Jorge Canto Alcocer
Cuando Rosario Robles se convirtió, hace justo 19 años, en la primera mujer en ocupar la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, seguramente estaba muy lejos de imaginar que sería, en las semanas antecedentes del primer gobierno de izquierda en el país, señalada como la política más corrupta dentro del gabinete del último gobierno priísta. Pero ese mérito lo obtuvo a pulso, a través de su sucia y opaca gestión al frente de las Secretarías de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, de cuyo manejo han salido acusaciones de desviación de varios miles de millones de pesos, en varios episodios que han sido conocidos al menos desde 2015, aunque el más reciente fue hecho público apenas hace unos pocos días.
¿Cómo llegó doña Rosario a esta situación? ¿Cómo pasó de ser una de las principales líderes de la izquierda mexicana a uno de los peores lastres del último gobierno de derecha? Recordemos que el primer gran escándalo de Robles, en 2004, estuvo vinculado a los videos producidos por el empresario argentino Carlos Ahumada y que golpearon la figura de Andrés Manuel al involucrar en supuestos ilícitos a varios de sus colaboradores más cercanos. Robles participó en aquel complot –ella siempre ha alegado que de manera inconsciente- al arreglar los encuentros entre Ahumada y los cercanos al tabasqueño, aprovechando su carácter de presidenta nacional del PRD. Para doña Rosario, el hecho terminó, sin castigo, cuando renunció a la presidencia del partido, e incluso al partido.
Entonces empezó su carrera como politóloga y editorialista en diversos medios, convirtiéndose en su muletilla atacar a los partidos de izquierda, pero especialmente a Andrés Manuel, a quien siempre manifestó un gran encono. ¿Acaso ese encono la hizo participar en la “guerra sucia” contra AMLO desde que era presidenta de su partido? ¿O acaso al develarse su ingenuidad en aquella coyuntura le nació una inquina contra el líder popular? Lo cierto es que tras renunciar al PRD, Rosario asumió un discurso de derecha, completamente alejado de los valores sociales y el progreso.
Así, pasada la campaña electoral de 2006, Robles fue acercándose cada vez más al PRI, por lo que no fue sorpresa cuando, en abril de 2012, anunció su apoyo a la candidatura de Enrique Peña Nieto. Peña le pagó con creces, al ponerla a cargo de la SEDESOL, una de las secretarías más importantes del país, desde el inicio de su sexenio. Pero ahí le volvieron a estallar escándalos, ahora por malversación de fondos y uso faccioso de los apoyos públicos, por lo que en 2015 fue removida a la mucho menos visible SEDATU. Cambió de ministerio, pero no de mañas, pues a poco de su llegada comenzaron también los escándalos en esta dependencia federal, por las mismas razones que en SEDESOL.
Funcionaria pública nefasta, corrupta, opaca, ha sido rechazada incluso por los priístas dado el descrédito que le trajo a la administración peñista. Y ahora que esta gestión llega a su fin, le estalla un nuevo escándalo, bastante documentado, del que muy probablemente no podrá escapar, como hizo en el pasado. Se dice en los corrillos que fueron los propios funcionarios federales actuales los que delataron estas últimas tranzas, que involucran dinero en efectivo y a varias dependencias locales de diversos Estados, y que Peña no ejerció para ello el salvador veto presidencial.
Todo parece indicar que quien fue primera Jefa de Gobierno de la Ciudad de México también será la primera ministra peñista en pisar bote. La traición derivó en corrupción, y ésta a su vez la pone en la antesala de la prisión, acaso por traiciones de sus compañeros de gabinete. Lamentable destino de quien estuvo en su momento ante una dramática bifurcación, y, ante ella, escogió el camino de la traición al pueblo y el robo al erario.