales de 2006, Correa fue electo presidente y Moreno vicepresidente, cargo en que ambos fueron reelegidos en 2009. Después de declinar postularse a una nueva reelección, Moreno fue nombrado por Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, enviado especial sobre Discapacidad y Accesibilidad con sede en Ginebra, Suiza, siendo renovado su mandato en dos ocasiones. En 2016, Moreno regresó a Ecuador y fue elegido por Alianza País, candidato a la presidencia para suceder a Correa, ganando la elección presidencial de 2017. Una vez en la presidencia, Moreno comenzó a distanciarse del programa de la “revolución ciudadana”, criticando la conducción política y económica de Correa.

Como respuesta a la repulsa popular por las medidas económicas y sociales dictadas por el FMI, Moreno decretó “estado de excepción” en el país por 30 días y acusó al expresidente, Correa y al mandatario venezolano, Nicolás Maduro, de ser promotores de los disturbios con el propósito de desestabilizar su gestión de gobierno.

Las manifestaciones callejeras reprimidas con violencia por las autoridades, han provocado hasta el momento la muerte de un líder indígena y 4 personas más, decenas de heridos y centenares de detenidos. La Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAI) pidió al Ejército que retire su apoyo al presidente.

No es primera vez que en Ecuador un presidente es derrocado por protestas populares. En 2005 el presidente, Lucio Gutiérrez, adoptó el programa del FMI. Después de ordenar un aumento en el precio del combustible que disparó un alza de la canasta familiar, Gutiérrez enfrentó la protesta popular con represión y declaró “Emergencia Nacional”. Tras perder el apoyo del Ejército y la Policía en medio de crecientes protestas callejeras, Gutiérrez escapó aterrorizado del edificio presidencial, siendo destituido por el Congreso por “abandono del cargo”.

Si en los últimos años una ofensiva electoral neoliberal, logró imponerse en Colombia, Argentina, Chile, Perú, El Salvador y Brasil, en el caso de Ecuador, la derecha asumió el poder tras una estratagema política utilizando a Moreno como candidato a la presidencia por Alianza País y ganar las elecciones en 2017, después de prestar servicios durante 4 años en Ginebra como enviado especial del secretario general de Naciones Unidas, donde se sospecha ocurrió su transformación política contra la “revolución ciudadana”.

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