Alvaro Cepeda NeriConjeturas
I.- No bien lo habían designado Comisionado del Instituto Nacional de Migración, cuando Francisco Garduño –calificado por AMLO como un “hombre bueno”– cuando la hizo de bocón para insultar a los uniformados en su calidad de policías federales, únicamente porque algunos de ellos, con justa razón, reclamaron que debían tener mejores condiciones para laborar sus dobles y hasta triples turnos en condiciones, no de animales, sino de trabajadores en una actividad que han de hacer con las puntas de los dedos, a fin de respetar al máximo los derechos humanos de los miles de centroamericanos, haitianos y hasta cubanos y africanos, atraídos por ir allende nuestra frontera Norte con destino estadounidense. Los uniformados no han de tener derechos humanos, donde el encargado de migración los haya insultado. Y ante éste el mismo López Obrador, públicamente, le pidió que ofreciera disculpas. Lo hizo: “Reitero... ofrezco una disculpa por haber hecho una declaración desafortunada a la policía federal, así como mi compromiso porque trabajen en condiciones dignas para atender la migración”.
II.- Cuando menos debió habérsele cesado. Sin darle la segunda oportunidad para cobrar sus 140 mil pesos (sin descuentos), por transitar de Gobernación a Migración. Pero López Obrador impuso su “perdón y olvido”. Solamente que Garduño piensa tal y como lo expresó en vivo y directo. Es un funcionario de los de antes: prepotente, esclavista y cobarde, ya que no les dijo de frente a los uniformados sus ofensivas palabras. Y es que los soldados y todos los demás guardianes, más ahora con sus nuevas responsabilidades (habrán de transportar los libros de texto gratuitos... si algún día son impresos), al menos merecen el respeto de los demás funcionarios lópezobradoristas. Llamarlos “fifís” –el adjetivo despreciativo puesto en circulación por el Presidente de la República– le pareció al tal Garduño un insulto aprobado y permitido para humillar ya no a periódicos y periodistas, sino a los mismos policías que son los que ejecutan las órdenes migratorias.
III.- Un caso parecido fue el que tuvo lugar en el Instituto de la Juventud, donde su director ordenó rendirle un homenaje al tal Goebbles, quien fue el jefe de propaganda de Hitler. Por lo que la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México ordenó de inmediato su destitución y cese. Lo mismo debió pasar con el tal Garduño, pues la hizo de Goebbles al agraviar a los uniformados, si no con el saludo nazi, sí faltándoles al mínimo respeto que merecen los que se ocupan de, en el caso, los migrantes que son reportados al instituto que dirige Garduño. En todo caso el “fifí” es Garduño que ganará el triple de lo que ganan los policías; con la diferencia de que éstos exponen su vida al cumplir las órdenes de este personaje. Esto nos demuestra que no mide López Obrador con la misma vara y eso lo registra puntualmente la opinión pública, porque son conductas que merecen sanciones administrativas y no solamente pedirle que ofrezca sus disculpas a los agraviados.
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