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Internacional

¿La vida o la economía?

Pedro Díaz Arcia

Pareciera que así de simple es la cuestión. No es aconsejable anidar en los extremos. La problemática no debe reducirse a una disyuntiva ante una crisis tan compleja. Pero la situación creada por la propagación del Covid-19 la ha colocado en la agenda de muchos países que entran en una fase superior de la pandemia. Para la OMS muchos países desaprovecharon el tiempo desde que el virus irrumpió en China.

Para el vicegobernador de Texas, Dan Patrick, no existe el dilema, se impone salvar la economía y levantar las restricciones. El funcionario, en edad de riesgo, aseguró que está dispuesto a morir si se reactiva la economía. Dijo que muchos abuelos, como en su caso, garantizarían para los nietos el “sueño americano”. La declaración, en un programa de Fox News, sacudió a las redes sociales y pronto el mensaje “No voy a morir por Wall Street” se convirtió en tendencia.

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, sin alusiones directas afirmó que “Nadie debería estar hablando de darwinismo social por el bien del mercado de valores”; y pidió al gobierno federal que se “nacionalice la cadena de suministros médicos” mediante la Ley de Producción de Defensa -aprobada en 1950 al inicio de la Guerra de Corea- y que concede poderes al Presidente para que las industrias nacionales garanticen determinados productos y servicios necesarios para la defensa. El demócrata se ha convertido en una referencia en el enfrentamiento al Covid-19, de tal magnitud, que no pocos miembros y simpatizantes del bando azul lo ven como una figura nuevamente presidenciable. Como alguien dijera “hay crisis que hacen o deshacen líderes”.

Por su parte, el presidente Donald Trump planteó que las medidas impuestas para detener la pandemia costarán más vidas que la enfermedad en sí.

¿Es posible un cierre controlado con apertura? Los defensores argumentan que si se cierra la producción, la comercialización, el transporte, entre otros rubros, ¿cómo se alimentará la población? ¿De dónde recibirá los insumos para su manutención; y sostener el estatus indicado de higienización? ¿Cómo irán los trabajadores a sus puestos de labor? Si la economía se paraliza, el riesgo se potenciará para todos. Se requerirá una estrecha coordinación del Estado con el entramado empresarial y el sistema bancario, así como contar con el apoyo social, y no sólo en lo referente al cumplimiento de las medidas cautelares para evitar el contagio.

Japón, una de las principales economías del mundo y de los países más cercanos a China, no decretó el bloqueo de ciudades o el aislamiento obligatorio de los ciudadanos; cerró las escuelas y eventos para que la población llevara una vida más o menos normal y “aplanar” la curva de propagación. Hasta hace dos días tenía 43 víctimas fatales. La estrategia fue hacer tests y aislar; sin las pruebas necesarias, lo que puede ser una bomba de tiempo.

En Estados Unidos, llamado a convertido en el epicentro de la pandemia, el virus tiene presencia en todos los estados. El día 18 habían muerto 106 personas y la cantidad de infectados rebasaba los 6,200; sin embargo, el jueves se elevó a casi 70,000 infectados y poco más de 1,000 muertos; mientras se espera la aprobación del estímulo de 2.2 billones de dólares por la Cámara Baja, ya lo sancionó el Senado. La ayuda impulsará la economía con pagos directos a más del 90% de los estadounidenses y a negocios para atenuar los efectos de la enfermedad.

Es posible que sin cerrar la economía, se preserve lo más valioso que es la salud y la vida. Si hay algo de cierto es que no existen recetas universales que indiquen cómo actuar ante la crisis; así como el virus muestra menor o mayor letalidad según el paciente.

La bola se encuentra en el aire sobre la cancha.

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