LA HABANA, Cuba, 21 de mayo (Por Pelayo Terry Cuervo, exclusivo para Por Esto!) Persuadidos de que no puede dársele al imperialismo ni un tantico así, como alguna vez dijo el guerrillero argentino cubano Ernesto Che Guevara, los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), volvieron a reunirse para concertar sus estrategias ante el creciente incremento de las amenazas de Estados Unidos contra la región latinoamericana.
La Habana volvió a ser sede de un encuentro de este mecanismo integrador, al acoger el XVIII Consejo Político del ALBA-TCP, que entre sus propósitos señaló como objetivo defender los postulados de América Latina y el Caribe como zona de paz.
Durante la inauguración del evento hablaron representantes de varias de las naciones integrantes del grupo, y todos, en coincidencia con la situación que vive este lado del mundo, criticaron los intentos desestabilizadores y las sanciones unilaterales del gigante del Norte, en especial contra tres países del continente: Cuba, Venezuela y Nicaragua.
No hubo una sola intervención que no solicitara el respeto a la Proclama de Paz aprobada por los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en La Habana, en enero del 2014, la cual se ve amenazada por las constantes agresiones de Estados Unidos y su renovado propósito de aplicar, en los tiempos actuales, la Doctrina Monroe, calificada de anacrónica, vetusta y sin sentido.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, al dar la bienvenida a los ministros de Relaciones Exteriores y altos representantes de las naciones que agrupa el ALBA, manifestó que la Proclama de Paz de la CELAC es una plataforma de defensa de los principios del derecho internacional contra la guerra y a favor de la paz, y para favorecer los intereses legítimos de los pueblos, las grandes mayorías y la defensa de las soberanías.
La actual situación en Venezuela estuvo igualmente presente en las intervenciones de la sesión inaugural, pues “las amenazas del uso de la fuerza contra Venezuela constituyen el más grave peligro para la paz y la estabilidad regional”, dijo el Canciller de la mayor de las Antillas, y rechazó, al igual que el resto de los participantes “todo tipo de intervención en Venezuela”.
“Decidimos defender la paz, frente a las presiones del gobierno estadounidense y las sanciones económicas. Frente a los fracasos de la estrategia de Washington contra Venezuela habrá que unir las fuerzas para denunciar las amenazas, defender la paz en el hemisferio y en el mundo, para evitar otra aventura militar imperialista en la región, para favorecer las iniciativas del diálogo, respetuosos en la igualdad soberana y en absoluto respeto a la libre determinación”, enfatizó Bruno.
Otro de los temas presente en las intervenciones fue el rechazo a la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, medida que busca el recrudecimiento del bloqueo que por casi 60 años ha impuesto Estados Unidos al pueblo cubano.
Esta medida de ahogamiento fue duramente criticada, y el llamado de este grupo integrador es hacerle frente mediante la denuncia y el rechazo al acoso del vecino país del Norte contra el archipiélago, al señalar que son inadmisibles medidas extraterritoriales como esa.
Nicaragua, otra de las naciones en el colimador de la potencia norteña, recibió también el apoyo unitario de los participantes, bajo el principio de respetar las soluciones propias que decida el pueblo de ese país centroamericano.
La defensa de la soberanía, la autodeterminación y la construcción de proyectos políticos según las características de cada cual, el llamado a la no intervención en los asuntos internos y la promoción de la paz y la seguridad internacional fueron los principales ejes por los que transcurrió la jornada del Consejo Político, que llamó, en pleno, a no subestimar el poder de articulación de los pueblos, la fuerza de la denuncia y el papel de la verdad ante los nuevos escenarios que se reconfiguran en el continente y la oleada imperial que pretende regresar los tiempos de dominación y subordinación de las grandes mayorías los intereses de unos pocos.
El ALBA-TCP se erige como el muro de la resistencia ante tanto desorden imperial y como el escenario ideal para la concertación y la cooperación de los países, en favor de sus pueblos y sus luchas.