TUXTLA GUTIERREZ, Chiapas, 15 de abril (NTX/EL UNIVERSAL).- Congregados en una caravana, más de 5 mil migrantes, iniciaron la madrugada de este lunes su viaje con destino a Estados Unidos, a través de territorio mexicano.
Más de dos mil migrantes partieron la madrugada de este lunes rumbo al municipio de Huixtla, Chiapas, en una caminata que durará más de ocho horas.
Alrededor de las 1:30 horas, los organizadores comenzaron a despertar a las familias que pernoctaban en el anfiteatro del espacio para que comenzaran a recoger la basura del lugar y se alistaran para retomar el camino.
Con bolsas negras de basura y dos escobas, los centroamericanos comenzaron a levantar envases de agua, cartones que ocupaban como “colchones” y demás desechos para dejar una buena imagen a la población local y demostrar “que no todas las caravanas son iguales”, afirmaron.
Rehusándose a despertar, llorando y viendo fijamente a sus padres, los infantes de la caravana mostraron el rostro desgarrador de la migración. La ruta hacia el “sueño americano” de niños, niñas, mujeres y hombres, continúa.
Formando el contingente en la calle aledaña al parque, algunos de los organizadores decidieron que fueran las mujeres y los menores quienes, detrás de un pequeño grupo de varones, encabezaran el contingente.
Al no tener líderes visibles, organizar a las más de dos mil migrantes para comenzar la marcha, fue una ardua tarea que les llevó poco más de 40 minutos.
El viaje rumbo a Huixtla comenzó a las 3:00 horas, en donde ya en los dos primeros kilómetros se suscitaron paradas continúas para reagruparse, lo que ocasionaba esporádicos reclamos de algunos migrantes que querían mantener un ritmo de marcha más rápido.
“Tenemos mujeres y niños, no desesperen, la frontera no se va a ir, pero ustedes sí se van a cansar”, gritaban los organizadores.
Escoltados al inicio por dos motocicletas de la Policía Municipal, y seguidos por una patrulla de la Policía Federal y una ambulancia de Protección Civil, los migrantes, al llegar a la calle décimo séptima a las afueras de la zona centro de Tapachula, se encontraron de repente sin apoyo de seguridad que los guiara en su trayecto.
Hasta la gasolinera de Petróleos Mexicanos (PEMEX), localizada sobre esta calle, llegó la custodia de las dos motocicletas de la autoridad municipal, quienes se sorprendieron de que en este punto no estuviera la Policía Federal esperando por la caravana.
El trayecto por esta zona lo realizarán a oscuras, pues los migrantes no cuentan con lámparas. Sólo la voz de los organizadores de la caravana, apoyados con una cuerda que sostiene el cuerpo de seguridad del grupo en la primera fila del contingente son los instrumentos que mantienen con dificultades el orden.
El viaje de Tapachula a Huixtla le llevará a los migrantes centroamericanos más de ocho horas de trayecto a pie. Mientras tanto, el anfiteatro del Parque Central que los acogió desde la noche del pasado viernes se observa tranquilo y limpio.
Otros tres mil
Al contingente de unos 2 mil centroamericanos, quienes ingresaron el fin de semana a territorio nacional por la fuerza –tras romper los candados del portón que comunica al Puerto Fronterizo de Ciudad Hidalgo, en la frontera con Guatemala– se unieron otros migrantes que estaban varados en esta ciudad.
El contingente, integrado por una fuerte cantidad de menores, mujeres con niños en brazos y embarazadas, además de hombres y adultos mayores, inició su camino a las 03:00 de la mañana de este lunes, con el objetivo de llegar a la cabecera municipal de Huixtla para descansar.
Bajo los fuertes rayos del sol, que provoca temperaturas de 38 grados con sensación térmica de 40, los migrantes, en su mayoría provenientes de Honduras, el Salvador, Guatemala y Nicaragua, caminaron sobre la carretera Tapachula-Huixtla.
Cargando mochilas y un cobertor al hombre, así como a su hijo de cinco años en el cuello, caminaba Geovay, un joven hondureño que junto con su esposa decidió dejar atrás la pobreza y violencia de su país para buscar mejores condiciones en Estados Unidos.
A esta caravana también se unió un grupo de la comunidad LGTB, que huyen de la discriminación y violencia que son objeto en sus países.
“Abandono mi país por la discriminación que somos objeto por nuestro género, somos abusados y amenazados por las pandillas y no tenemos empleo”, explicó Nanci, quien confesó que fue abusada sexualmente en dos ocasiones por pandilleros.
“Por mi género me han maltratado bastante, no me dan trabajo; quiero vivir en un país libre, donde por lo menos me traten mejor”, agregó.
Tras caminar 25 kilómetros en 10 horas, el grupo llegó a la garita migratoria de Huehuetán, la cual se encontraba custodiada por agentes de la Policía Federal. “¡Sí se pudo!, ¡sí se pudo!, ¡Viva México!, ¡Viva México!”, coreaba el contingente mientras cruzaban la grita migratoria ante la mirada de los agentes federales.
La caravana está custodiada por elementos de la Policía Federal, una ambulancia de Protección Civil de Chiapas y también es acompañada por dos visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).