Internacional

¿Valentía o complicidad?

Alfredo García

En torno a la noticia

El pasado martes, un extenso reportaje publicado en el periódico The Washington Post reveló detalles de los entretelones conspirativos de la Casa Blanca para derrocar al presidente venezolano, Nicolás Maduro. Sin embargo, amparado por la sagrada bandera de “libertad de expresión”, la reveladora crónica no deja claro si se trata de una audaz denuncia o una medida psicológica para minimizar la responsabilidad del presidente Donald Trump, y presentar ante la opinión pública la violación del orden internacional como un derecho del gobierno norteamericano.

En efecto, bajo la firma de los reporteros Josh Dawsey, Seung Min Kim y John Hudson, especializados en temas de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, el artículo citando fuentes anónimas relata los turbios manejos internos de Trump, minimizando su responsabilidad y señalando a Mike Pompeo, secretario de Estado, y a John Bolton, asesor de Seguridad Nacional, como chivos expiatorios de la desfachatada intervención en los asuntos internos de Venezuela.

Según el Post, funcionarios del gobierno y asesores de la Casa Blanca bajo anonimato, manifestaron que Trump se había quejado de haber sido engañado por Bolton sobre lo fácil que sería reemplazar al presidente Maduro por el autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó. “Para Trump Maduro es un hueso duro y los asesores no debieron hacerle creer que la semana pasada, cuando Guaidó lideró las protestas masivas en las calles, podría ser derrocado”.

Según las misteriosas fuentes, Trump se queja de la postura “intervencionista” que va en “contravía con su opinión”, según la cual, EE.UU. “debería mantenerse al margen de los conflictos extranjeros”. Un alto funcionario de la administración Trump manifestó que Bolton quiere meterlo en “una guerra”, señala el artículo, mientras otros indican que el presidente “tiene una visión realista de los desafíos y no cree que haya una solución rápida en el caso de la crisis venezolana”.

El reportaje del Post compara la escalada de agresión militar a Venezuela con el aumento de la agresividad hacia Irán: “Trump parece sentirse mejor con la política hacia Irán, que se basa en su firme convicción de que el expresidente Barack Obama calculó mal al cerrar el acuerdo nuclear con Teherán, mientras está menos cómodo con la escalada retórica sobre Venezuela, que no representa una amenaza militar directa para el país. “Cualquier participación militar de los Estados Unidos allí arriesga una pelea con Rusia, que respalda a Maduro y le ha vendido armas”, sería una supuesta cita de Trump.

El pasado viernes, al terminar una conversión telefónica con el presidente ruso, Vladimir Putin, Trump afirmó que el mandatario ruso “no está buscando involucrarse en Venezuela y que le gustaría ver que suceda algo positivo”.

“Me siento de la misma manera. Queremos conseguir algo de ayuda humanitaria”, dijo Trump, en contraste con las declaraciones anteriores de Pompeo y Bolton, quienes acusaron a Rusia de apoyar a Maduro con dinero y equipamiento militar.

El escrito asegura que funcionarios actuales y anteriores así como asesores externos, coinciden en que los sucesos del pasado 30 de abril en Caracas, han dejado de lado la discusión sobre una fuerte respuesta militar por parte de los EE.UU. “Piensan que el tiempo está de su lado y que Maduro caerá por su propio peso”. Sin embargo, tras advertir que “la espera tiene un riesgo” los autores se preguntan: “¿Qué pasa si Guaidó solicita la asistencia militar?” Después de salvar cara a Trump sin hacer alusión a la flagrante violación de la Carta de la ONU por su injerencia en Venezuela, ¿se puede considerar el reportaje valentía periodística o complicidad política?