LA HAYA, Holanda, 28 de marzo (AFP).- Los delincuentes buscan cómo beneficiarse de la pandemia de coronavirus en Europa. La criminalidad se adapta a medida que el coronavirus se propaga: tráfico de mascarillas, vacunas falsas, estafas a ancianos y abusos en internet de niños confinados.
Millones de personas están en sus casas, lo cual reduce el número de robos. Los toques de queda dejan a los carteristas sin apenas víctimas y el cierre de las fronteras pone obstáculos al narcotráfico, lo que crea tensiones entre los traficantes y provoca escasez de drogas.
Pero la propagación de la COVID-19 en el Viejo Continente, actual epicentro de la pandemia, ha creado una nueva especie de delincuentes, que se han adaptado rápidamente y han cambiado las reglas del juego.
“Los estafadores adaptaron muy rápidamente sus sistemas de fraude para rentabilizar la angustia y el miedo de los ciudadanos europeos”, analiza la agencia.