Por Francisco Javier Pizarro Chávez
Políticas de Drogas de la ONU
México es un país productor y de tránsito de drogas desde hace muchos años, ahora también con altos índices de consumo.
Por su cercanía geográfica y extensa línea fronteriza con EEUU, el país con más alto índice de consumo de drogas, es una ruta estratégica accesible no sólo para el traslado de los enervantes producidos en México, sino también en otros países de Centroamérica como Colombia.
Lo anterior ha creado un negocio sumamente rentable para los narcotraficantes de todo el continente y particularmente de los cárteles que controlan la zona Norte de México, y desde luego, creado un clima de criminalidad, violencia, corrupción e impunidad que han debilitado al Estado mexicano, que no pocos lo consideran un “Estado fallido”.
La política proteccionista impuesta por el ex presidente de EEUU, Ronald Reagan, ha sido sumamente perjudicial tanto como bien lo describe y documenta el Informe “Regulación: El control responsable de las Drogas, de la Comisión Global de Políticas de Drogas de las Naciones Unidas. (ONU)”.
En el mundo, señala la ONU, 250 millones de personas consumen alguna droga. Pero no todos los países se han sometido a la política prohibicionista de Norteamérica. Portugal y Uruguay son ejemplos de ello.
La prohibición de las drogas en México ha dejado una estela de violencia, criminalización y represión no de los narcotraficantes, sino de los consumidores y productores obligados por las circunstancias, cuando debería abordarse como un problema de salud pública, como lo intentó en 1940 el presidente Lázaro Cárdenas del Río.
El 5 de enero de ese año, el presidente Cárdenas promulgó el Reglamento Federal de Toxicomanías, con lo cual:
*Se eliminaron castigos a quienes consumían drogas.
* Se permitió a médicos recetar narcóticos a adictos.
* Se crearon clínicas ambulantes para su atención.
* Se estableció que los adictos fueran tratados como enfermos bajo tutela del Estado.
Cárdenas fue mas allá de la regulación que hoy propone la ONU. En febrero de 1940 se despenalizó la venta de marihuana, cocaína y heroína.
Con estas medidas los traficantes de esas drogas despenalizadas, perdieron hasta 8 mil pesos al día, pues los mil adictos que las consumían, que pagaban 50 pesos por gramo, adquirían el gramo a $3.20 pesos en los dispensarios establecidos por el Estado. (Fuente: BBC de Londres).
Para desgracia de México, la despenalización de las drogas, duró escasos 6 meses. El 7 de junio de 1940, ya en medio de la II Guerra Mundial, volvió a penalizarse las drogas, por presiones internacionales.
Desde entonces se ha vivido un calvario social sin comparación alguna, como bien lo señala la ONU que si bien no se atreve a despenalizar las drogas, está dando un paso importante con su regulación.
¿Y en qué consiste la regulación? Según la ONU en:
* Escrutinio de productos, venta y acceso.
Lo que se busca con ello, es en primer término “llevar un escrutinio de los productores y de la misma sustancia: los precios, la potencia, el empaquetado y la preparación del producto”, dice el informe, con lo cual los productores pueden recibir concesiones, ser monitoreados y entrenados. La idea es establecer orden en la comercialización, promoción, ubicación, presentación y horas de venta.
El acceso y la disponibilidad, dicen, “puede regularse en términos de control de edad, incluyendo opciones como licencias de compradores, de membresías para clubes y modelos de prescripción médica”.
* Reducción de daños al consumidor
Poner a los gobiernos y agencias regulatorias de vuelta en control de ese mercado para reducir significativamente los riesgos para los consumidores, en un ambiente criminal sin ningún control de calidad.
* Debilitar el crimen organizado
“Terminar con la prohibición –según la ONU– brinda la posibilidad de desviar a millones de potenciales productoras de drogas, jóvenes traficantes y comerciantes de un estilo de vida criminal peligroso y destructivo”.
* El mercado ilegal aumenta la corrupción y la violencia
La producción y el tráfico de drogas están despiadadamente por las ganancias…por una falta de restricciones, rendición de cuentas…y debilidad de las instituciones, lo que genera violencia y corrupción.
* Menos violencia y abusos contra derechos humanos
Según el informe en comento de la ONU, “las políticas prohibicionistas sólo sirven para desplazar la actividad ilegal, aumentar la criminalización y el encarcelamiento y “en particular cuando está militarizado, aumentar los niveles de violencia relacionada con las drogas y abusos contra los derechos humanos”.
No sé qué le parezca estos ejes de la regulación que propone la ONU. Desde mi punto de vista dejan mucho que desear.
Estoy de acuerdo que las políticas prohibicionistas no han funcionado, por el contrario ha agudizado al extremo la venta y consumo de drogas. Ha quedado claramente demostrado que prohibir, penalizar y criminalizar, no reduce los niveles de consumo que van cada vez al alza.
La regulación de las drogas puede funcionar en Europa, Estados Unidos o Canadá, pero dudo que en países como México o Colombia y otros de Centroamérica, donde priva la violencia contra comunidades pobres del campo y la ciudad, las ejecuciones sumarias, la desaparición de personas, las fosas clandestinas y otras muchas violaciones a los derechos humanos, sea lo más adecuado.
México, como advertimos al inicio de este artículo, es un país productor y de tránsito de toda clase de drogas al mercado más demandante, como lo es Estados Unidos.
Norteamérica, cierto es, ha regulado el consumo de algunas drogas como la marihuana ya sea por razones médicas o recreativas. Pero hasta ahí. No lo ha hecho con la cocaína y la heroína por obvias razones: esas drogas son importadas, no se producen en Estados Unidos.
El 94% de la heroína que consume Estados Unidos, lo produce México; y Colombia vuelve a convertirse en el Rey de la Cocaína, con 100 mil has. de plantíos.
La regularización de esas drogas tendría un impacto económico y social muy fuerte para ese país. No le conviene y por eso no lo acepta.
Le es sumamente rentable negociar con los cárteles de la droga, muchos de los cuales, la canjean por armas como ha quedado fehacientemente demostrado en la “operación rápido y furioso”.
Para solucionar este problema se tienen que tomar en cuenta distintos ángulos:
La ONU debe exigir a al gobierno de Estados Unidos atienda y abata el consumo de drogas de su población; a los gobiernos de los países productores que sigan la ruta del dinero que este mercado ilícito produce, del cual una parte significativa va a parar a funcionarios públicos, bancos y empresarios. Dicho de otra manera que pongan fin a la corrupción y la impunidad de las que se vale el negocio del crimen organizado. De no ser así, no puede haber regulación real alguna.
Lo que sí puede hacer México, por lo pronto, es despenalizar el consumo como lo hizo Lázaro Cárdenas, con una perspectiva de salud pública tutelada por el Estado Mexicano.
Veremos y diremos en qué acaba la “Regulación: el control responsable de las drogas” que propone la ONU.