PUERTO PRÍNCIPE, Haití, 30 de marzo (AP).- Desde la Ciudad de México hasta Santiago de Chile y Puerto Príncipe, el coronavirus está penetrando en la región más desigual del mundo y muchos de los primeros casos fueron traídos por miembros de las elites que volvían de vacaciones o de viajes de trabajo a Europa y Estados Unidos.
Buena parte de los ricos se están recuperando, pero los expertos advierten que el virus puede matar grandes cantidades de pobres, que deben seguir trabajando para alimentar a sus familias, viven en condiciones poco higiénicas y no tienen acceso a atención médica buena. Algunos gobiernos están dando ayuda económica a los trabajadores informales, como el servicio doméstico, vendedores callejeros y otros a quienes se les dijo que permaneciesen en sus casas para reducir la propagación del virus, pero ese dinero no llega a todo el que lo necesita.
“Si me quedo en casa, pierdo todo. No tengo forma de preservarlos”, dijo Marie -Ange Bouzi, quien vende tomates y cebollas en las calles de la capital haitiana. “No voy a gastar dinero combatiendo al corona. Dios me va a proteger”.
Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, informó de sus dos primeros casos del virus el 20 de marzo. Uno fue importado por uno de sus artistas más exitosos, un cantante de R&B que acababa de regresar de Francia, según el director de salud de Puerto Príncipe.
El cantante, Roody Roodboy, cuyo nombre verdadero es Roody Pétuel Dauphin, se encerró en su casa al volver para no contagiar a nadie e hizo que sus acompañantes se hiciesen una prueba para ver si portaban el virus, según su mánager Narcisse Fiever. Acotó que el cantante había recibido amenazas de muerte de gente que lo acusa de traer el mal a Haití, aunque no hay pruebas de que haya contagiado a nadie.
Para cientos de miles de haitianos que ganan unos pocos dólares diarios vendiendo cosas en la calle, una cuarentena como la de Dauphin los condenaría a pasar hambre.
“La gente no se va a quedar en su casa. ¿Qué van a comer?”, dijo Bouzi. “Haití no está preparada para algo así”.
El gobierno haitiano redujo las horas en que operan bancos y dependencias gubernamentales, cerró escuelas y transmite por radio mensajes en los que se pide a la gente que permanezca en sus casas. Pero miles de personas de Puerto Príncipe colmaron mercados callejeros, autobuses y camiones usados para transportar gente conocidos como tap-taps esta semana.
En Chile, que ha registrado más de 2.500 casos desde el 3 de marzo, ha habido muchos contagios en barrios de clase media-alta, de gente que acababa de volver de Europa, sobre todo de Italia.
El ministro de salud Jaime Mañalich se quejó de que los residentes acaudalados de los barrios capitalinos Las Condes y Vitacura violan constantemente el pedido de que se queden confinados luego de dar positivo o de entrar en contacto con alguien contagiado. El alcalde de Las Condes Joaquín Lavín dice que más de la mitad de los casos de la ciudad se concentran en Las Condes y Vitacura.
El ministro de salud dijo que él personalmente exhortó a los residentes ricos a que se queden en sus casas y que estos están desoyendo la orden.
“Uno escucha pitazos y ruidos de calle que dicen que nos están engañando y no están respetando la cuarentena”, dijo Mañalich.
Las autoridades mexicanas dicen que al menos 17 de las personas más ricas del país regresaron con el virus tras un viaje a esquiar en Vail, Colorado.
La primera persona que falleció en el estado de Río fue Cleonice Gonçalves, una mujer de 63 años que trabajaba como empleada doméstica de una mujer de Leblón, uno de los barrios más exclusivos de Brasil. Su patrona contrajo el virus en un viaje a Italia, pero la familia de Gonçalves dice que no se le informó que estaba en cuarentena a la espera de los resultados de una prueba, según Camila Ramos Miranda, secretaria de salud de Miguel Pereira, la localidad donde vivía la mucama. Gonçalves, quien padecía de presión alta y diabetis, contrajo el virus y falleció el 17 de marzo en Miguel Pereira, dos horas al norte de la capital.
“Sé que necesitamos trabajar, ganarnos nuestro pan de cada día, pero no hay nada más importante que el valor de la vida”, afirmó el alcalde de Miguel Pereira André Português en un video que difundió en Facebook.