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Internacional

¿Simulacion o contradicciones?

Alfredo García

Una reciente polémica pública entre el presidente Donald Trump y su consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, sobre Irán y Corea del Norte, ha generado confusión e incertidumbre sobre el manejo de las políticas y el nivel de responsabilidad de los miembros del Gabinete del millonario mandatario.

Durante la visita a Japón, Trump contradijo a Bolton al señalar que a diferencia de su consejero de Seguridad Nacional, no consideraba las recientes pruebas de misiles de Corea del Norte violatorias de las resoluciones de la ONU, ni estaba buscando un cambio de régimen en Irán. La imagen conciliadora de Trump hacia sus rivales, contrastó con la belicosidad de Bolton, sin que quede claro si se trata de una simulación o una diferencia de fondo entre ambos sobre la guerra y la paz.

El presidente Donald Trump nombró consejero de Seguridad Nacional el 22 de marzo de 2018, al ultraderechista abogado, John Bolton, con una funesta trayectoria pública y académica difícil de superar. Siendo partidario de la guerra de Vietnam, el joven Bolton evitó deliberadamente el servicio militar, alistándose en unidades de reserva. Después de graduarse de abogado en la Universidad de Yale y teniendo como mentor político al senador ultraderechista, Jesse Helms, Bolton prestó servicios como durante las administraciones de Ronald Reagan y George W. Bush, donde alcanzó notoriedad por sus posiciones extremistas y prepotentes.

En mayo de 2002, Bolton agregó al bautizado “Eje del Mal” del presidente Bush, (Irán, Irak y Corea del Norte) a Cuba, Libia y Siria, por considerarlos “patrocinadores del terrorismo”. A punto de ser rechazado por el Congreso, aprovechando un receso legislativo, Bush, lo nombró embajador de EE.UU. en la ONU. Un año después ante la inminencia de ser rechazado por el Senado, Bolton renunció como embajador.

El consejero de Seguridad Nacional, es notorio por defender el unilateralismo, rancio crítico de la Unión Europea, UE, apoyó la invasión de la OTAN en Libia, fue autor del engaño de las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein y arquitecto de la invasión a Irak, opositor al Estado palestino, influyó decididamente en la salida de EE.UU. del acuerdo nuclear con Irán y ha promovido sin éxito hasta el momento, una estrategia de ataques preventivos contra Corea del Norte e Irán. Respecto a América Latina y el Caribe, Bolton respalda al presidente colombiano, Iván Duque y al brasileño, Jair Bolsanaro, calificándolos de “socios de ideas firmes”, y acusa a Cuba, Venezuela y Nicaragua, de ser una “troika de tiranía”.

Los seguidores del presidente Trump restan importancia a las diferencias con Bolton. Consideran que el mandatario se rodea de asesores con los que no está de acuerdo, para alentar el debate. “Bolton es útil para él”, (Trump), según, Mark Dubowitz, director Ejecutivo de la derechista, Fundación para la Defensa de las Democracias, “Bolton es el halcón súper del casting central. Los norcoreanos lo odian. Los iraníes lo odian. Ambos regímenes lo persiguieron; creo que a Bolton le encanta y al presidente también. Abre un espacio diplomático, para que él pueda ir y venir entre una posición de línea muy dura y mantener conversaciones”.

La simulación es intrínseco en gobernantes inescrupulosos. Los recientes acontecimientos en Colombia, alimentan la sospecha sobre la simulación entre el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y su mentor el expresidente, Álvaro Uribe, respecto al acuerdo de paz. A nivel inmobiliario, la secretividad permitió a Trump en el pasado reproducir con relativo éxito la táctica de fuerza y negociación. Sin embargo una vez aplicada en política exterior, su publicidad y repetición, se convierte en vulnerable rutina.

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