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Internacional

No basta con decir: 'lo siento”

Aludiendo a la conmemoración del medio milenio de la toma de Tenochtitlán conquistada por Hernán Cortez en 1519 y a los doscientos años de la independencia de México en 1821, en sendas cartas al rey de España y al Papa Francisco, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha solicitado disculpas por los agravios infligidos por los colonizadores a los pueblos originarios de este país y por extensión, de todo el Nuevo Mundo.

La demanda que directamente implica a varias potencias europeas, entre otras a Portugal, Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda y a la Iglesia católica, no se agota con decir: “Lo siento” y tampoco es exclusivamente una cuestión de dinero. Se trata de la reparación a víctimas directas de la catástrofe humanitaria que esos eventos significaron y de la devolución de las riquezas apropiadas ilegítimamente, en general por métodos violentos.

A la llegada de los españoles en 1492, América estaba poblada por unos 90 millones de personas, de las cuales sobreviven unos 50 millones, agrupados en unos 522 pueblos que constituyen el 10 por ciento de la población. Son más del 60 por ciento en Bolivia, el 40 en Guatemala, el 24 en Perú, el 15 en México, cerca del diez en Nicaragua y el once en Chile.

Aunque la misérrima situación de los pueblos originarios, la explotación, discriminación y exclusión que todavía padecen y el racismo de que son objeto, no es responsabilidad exclusiva de las metrópolis que iniciaron esas prácticas, de la cual, en determinados casos, tomaron parte jerarquías aborígenes, y que durante los más de doscientos años, con fría eficacia y crueldad inédita, continuaron las oligarquías nativas, las culpas de quienes las iniciaron, es obvia.

En cualquier caso, no se trata de abstracciones sino de consecuencias que padecen no menos de 50 millones de aborígenes y sus descendientes, privados de sus tierras y sus bienes, esclavizados y humillados por ocupantes extranjeros, criollos y nacionales blancos que con su actitud adquirieron deudas morales y materiales que deberían saldar.

Sin embargo, el Gobierno español respondió que “…Rechaza con toda firmeza” el pedido de disculpas de México por los agravios durante la Conquista, mientras voceros de El Vaticano aluden que el Papa se ha pronunciado y por ahora no agregará nuevos argumentos.

Al asumir en solitario la reivindicación de ciertos derechos de los pueblos indígenas, el presidente López Obrador atrae sobre su persona la reacción de España, El Vaticano y otros pa?ses europeos, a la vez que resta fuerza a demandas que por su naturaleza com?n parecen apropiadas para promover acciones de carácter multilateral.

El primer paso está dado, la diplomacia pudiera ahora sumar fuerzas a acciones coherentes con el enorme significado que para todo el continente tiene el bicentenario de la Independencia de México.

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