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Opinión

El Socialismo en Estados Unidos

Víctor Flores Olea

El hecho es que sólo recientemente ha vuelto a surgir la pregunta de si es o no posible el socialismo en Estados Unidos. El propio Bill Gates, en una reciente entrevista para la CNBC, dio a entender que las ideas socialistas defendidas en el Congreso por el senador Bernie Sanders y por la representante de Nueva York, Alexandria Ocaso-Cortez, del Partido Demócrata, no le preocupaban realmente. Bill Gates, no obstante, se mostró abierto a discutir una mayor progresividad de los impuestos sobre ingresos, lo mismo que sobre los derechos sucesorios. Paradójicamente, estas discusiones se llevan a cabo cuando el Jefe del Ejecutivo es él mismo un billonario.

Precisemos que la apertura de Gates (o de Warren Buffett) se refiere más a un igualitarismo de carácter moral que a una transformación estructural del sistema, y se refieren por ejemplo a los costos extravagantes de las colegiaturas al nivel superior, así como del astronómico costo de los servicios de salud, de los médicos en general y de las medicinas.

Dicho en otras palabras, la perspectiva y el análisis sobre su propia sociedad no llevaron prácticamente nunca a los intelectuales de Estados Unidos a un análisis que tuviera que ver, aún remotamente, con los estudios historiográficos o sociales de los economistas, politólogos o filósofos europeos. Como todos sabemos, los intelectuales del viejo continente ponían en juego su muy amplia tradición histórica, de siglos y a veces de milenios, para imaginar las vías de desarrollo de la sociedad actual. En definitiva, este espíritu realmente universal los llevó por ejemplo, en el caso de Marx, Engels y Lenin, a considerar los movimientos sociales como un resultado de la lucha de clases, otras interpretaciones muy distintas, pero que siempre partían de un amplio horizonte de conocimientos, hicieron concluir a otros que los movimientos sociales se debían más a factores religiosos o espirituales que a la materialidad de los intereses económicos.

Al conocer bien la breve historia de Estados Unidos, no debiera sorprendernos demasiado que sus interpretaciones se alejaran de conceptos como el de “lucha de clases” y tuvieran más a la mano nociones como la de “bienestar social”. Los trabajadores estadounidenses llegaron apenas a ese territorio en la segunda mitad avanzada del siglo XIX. Werner Sombart, el bien conocido sociólogo alemán, nos dice por ejemplo que la breve historia del proletariado en Estados Unidos explica la ausencia casi completa de tradiciones socialistas en dicho proletariado, y por supuesto, también la muy limitada presencia de movimientos sociales que se reclamaran específicamente al socialismo. Sin duda, era limitada la experiencia de la “lucha de clases” y faltaban otras que permitieran un análisis de la dinámica histórica con base en categorías filosóficas. Había, sí, las interpretaciones con base en creencias o principios religiosos, que habían desarrollado durante siglos y tal vez milenios los creyentes en las diferentes Iglesias.

Pero no se crea que hay una carencia total de literatura sobre el tema. Después del Libro de Sombras se ha desarrollado, dentro de las categorías de la sociología y de la ciencia politica en Estados Unidos, una abundante bibliografía sobre el tema de la ideología o de los principios básicos que definirían a los movimientos sociales en ese país, y la prueba es que ahora, en los tiempos electorales, surgen con más fuerza que nunca las preguntas acerca de la naturaleza de los movimientos políticos en ese país.

Es verdad que la pregunta sobre el socialismo se renovó radicalmente en la elección pasada de 2016, precisamente por Bernie Sanders, que también estará presente en la competencia electoral de 2020, presumiblemente contra Donald Trump y tal vez, de nueva cuenta, contra Hilary Clinton, o algún otro candidato demócrata que represente a ese partido en la justa electoral.

El tema, de cualquier manera, estará ya presente en la discusión del electorado de Estados Unidos en la justa de 1921. Por supuesto no pensamos, ni remotamente que llegó ya el tiempo de un cambio tan profundo que en esta ocasión se impondrá una ideología y un sistema tan alejado para los estadounidenses como el “socialista”, pero sí pensamos que el concepto, o la idea será, en adelante, una que se discutirá ya cada vez más seriamente en la vida política estadounidense. Tal cosa es más probable en un país cuya ciudadanía ha conocido de primera mano lo que es vivir en un régimen gobernado por la extrema derecha, y por un personaje de la inestabilidad de su actual “Jefe” de las instituciones. En todo caso, opino que el próximo tiempo electoral en Estados Unidos servirá cuando menos para despertar discusiones serias en materia política, no sólo por los profesionales del campo sino en los medios intelectuales más amplios y, desde luego, en las publicaciones de todo tipo.

En vista de la riqueza formidable de los Estados Unidos en materia intelectual, en muchas de sus universidades y círculos de discusión, pensamos que será una oportunidad formidable para que el país entero piense a fondo en sus posibilidades organizativas, para que nos sorprenda con análisis nunca vistos en materia histórico-cultural y política. Esperamos, firmemente, que esta esperanza no se frustre por la acción de los muchos fascistas que hay todavía emboscados en ese país, y que la acción de los liberales y de los hombres de pensamiento realmente libre terminarán por imponerse en esa gran nación.

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