Max Lesnik
Un artefacto llamado Boomerang inventado por los aborígenes australianos como arma de cacería tiene la particularidad que cuando es lanzado contra un objetivo regresa a su punto de partida lo que pudiera dar por resultado que de no tenerse mucha experiencia en el uso de tal instrumento, el Boomerang pudiera retornar al punto de salida y tomar como blanco al propio lanzador de tan peculiar arma de caza.
Digo esto a propósito de la política de agresión contra Cuba por parte de la administración Republicana del presidente Donald Trump, diseñada con fines electoreros con el propósito de complacer a la extrema derecha cubana de Miami de la cual el senador Marco Rubio es su cabeza más representativa.
Todas las medidas dictadas por la Casa Blanca contra Cuba afectan fundamentalmente al pueblo cubano en general y muy particularmente a los llamados “cuentapropistas”, es decir a los que pudiéramos identificar como “neo-capitalistas”, una incipiente “clase media” que por su naturaleza económica no está sólidamente comprometida ideológicamente con la Revolución Socialista cubana. Trump le pega duro a los que pudieran ser mejores aliados dentro de Cuba.
Es tal el desatino de la política del actual gobierno de Estados Unidos hacia Cuba que con la excepción de los grupúsculos “disidentes” que reciben paga del gobierno norteamericano por desarrollar sus actividades opositoras, el pueblo cubano por abrumadora mayoría, como víctima que es de tal política agresiva, la rechaza con indignado patriotismo.
Los cubanos llaman a eso “Apuntar para el Morro y hacer blanco en la Cabaña”. La actual política de “boomerang” establecida por Washington hacia Cuba más que un error, es una soberana estupidez. ¿Será acaso que el Diablo guía por el mal camino a los que quiere perder? Ahí se las dejo y los pongo a pensar.