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Los nuevos crucificados

Acompañado de miles de fieles en el Coliseo Romano, el Papa Francisco encabezó los servicios del Viernes Santo dedicados al sufrimiento de los migrantes y a las víctimas de la trata de personas / Criticó a los líderes con “corazones blindados” que explotan su difícil situación para obtener beneficios políticos

ROMA, Italia, 19 de abril (AFP/REUTERS).- El Papa Francisco encabezó los servicios del Viernes Santo dedicados a las víctimas de la trata de personas y el sufrimiento de los migrantes, criticando a los líderes con “corazones blindados” que explotan su difícil situación para obtener beneficios políticos.

El Santo Padre, en su séptima Semana Santa como líder de la Iglesia Católica Apostólica Romana, presidió un servicio tradicional del Vía Crucis en el Coliseo Romano, al que asistieron miles de personas con velas.

Las meditaciones leídas por los oradores durante las 14 “Estaciones de la Cruz”, que conmemoran las últimas horas de la vida de Jesús, fueron escritas por la hermana Eugenia Bonetti, una monja italiana de 80 años que ha ganado múltiples premios por su trabajo con mujeres y niños víctimas del tráfico.

Francisco asistió al Vía Crucis acompañado por el texto militante de la religiosa, dedicado a las esclavas modernas, incluidas las prostitutas, en las carreteras de Italia.

El Vía Crucis revive en la tradición cristiana del Calvario de Jesús, desde su condena a muerte a su crucifixión, su muerte y sepultura.

Este año el Papa eligió para las “meditaciones” del Viernes Santo a la religiosa Eugenia Bonetti, la italiana que durante mucho tiempo misionó en Africa y que desde hace 20 años se dedica en Italia a asistir a las víctimas de la esclavitud.

Bonetti puso en adelante a los “nuevos crucificados de la historia”. En primer lugar las esclavas sexuales “utilizadas” pero “condenadas por una sociedad que rechaza ver este tipo de explotación”.

Su texto crudo y directo fue leído mientras se cargaba una larga cruz gris en el fondo del Coliseo de Roma, luego en el exterior de este lugar emblemático de las persecuciones contra los cristianos durante el imperio romano.

La religiosa enumeró los destinos de jóvenes mujeres, como el de una “menor, encontrada una noche en Roma, que hombres a bordo de coches lujosos, explotaban por turno. Y sin embargo, podría tener la edad de sus hijas”. O el de tres africanas “mutiladas” por adolescentes con objetos incendiarios.

Bonetti llamó a “comprometerse” contra “los horribles centros de alojamiento de migrantes en Libia” y criticó a Italia evocando “los buques a los que se rechaza un puerto seguro, las largas negociaciones burocráticas sobre los destinos finales”.

Alrededor del anfiteatro había unos 20,000 fieles que siguieron en silencio la ceremonia nocturna.

El Papa presidió la ceremonia.

En una corta oración final, Francisco pidió que se vieran “todas las cruces del mundo”, las de las personas con hambre o abandonadas, pero también la “de los migrantes que encuentran las puertas cerradas por el miedo y los corazones blindados por los cálculos políticos”, la de los “pequeños, heridos en su inocencia”.

También aludió a una sociedad en plena secularización, con religiosos que se sienten “rechazados, ofendidos, humillados”, y creyentes “marginados y rechazados incluso por sus allegados”.

Así, al final del servicio, el Sumo Pontífice leyó una oración en la que habló de los pobres, los hambrientos, los ancianos, los niños maltratados y el medioambiente.

En la oración, se refirió a “la cruz de los migrantes que encuentran las puertas cerradas por el miedo y los corazones que están blindados por el cálculo político”.

El Papa Francisco ha hecho de la defensa de los migrantes un pilar de su Pontificado y se ha enfrentado a políticos como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, líder del partido antiinmigración Liga y quien ha cerrado los puertos de Italia a barcos de rescate operados por organizaciones benéficas

Cada año, el Santo Padre confía la escritura de las meditaciones a una persona o grupo diferente. Los textos de Bonetti están entre los más gráficos y emotivos que se hayan leído en el servicio.

El Papa Francisco escuchó atentamente a los tres oradores que leyeron las meditaciones de Bonetti sobre inmigrantes que han sido quemados, que han muerto en el desierto o se han ahogado en el mar y han terminado en ataúdes sin nombre.

Una de las meditaciones de Bonetti decía:

“Pensemos en los niños de diversas partes del mundo que no pueden ir a la escuela y que, en cambio, son explotados en las minas, en los campos, en la pesca; vendidos y comprados por traficantes de carne humana, para trasplantes de órganos; abusados y explotados en nuestras calles por muchos, incluidos los cristianos”.

Ella escribió que “hombres en automóviles lujosos hacían fila para aprovecharse” de una joven que fue obligada a prostituirse poco después de su llegada a Italia, donde muchos inmigrantes africanos llegan con la esperanza de tener un nuevo comienzo y son capturados por traficantes y proxenetas.

“Hombres, mujeres y niños son comprados y vendidos como esclavos por los nuevos mercaderes de seres humanos”, escribió. “¿Cuántos se hacen ricos devorando la carne y la sangre de los pobres?”, agregó.

El Papa Francisco, de 82 años y quien lidera a los 1,300 millones de católicos romanos del mundo, encabezará el servicio de la vigilia de Sábado Santo por la noche y el Domingo de Resurrección leerá el mensaje tradicional Urbi et Orbi (A la ciudad y al mundo).

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