
El Gobierno de Estados Unidos ha aceptado formalmente un Boeing 747 ofrecido por el Gobierno de Qatar para ser utilizado como nuevo avión presidencial, conocido como Air Force One, en una decisión que ha desatado una intensa polémica política y de seguridad.
El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, confirmó que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, autorizó la aceptación de la aeronave “de conformidad con todas las normas federales”.
Parnell añadió que el Departamento de Defensa implementará las medidas necesarias para garantizar la seguridad operativa del avión, aunque remitió a la Fuerza Aérea para mayores detalles.
La noticia, que se filtró semanas atrás, ha sido recibida con escepticismo incluso dentro del Partido Republicano.
Críticos argumentan que convertir el lujoso avión catarí en una plataforma presidencial segura podría requerir hasta dos años y cientos de millones de dólares, considerando las instalaciones de comunicación, blindaje y defensas requeridas.
El presidente Donald Trump defendió la decisión a través de su red Truth Social, calificándola como un "gran gesto" entre aliados y negando que se trate de un obsequio personal.
También prometió que el avión será donado a su biblioteca presidencial al terminar su mandato.
No obstante, senadores demócratas y republicanos, como Jack Reed y Ted Cruz, han advertido que aceptar un avión de un gobierno extranjero podría constituir un riesgo de espionaje e injerencia, contraviniendo además disposiciones constitucionales sobre regalos de estados foráneos.
La controversia se produce mientras Boeing acumula retrasos de hasta cinco años en la entrega de los nuevos Air Force One encargados en 2018 por la administración Trump, lo que habría motivado el acercamiento a Qatar, según reportes de CNN.
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