Alfredo García
En torno a la noticia
El “embargo total” con que el presidente Donald Trump amenaza al gobierno revolucionario cubano no es novedoso. El nefasto plan existe desde la crisis de los misiles en octubre de 1963, según el Almirante Stansfiel Turner, ex jefe de la CIA durante el gobierno del presidente Jimmy Carter. Lo nuevo es el matiz fascista del entorno que rodea al mandatario norteamericano.
“Si las tropas y milicias cubanas no cesan inmediatamente las operaciones militares y de otro tipo con el propósito de causar la muerte y la destrucción de la Constitución de Venezuela, se establecerá contra la isla de Cuba un embargo total y completo, junto con sanciones al más alto nivel”, afirmó Trump en su cuenta Twitter el pasado 30 de abril.
Durante una entrevista en su residencia en Washington en noviembre de 1984, el Almirante Turner, quien había participado en el proceso de acercamiento entre Estados Unidos y Cuba durante el gobierno de Carter, expuso su criterio sobre la posibilidad de una agresión militar a la isla en un segundo mandato de Reagan, dando a conocer la existencia del “embargo total”.
En aquella ocasión, el veterano marino que había participado en el bloqueo naval contra Cuba durante la crisis de los misiles en octubre de 1963, aseguró: “No hay que temer una agresión militar directa. Eso nunca había estado en los planes de ninguna administración. En caso de una situación extrema, existía un plan de embargo marítimo y aéreo sobre Cuba para doblegar al gobierno, sin hacer un solo disparo ni pisar tierra cubana. ¿Cuánto tiempo podría resistir el gobierno cubano? ¿Quién estaría dispuesto a desafiar a EE.UU. para ayudar militarmente a Cuba? El punto vital para ambos países, era evitar llegar a ese extremo”, advirtió Turner. El legendario hombre de mar, falleció el 18 de enero del 2018 en Washington a los 94 años.
A finales de 1984 existía mucha incertidumbre sobre la futura política de la Casa Blanca hacia Cuba. El primer gobierno de Ronald Reagan, había sido nefasto para la isla socialista. En noviembre de 1981 una amenaza “creíble” de agresión del entonces secretario de Estado, general Alexander Haig, provocó una crisis internacional al acusar al gobierno cubano de enviar soldados y armas a los movimientos revolucionarios centroamericanos y declarar que EU “irá a la fuente”, en medio de un gigantesco despliegue militar naval.
El peligro fue sofocado durante una reunión secreta en la capital mexicana entre el vicepresidente cubano Carlos Rafael Rodríguez y Haig, con la mediación del entonces presidente mexicano José López Portillo.
Dos años después Reagan ordenó la invasión a Granada, donde varios centenares de trabajadores cubanos construían un aeropuerto para el desarrollo turístico de la isla caribeña. Fue una decisión oportunista que distrajo la atención de un revés militar sufrido en esos días en Líbano, la oportunidad de eliminar el ejemplo de la revolución granadina y propinar limitado “castigo” al gobierno cubano por su solidaridad internacionalista.
Sin embargo, tras apoyar al gobierno sudafricano y a la organización contrarrevolucionaria, UNITAS, en el conflicto angolano, Reagan asumió una pragmática posición ante el acuerdo tripartito (Angola-Cuba-Sudáfrica) en diciembre de 1988, que garantizó la soberanía de Angola, la independencia de Namibia y puso fin al sistema de apartheid sudafricano.
El presidente Reagan provocó muchas penurias al pueblo cubano, pero en términos políticos fue un conservador coherente. El presidente Trump carece de formación política, bajo nivel cultural y gigantesco ego. Su razonamiento es de extorsionador inmobiliario. Sus asesores en política exterior, son supremacistas blancos que lo empujan al abismo. Asumir posiciones políticas extremas con aparente bajo costo y alto beneficio, puede llevarlo a tomar decisiones de no retorno y convertir un error en irreversible equivocación. En negocios, el riesgo es un revés económico. En política exterior, es un genocidio.