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Desesperados por no poder cruzar por el puente que une Guatemala y México, decenas de migrantes optaron por abrir una parte del mismo: pusieron una escalera que colgaba hasta el río para entrar de forma irregular a territorio mexicano
Cada cinco minutos, una balsa hecha de madera y llantas recogía a una decena de migrantes, y los que no tenían para pagar los entre 5 y 15 pesos que cuesta el traslado recorrían el río nadando. Hubo quienes se inconformaron entre los que esperaban en el puente ante la posibilidad de que las autoridades mexicanas tomen represalias.