Jesús Peraza MenéndezAmarres estructurales de derecha
AMLO, lo único que ha hecho hasta ahora es mantener la línea de oponer la democracia juarista-liberal-capitalista contra la corrupción para hacer un “buen gobierno”, todo lo que quepa en esta noción general, nada más allá. No es de izquierda, es priísta de antaño. Rompió con el neoliberalismo de Carlos Salinas y se alió con una parte de la izquierda estalinista y nacionalista. En el espectro electoral está a la izquierda del neoliberalismo extremo fundamentalista como se asumen Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. Descubrió que este modelo basa la acumulación de riqueza en la corrupción, no sólo en el cálculo matemático de la ingeniería-administrativa pública su fórmula es: saqueo, desfalco, abuso en el cobro de impuestos en general y en combustibles y energía en particular. En la acción extrajudicial para enfrentar resistencia y opositores, defensores de derechos humanos, periodistas, resistencias a los mega-proyectos de los billonarios con recursos públicos.
AMLO habla de perdón con conciencia de cristiano-capitalista-liberal, lo reconoce, no tiene otro alimento ni teórico político ni espiritual que esta vaga noción reconciliadora. En 18 años de campaña murió su esposa que era realmente su compañera sin simulaciones perversas, no es una actriz rentada para encubrir su homosexualidad o una madre para un “chiquillo” huérfano de la Coca Cola. AMLO sufrió un infarto o algo cercano cuando privatizaron el petróleo, la lucha, la vida, le dio duro.
Siguió, se enamoró de Beatriz Gutiérrez Müller, periodista, escritora, investigadora con doctorado. Ella cambió el semblante adusto, apareció la espontánea sonrisa de quien ha modificado códigos íntimos. Era no el acosado sino el irónico crítico que sabiamente le marcó el fin a sus enemigos neoliberales prinopanista-perredistas con la mafia del poder, Carlos Salinas con otros 30 empresarios beneficiarios de las reformas estructurales, el despojo de los bienes nacionales y las rentas.
Lo entrañaron las masas, amplió su relación con intelectuales. Ambos, masas e intelectuales a la deriva, necesitaban tanto la esperanza. Se volvió mítico en el elegido para acabar con esta mierda de gobierno corrupto que ha dejado a millones en la crisis inhumana, unos porque viven debajo de lo indispensable y, otros, muy pocos, porque concentran todo: propiedad, poder político y riqueza. Parte de la derecha empresarial prinopanista, personajes que cada vez, en los tiempos electorales, podían negociar su condición en la estructura de poder. Esta vez no tenían interlocutor, nadie los llamaba, son innecesarios en el esquema de propiedad monopólica absoluta, con el Estado subordinado a los intereses de la elite del poder bajo el sustento legal de la reformas estructurales que autoriza la represión para mantener la concentración de territorio, infraestructura, comunicaciones, transporte, medios electrónicos, bancos, educación, servicios de salud, para imponer la Renta Unica Universal. Quedaron a la deriva, AMLO cobijó a todos, los colocó en puestos por dedazo en su nave para la transición conservadora, representan “negocios con prosperidad social” eso prometen, nada sabemos. Es tan evidente que la queja de más de uno de los críticos abajo y a la izquierda es con calificativos a AMLO: “no es anticapitalista”, no es de “izquierda”, es “un fenómeno electoral”, “es la nueva estrategia de continuidad”, y claro, eso es porque la derecha-neoliberal repudiada está perfectamente organizada, en lo económico son los dueños y en lo político tiene los aparatos electrónicos de información y las policías, Ejército, Marina e incluso empresas privadas de seguridad perfectamente armadas. Los liberales-protestantes-capitalistas de AMLO, empujan la alternancia automoderada dentro de la ley, pero la más elemental justicia cada vez que jalan un hilo se derrumba, simulaciones sostenidas por años para el saqueo que encubre la corrupción, la que exige cambios reales con un flanco de izquierda no electoral –solamente–, que apresure su integración en un frente único anticapiatalista y ecosocialista de masas que luche en el campo de la democracia burgués en la transición abierta con los votos de millones, ahora en plena lucha de clases con el fin de un modo de gobernar autoritario-totalitario.