Por Marina MenéndezFotos: Lisbet GoenagaEspecial para Por Esto!
LA HABANA, Cuba.- Que un total de 16 mujeres hayan asumido este sábado sus cargos como gobernadoras o vicegobernadoras en las 15 provincias que tiene el país, habla de cuánto se derrumban aquí los prejuicios machistas contra las féminas, y del modo aplastante en que nosotras (no puedo decir ellas) nos hemos ido empoderando.
Pero el hecho de que tantas compañeras dirijan o codirijan las gobernaciones provinciales con que se perfecciona el Poder Popular no es aislado, y debe sumarse a otros escaños alcanzados sobre los rezagos de una sociedad de origen patriarcal en la que muchas mujeres, todavía hoy, enfrentan o preparan a sus congéneres para la denuncia y no permitir un machismo repudiado en las leyes y la institucionalidad… aunque no en todas las mentes.
Lo de las gobernaciones marca pauta. La provincia de Camagüey, por ejemplo, podría decirse que rompió récord: titular y vicetitular en ese ejecutivo territorial, son mujeres.
Al frente del Gobierno de esa localidad ha asumido Yoseily Góngora, 36 años, proveniente de la profesión magisterial y, como su segunda, Carmen María Hernández, una financista de 52 años que llegó a dirigir el Fondo de Bienes Culturales de su provincia.
Los peldaños por los que hemos ascendido también son visibles en el actual Parlamento de 605 miembros, donde nosotras constituimos un 53,22%, es decir, más de la mitad; y aunque la edad promedio es de 49 años, 80 de ellas están entre los 18 y los 35: hay jóvenes.
Tales cifras se suman a otras no menos importantes para comprobar que en Cuba, las mujeres “estamos liberadas”, término usual hace algunas décadas, cuando la labor por sacarnos del hogar apenas comenzaba al calor de la emancipación “en todos los frentes” que desató el proceso revolucionario después de 1959.
Por ejemplo, según se informó en el más reciente Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), hoy constituimos el 37 por ciento de la ocupación general y estamos en las categorías de profesionales y técnicos en un 66%.
Datos aportados por esa organización apuntan que más del 80% de las que laboramos lo hacemos en el sector estatal, y que constituimos el 34% del universo de trabajadores por cuenta propia o privados.
Sin embargo, muchos opinan que las asimetrías impiden que la plena igualdad -ratificada por la Constitución que se aprobó hace un año y seguramente presente en el esperado nuevo Código de Familia- sea, siempre, totalmente efectiva.
Un interesante reportaje publicado por la agencia IPS acude a datos del año 2016. Para entonces, las mujeres dedicábamos 14 horas semanales más que los hombres a las labores domésticas y de cuidado a personas necesitadas o dependientes, como niños y enfermos.
«Todos tenemos derecho a llegar a los mismos espacios, pero no estamos en igualdad de condiciones: las mujeres seguimos teniendo dobles y triples jornadas; somos las cuidadoras de los hijos y los ancianos…», aducía la directora cinematográfica y productora, Marilyn Solaya, en reciente diálogo con Por Esto!
Equidad, recordaba la artista, no es lo mismo que igualdad.
Para ella, como para otros tantos en Cuba, muchas de las barreras persisten en la mentalidad de las personas. Pero, al propio tiempo, Solaya concede enorme importancia, en las conquistas que se exhiben, a la lucha desarrollada desde principios del siglo pasado por mujeres de las que no siempre se habla.
La preocupación porque se les conociera más afloró con su “descubrimiento” de la historia del feminismo cubano, a partir de una investigación del Dr. Raúl Pagés, presidente de la Red Iberoamericana de Masculinidades, y un abanderado de la equidad de género.
De allí surgió el documental “En busca de un espacio”, que Marilyn Solaya estrenó a mediados del año pasado, y preámbulo de lo que constituye ahora el proyecto cultural “Todas”, del cual es coordinadora.
“En todos los tiempos las mujeres hemos estado buscando ese espacio que nos ha sido denegado; hemos sido relegadas a un segundo plano, aunque somos la mitad de la población”, comentó cuando el cortometraje fue incluido entre los aspirantes a los premios Coral del Festival de Cine Latinoamericano del último diciembre.
Ahora, “Todas: en busca de un espacio” como proyecto, ha dado el primer paso con una exposición fotográfica inaugurada esta semana en la capital, donde se recogen los hitos marcados por las mujeres precursoras del feminismo en la Isla.
Incorporar a muchos
La muestra será itinerante y abre el diapasón para que, en su recorrido por el país, se haga más rica la línea del tiempo descrita en la exposición, y se incluyan “otros sucesos o mujeres que vayamos redescubriendo en las localidades del país adonde lleguemos”, declaró Marilyn Solaya en la apertura.
En su prontuario, que es el de la historia de Cuba, están ya los nombres de féminas inscritas en el alumbramiento de la nación como la camagüeyana Ana Betancourt, la escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda, o María Luisa Dolz, fundadora de la segunda enseñanza para que las niñas pudieran prepararse e ir a la Universidad…
Pero, ¿cuántas desconocidas quedarán por identificar? De hecho, 500 nuevos nombres de mujeres destacadas le han llegado a la cineasta ya, de parte de personas que conocen su intención.
Y aunque la iniciativa busca visibilizar, mediante un enfoque histórico, lo que Solaya considera es el aporte de las cubanas a la construcción nacional y brindar referentes femeninos a las mujeres jóvenes y las niñas de hoy, el fin último de “Todas…” resulta más abarcador.
Para ella, el éxito estará en sumar voluntades y esfuerzos de muchas personas, instituciones y organizaciones.
Aquellas mujeres que subieron a la palestra pública en el reclamo del derecho al sufragio y protagonizaron después, en 1926, el Primer Congreso Nacional de Mujeres que tuviera lugar en Iberoamérica, también son partícipes de los derechos disfrutados hoy, y del avance de las actuales generaciones hacia la plena igualdad de género, considera.
La impronta de esas precursoras estuvo presente cuando las primeras mujeres gobernadoras y vicegobernadoras de Cuba, ayer, tomaron posesión.